Cuando todos queríamos tener una casa americana

Cuando todos queríamos tener una casa americana

El diseño residencial moderno, popularizado entre nosotros por el cine, la televisión y la fotografía, debe parte de su éxito au na entusiasta revista californiana de posguerra, ‘Arts & Architecture’El diseño residencial moderno, popularizado entre nosotros por el cine, la televisión y la fotografía, debe parte de su éxito au na entusiasta revista californiana de posguerra, ‘Arts & Architecture’

Publicado el miércoles, 9 de julio del 2014 en LA VANGUARDIA – culturas

ERNEST FARRÉS JUNYENT | Es lo que tienen, las asociaciones de ideas, que una cosa te lleva a otra completamente distinta. Me sucedió al leer en La Vanguardia una entrevista al Gran Wyoming en la que decía: “Soy de la segunda mitad del siglo XX, el más moderno que ha existido: el siglo XXI es todo decadencia desde el principio”. De repente, mi mente saltó a la Norteamérica del pasado siglo (el “centro” de nuestro mundo) y cayó sobre estas otras significativas palabras de David Travers, director de la revista mensual Arts & Architecture entre 1962 y 1967: “Resulta difícil, casi imposible, comprender una época que no es la tuya, sentir la excitación de las décadas de 1940, 1950 y 1960 si no formaste parte de ellas. Durante la Segunda Guerra Mundial y el periodo de posguerra se dio en Estados Unidos una enérgica mezcla de cultura y política, y A & A Se situó a la vanguardia de la arquitectura, las artes, la música… incluso en cuestiones más importantes como la segregación en la vivienda y la educación y otras manifestaciones de sesgo racial antes de que se bautizaran como derechos civiles. La revista veía la vida con optimismo; sentía que tenía una misión”.

Son palabras actuales expresadas por David Travers con motivo de la publicación del libro Arts & Architecture 1945-1949 En la editorial Taschen, y por tanto parten de una mirada retrospectiva hasta cierto punto teñida de nostalgia. Así es, en la segunda mitad del siglo XX, en algunas partes del mundo (no aquí), floreció un clima de optimismo generalizado como brotan los laureles por Semana Santa. Todo parecía posible, los proyectos tenían un sentido, un objetivo (una “misión”, señala Travers), y una simple revista de arquitectura era capaz de revolucionar desde el sur de California el diseño residencial de medio mundo.

“La seriedad moral del editor John Entenza , matizada por su humor irónico, impregnó la revista”, añade Travers (John Entenza fue el director en la época de despegue de la publicación). ¿Quién es el listo que hoy, en este siglo XXI decadente (como decía el Wyoming) Y cínico, hablaría de “seriedad moral”? Pues ellos lo hacen. Arts & Architecture, que sin estar planteada como una empresa lucrativa fue capaz de salir a la calle durante más de veinte años, aspiraba por el contrario a ser pionera, vanguardista, a liderar un cambio, y emprendio un programa de patrocinio de proyectos de arquitectura residencial moderna, eficiente y con precios ajustados que, conocido con el nombre de Case Study House (CSH),contribuyó a la reinvención y difusión de las nuevas ideas en vivienda unifamiliar que perduran hasta nuestros días.

