El Clínic y la sociedad civil | Xavier Monteys

El Clínic y la sociedad civil | Xavier Monteys

Un hospital, más que ningún otro edificio, precisa de claridad organizativa. No debe expresar nada, ni simbolizar ningún concepto arquitectónico

Publicado en El País el 8 de marzo de 2021

Hace un tiempo —el pasado julio— expresé en las páginas de este periódico mi opinión sobre la ampliación del Clínic. En los meses transcurridos se han movilizado distintas asociaciones, la mayor parte de ellas movidas para tratar de salvaguardar el patrimonio de la Escola Industrial, el recinto al que en un principio se había pensado trasladar el hospital. En estos debates han intervenido activamente las asociaciones de vecinos y en muchos casos, diferentes asociaciones de arquitectos ligadas al CoAC, como la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico, esta con una larga trayectoria de compromiso con el patrimonio de la ciudad, y hace muy poco, la Decana seguía expresándose algo ambiguamente sobre este interesante asunto. También han aparecido diferentes propuestas más o menos asesoradas desde el punto de vista urbanístico, barajándose se han barajado diferentes emplazamientos en Montjuïc —en el recinto de la Fira—, e incluso pareció que el nuevo Clínic se alejaba cada vez más de la ciudad, llevándolo hacia Bellvitge. Desde estas asociaciones también se ha opinado sobre la posibilidad de trocear el hospital y ubicar sus partes en distintos emplazamientos.

Creo que en todo este tiempo se ha evitado escrupulosamente mencionar públicamente la posibilidad de trasladar el Clínic a La Modelo, que era la opción que apunté entonces. Ahora prefiero saltarme algunos pasos y plantear la cuestión directamente. Esta es la siguiente: la opción de trasladar el Clínic a la Escola Industrial, dada la cercanía entre ambos, choca con dos obstáculos innegables: el primero es la oposición de raíz patrimonial que se ha activado al considerarse que el conjunto arquitectónico de la Escola Industrial estaba amenazado al tratar de edificar allí el nuevo hospital. Pero el otro obstáculo, a mi modo de ver mucho más importante, es que ese emplazamiento no reúne las condiciones para instalar una máquina de curar como la que se plantea, obligándole a hacer verdaderos juegos malabares para colocarse adecuadamente entre los edificios de la Escola Industrial, sin estropearlos. Así pues, porque no olvidar la Escola Industrial, cuyo valor ahora suscita tantos reconocimientos, y plantear sosegadamente la opción de que el Clínic vaya al solar de La Modelo.

Partimos de una entidad definida, el Clínic, con un programa diversificado y complejo que incluye el ser un hospital universitario. Sin embargo, esto no ocurre con la suma de espacios y usos que quieren alojarse en La Modelo, se ha hablado de 150 viviendas y hasta 7 equipamientos distintos, que ya han nacido diversos dada su variada procedencia participativa. La verdad es que, por más que se trate de viejas reivindicaciones, la suma de todos esos espacios y usos tenga mayor peso, frente a la posibilidad de que Barcelona construya un hospital nuevo y lo más eficaz posible. Para ninguna de las actividades y espacios que quieren situarse en La Modelo, la eficacia es una cuestión esencial, literalmente “de vida o muerte”, por justa que sea su reclamación. Expresado de una manera más simple resulta más sencillo reservar el gran solar de La Modelo para algo de la unidad y tamaño del Clínic, que para un conjunto de entidades diferentes, mucho más sencillo de ubicar en distintos lugares. Dispersarlas y disolverlas en la ciudad en una razonable proximidad, es más adecuado para llegar a más personas y enraizar socialmente. Por otro lado, el proyecto arquitectónico ganador del concurso de la transformación de La Modelo es muy opinable desde el punto de vista patrimonial y arquitectónico, a lo sumo es una interpretación plástica y poética del edificio carcelario.

Los eslóganes como: “Queremos pasar de un espacio triste y doloroso, símbolo de represión, a un espacio abierto, lleno de vida y de gente”, nos llevan a pensar que la demagogia no es un buen cimiento para ningún edificio y no son contradictorios con emplazar allí el Nuevo Clínic. Algunos de los que estuvimos allí encerrados no necesitamos, y menos a este precio, ningún memorial democrático, la verdad. Ahora ya no creo que la cuestión estribe en si cabe o no en tal sitio, sino en si las diferentes asociaciones implicadas que vertebran nuestra sociedad civil, pueden considerar esta cuestión con inteligencia, generosidad y apertura de miras. ¿Qué va a construir Barcelona donde antes hubo una cárcel? Un hospital, más que ningún otro edificio, precisa de claridad organizativa, ha de ser como un teorema, su funcionamiento y la sincronización de sus espacios son esenciales, como un quirófano. Un hospital no debe expresar nada, ni simbolizar ningún concepto arquitectónico. Hoy proyectamos y construimos conscientes de lo que existe y de lo que la ciudad nos ofrece, tal vez con una única excepción. Un hospital precisa de una hoja en blanco.