Por medio de esta revista, y del cine, y de la televisión, hemos envidiado las modernas casas de los americanos, con su Cadillac y su familia feliz en su interior. Casas como la de la espectacular fotografía de Julius Shulman que ilustra este reportaje (la foto es de la casa Stahl situada en Los Ángeles,la CSH n.º22, obra del arquitecto Pierre Koenig). Esta tipología de viviendas asequibles con conciencia social (sí, porque la casa Stahl no es una megamansión de tropecientos millones de dólares sino un bungalow con planta en forma del que se construyó sólo con cristal y elementos de acero disponibles en el mercado), de inspiración racionalista y geométrica (con líneas rectas y techos planos) y de sensibilidad y proporciones civilizadas y nada ostentosas, ya lo encontramos materializado antes de la Segunda Guerra Mundial. Como ejemplo, basta recordar que la casa de Rudolph Schindler en West Hollywood… ¡es de 1922! (Convertida en casa-museo, pasear ahora, casi un siglo después, por sus jardines e interiores, impresiona porque parece construida ayer mismo). Pero los años de posguerra, abiertos a la esperanza y la reactivación económica, fueron claves. La valentía de los arquitectos de aquella época y la apertura mental de una sociedad que experimentaba un rápido aumento de la demanda de vivienda encontró en la revista Arts & Architecture la plataforma perfecta, dado que John Entenza ofreció sus páginas para que los arquitectos diseñaran casas experimentales y las publicitaran, ya sí confluyeran los intereses de los creadores, los constructores, los fabricantes y la opinión pública (a saber, los clientes potenciales) y el mayor número de proyectos pudieran llevarse acabo.

El objetivo, pues, de esta revista de cubiertas dadaístas y surrealistas y de su programa CSH era el descubrimiento y el impulso de arquitectos jóvenes y con ideas modernas mediante la publicación de sus trabajos. Entre 1945 y 1966 presentó 36 proyectos caracterizados por la sencillez constructiva, las soluciones reproducibles, los materiales de bajo coste y el espíritu innovador, que se edificaron (no todas, algunas nunca encontraron cliente) mayoritariamente en Los Ángeles, pero también en otras zonas como Phoenix. Había numerosos arquitectos de gran talento ejerciendo en la Costa Oeste, pero aquellos que eran invitados personalmente por Arts & Architecture a participar en su programa obtuvieron más reconocimiento nacional e internacional. Sirva de ejemplo la CSH n.º11, diseñada por Julius Ralph Davidson, que gracias a la campaña publicitaria de la revista fue visitada por 55.000 personas. La importancia del programa CSH va más allá de la consolidación, modeladoy concreción de un lenguaje arquitectónico ante el que hoy todos asentimos (casas unifamiliares con amplios y versátiles espacios interiores y grandes aberturas, máximo aprovechamiento del espacio, apuesta por materiales más audaces, integración en el paisaje tanto si es natural como urbano, etcétera), pues también penetra en un terreno afortunadamente más intangible: el de la creación de casas con voluntad de adoptar una corporeidad aun tiempo práctica y sensual (palabra, aquí, nada inocente), de establecer el vínculo entre la funcionalidad y el arte, de sacudir nuestro espíritu, de forjar un estilo de vida. La editorial alemana Taschen siempre ha mostrado interés por las CSH y la arquitectura del sur de California, al fin y alcabo el editor Benedikt Taschen es propietario de una de las casas más célebres de las colinas de Hollywood, construida en 1960 Por John Lautner (en Los Ángeles no sólo los actores de cine se convierten en celebridades, también lo pueden llegara ser las casas y los arquitectos estrella que las firman). Taschen ya publicó en el 2008 Una versión facsímil completa de la revista Arts & Architecture en una edición limitada (al precio de 500 euros – nunca es baladí hablar del precio de las cosas–). El libro Arts & Architecture 1945-1949 de reciente aparición (a 49,99 euros) recopila las cubiertas y una selección de los contenidos de los primeros cinco años de esta legendaria publicación. Ahora bien, quienes deseen ahondar más tienen a su disposición otros libros sobre el tema publicados anteriormente por esta editorial como las distintas ediciones (en variados idiomas y precios) de Case Study Houses 1945-1966 de Elizabeth A.T. Smith, así como monografías de arquitectos como Richard Neutra, Eero Saarinen o Charles & Ray Eames, todos ellos involucrados en el programa de una revista que marcó una época.

Tiempo atrás, ¿quién no quería tener una casa americana? ¿Diseñada por un arquitecto brillante? ¿Espaciosa ya buen precio? ¿Respetuosa con el territorio? Hoy nos conformamos con tener un piso que no sea una chapuza mientras agradecemos a la deidad que se tercie por haber frenado (por lo menos de momento) el reciente boom de la construcción (perverso eufemismo) y la irreversible devastación que conllevó. Más o menos, de lo que hablaba el Wyoming.

 

Foto portada: La Vanguardia

Publicado el miércoles, 9 de julio del 2014 en LA VANGUARDIA – culturas

ERNEST FARRÉS JUNYENT | Es lo que tienen, las asociaciones de ideas, que una cosa te lleva a otra completamente distinta. Me sucedió al leer en La Vanguardia una entrevista al Gran Wyoming en la que decía: “Soy de la segunda mitad del siglo XX, el más moderno que ha existido: el siglo XXI es todo decadencia desde el principio”. De repente, mi mente saltó a la Norteamérica del pasado siglo (el “centro” de nuestro mundo) y cayó sobre estas otras significativas palabras de David Travers, director de la revista mensual Arts & Architecture entre 1962 y 1967: “Resulta difícil, casi imposible, comprender una época que no es la tuya, sentir la excitación de las décadas de 1940, 1950 y 1960 si no formaste parte de ellas. Durante la Segunda Guerra Mundial y el periodo de posguerra se dio en Estados Unidos una enérgica mezcla de cultura y política, y A & A Se situó a la vanguardia de la arquitectura, las artes, la música… incluso en cuestiones más importantes como la segregación en la vivienda y la educación y otras manifestaciones de sesgo racial antes de que se bautizaran como derechos civiles. La revista veía la vida con optimismo; sentía que tenía una misión”.

Son palabras actuales expresadas por David Travers con motivo de la publicación del libro Arts & Architecture 1945-1949 En la editorial Taschen, y por tanto parten de una mirada retrospectiva hasta cierto punto teñida de nostalgia. Así es, en la segunda mitad del siglo XX, en algunas partes del mundo (no aquí), floreció un clima de optimismo generalizado como brotan los laureles por Semana Santa. Todo parecía posible, los proyectos tenían un sentido, un objetivo (una “misión”, señala Travers), y una simple revista de arquitectura era capaz de revolucionar desde el sur de California el diseño residencial de medio mundo.

“La seriedad moral del editor John Entenza , matizada por su humor irónico, impregnó la revista”, añade Travers (John Entenza fue el director en la época de despegue de la publicación). ¿Quién es el listo que hoy, en este siglo XXI decadente (como decía el Wyoming) Y cínico, hablaría de “seriedad moral”? Pues ellos lo hacen. Arts & Architecture, que sin estar planteada como una empresa lucrativa fue capaz de salir a la calle durante más de veinte años, aspiraba por el contrario a ser pionera, vanguardista, a liderar un cambio, y emprendio un programa de patrocinio de proyectos de arquitectura residencial moderna, eficiente y con precios ajustados que, conocido con el nombre de Case Study House (CSH),contribuyó a la reinvención y difusión de las nuevas ideas en vivienda unifamiliar que perduran hasta nuestros días.

Por medio de esta revista, y del cine, y de la televisión, hemos envidiado las modernas casas de los americanos, con su Cadillac y su familia feliz en su interior. Casas como la de la espectacular fotografía de Julius Shulman que ilustra este reportaje (la foto es de la casa Stahl situada en Los Ángeles,la CSH n.º22, obra del arquitecto Pierre Koenig). Esta tipología de viviendas asequibles con conciencia social (sí, porque la casa Stahl no es una megamansión de tropecientos millones de dólares sino un bungalow con planta en forma del que se construyó sólo con cristal y elementos de acero disponibles en el mercado), de inspiración racionalista y geométrica (con líneas rectas y techos planos) y de sensibilidad y proporciones civilizadas y nada ostentosas, ya lo encontramos materializado antes de la Segunda Guerra Mundial. Como ejemplo, basta recordar que la casa de Rudolph Schindler en West Hollywood… ¡es de 1922! (Convertida en casa-museo, pasear ahora, casi un siglo después, por sus jardines e interiores, impresiona porque parece construida ayer mismo). Pero los años de posguerra, abiertos a la esperanza y la reactivación económica, fueron claves. La valentía de los arquitectos de aquella época y la apertura mental de una sociedad que experimentaba un rápido aumento de la demanda de vivienda encontró en la revista Arts & Architecture la plataforma perfecta, dado que John Entenza ofreció sus páginas para que los arquitectos diseñaran casas experimentales y las publicitaran, ya sí confluyeran los intereses de los creadores, los constructores, los fabricantes y la opinión pública (a saber, los clientes potenciales) y el mayor número de proyectos pudieran llevarse acabo.

El objetivo, pues, de esta revista de cubiertas dadaístas y surrealistas y de su programa CSH era el descubrimiento y el impulso de arquitectos jóvenes y con ideas modernas mediante la publicación de sus trabajos. Entre 1945 y 1966 presentó 36 proyectos caracterizados por la sencillez constructiva, las soluciones reproducibles, los materiales de bajo coste y el espíritu innovador, que se edificaron (no todas, algunas nunca encontraron cliente) mayoritariamente en Los Ángeles, pero también en otras zonas como Phoenix. Había numerosos arquitectos de gran talento ejerciendo en la Costa Oeste, pero aquellos que eran invitados personalmente por Arts & Architecture a participar en su programa obtuvieron más reconocimiento nacional e internacional. Sirva de ejemplo la CSH n.º11, diseñada por Julius Ralph Davidson, que gracias a la campaña publicitaria de la revista fue visitada por 55.000 personas. La importancia del programa CSH va más allá de la consolidación, modeladoy concreción de un lenguaje arquitectónico ante el que hoy todos asentimos (casas unifamiliares con amplios y versátiles espacios interiores y grandes aberturas, máximo aprovechamiento del espacio, apuesta por materiales más audaces, integración en el paisaje tanto si es natural como urbano, etcétera), pues también penetra en un terreno afortunadamente más intangible: el de la creación de casas con voluntad de adoptar una corporeidad aun tiempo práctica y sensual (palabra, aquí, nada inocente), de establecer el vínculo entre la funcionalidad y el arte, de sacudir nuestro espíritu, de forjar un estilo de vida. La editorial alemana Taschen siempre ha mostrado interés por las CSH y la arquitectura del sur de California, al fin y alcabo el editor Benedikt Taschen es propietario de una de las casas más célebres de las colinas de Hollywood, construida en 1960 Por John Lautner (en Los Ángeles no sólo los actores de cine se convierten en celebridades, también lo pueden llegara ser las casas y los arquitectos estrella que las firman). Taschen ya publicó en el 2008 Una versión facsímil completa de la revista Arts & Architecture en una edición limitada (al precio de 500 euros – nunca es baladí hablar del precio de las cosas–). El libro Arts & Architecture 1945-1949 de reciente aparición (a 49,99 euros) recopila las cubiertas y una selección de los contenidos de los primeros cinco años de esta legendaria publicación. Ahora bien, quienes deseen ahondar más tienen a su disposición otros libros sobre el tema publicados anteriormente por esta editorial como las distintas ediciones (en variados idiomas y precios) de Case Study Houses 1945-1966 de Elizabeth A.T. Smith, así como monografías de arquitectos como Richard Neutra, Eero Saarinen o Charles & Ray Eames, todos ellos involucrados en el programa de una revista que marcó una época.

Tiempo atrás, ¿quién no quería tener una casa americana? ¿Diseñada por un arquitecto brillante? ¿Espaciosa ya buen precio? ¿Respetuosa con el territorio? Hoy nos conformamos con tener un piso que no sea una chapuza mientras agradecemos a la deidad que se tercie por haber frenado (por lo menos de momento) el reciente boom de la construcción (perverso eufemismo) y la irreversible devastación que conllevó. Más o menos, de lo que hablaba el Wyoming.

 

Foto portada: La Vanguardia