Aigües de Barcelona ha estado presente en los momentos clave en los que Barcelona ha construido su propia urbe cosmopolita
Publicat a La Vanguardia el 31 d’octubre de 2019
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, así que no es de extrañar que en el calendario se haya remarcado el “Día Mundial de las Ciudades” que se celebra, justamente, hoy. Este año el lema de esta conmemoración –avalada por las Naciones Unidas- se centra en las innovaciones que favorecen una vida mejor pensando, sobre todo, en las generaciones futuras.
Unas ganas de cambiar el mundo que se materializan mediante las tendencias más transformadoras y rompedoras en temas urbanísticos. El reto es diseñar ciudades para vivir juntos, interactuar en todo momento y crear oportunidades, todo ello haciendo un uso sostenible de los recursos. ¡Ciudades ideales! La innovación es clave y necesaria para lograr este impacto duradero en las comunidades y garantizar, así, que nadie se quede atrás.
Pese a que suenen a objetivos solamente futuros, empresas como Aigües de Barcelona, ya hace más de 150 años que trabajan por y para los ciudadanos de Barcelona. Así, ambas han ido de la mano en grandes momentos históricos. Todas las ciudades cosmopolitas tienen un pasado. Y, si ya en esos momentos históricos los diseños se plasmaron de la manera más sostenible posible, están delante de la mejor de las bases donde sustentarse.
Una historia compartida con la ciudad
Poniéndonos nostálgicos, si echamos la vista atrás y nos remontamos al año 1859, reviviremos la construcción del barrio de l’Eixample y el Plan Cerdà. Un diseño que aún hoy sigue siendo reconocido a nivel mundial. Un vistazo desde el cielo muestra esta maravillosa, e icónica, distribución de este distrito barcelonés.
Aigües de Barcelona aportó los recursos hídricos necesarios para desarrollar el Plan Cerdà a partir de 1867
A partir de 1867, Aigües de Barcelona aportó los recursos hídricos necesarios para desarrollar dicho proyecto y fomentar la creación de una nueva Barcelona, de esa gran población moderna que soñaban los arquitectos.
Era el momento de plena construcción de la urbe que ahora es una de las más visitadas por viajeros llegados de todos los puntos del planeta. Estaban aún por construirse edificios emblemáticos que destacan aún hoy en todas las guías turísticas del momento: la Pedrera, la Plaça Catalunya e, incluso la, aún en fase de obras, Sagrada Familia.
A cada uno de estos retos arquitectónicos, Aigües de Barcelona respondía con una solución aportando los medios técnicos más modernos. Cumplía así su máxima, vigente actualmente, de ofrecer el acceso al agua de la máxima calidad a todo el mundo y en todas las circunstancias.
Construyendo Barcelona juntos
Uno de los grandes hitos de esos primeros momentos que convirtieron la ciudad en emblemática y moderna llegó en el año 1888 con la gran Exposición Universal que abrió Barcelona al mundo. Fue un gran factor influyente en el crecimiento económico y social de la localidad. En esa ocasión, Aigües de Barcelona facilitó hacer realidad la Font Màgica de la Ciutadella.
En 1905, se construyó la Torre de les Aigües del Tibidado, el depósito más alto de la ciudad
Más tarde, en 1905, se construyó la Torre de les Aigües del Tibidado, el que era el depósito más alto de la ciudad. Ese año, también, se iniciaron las obras de la Central Cornellà, que a día de hoy todavía abastece a buena parte del área metropolitana.
De nuevo una exposición, la Internacional del año 1929, situó a Barcelona en el punto de mira más allá de sus fronteras. Para este evento, Aigües de Barcelona cedió más de un millón de metros cúbicos de agua para los juegos de agua y luz de la Font Mágica de Montjuïc.
Y seguimos avanzando en el tiempo y en ese diseño de capital rompedora que siempre ha unido a la empresa prestataria del agua y a la propia Barcelona. Otro claro ejemplo de esta relación tan fructífera y duradera se produjo en 1955, cuando se llevó a cabo la construcción de la potabilizadora de Sant Joan Despí, la primera de Catalunya y un gran referente en Europa.
Se trata, por lo tanto, de una relación estable y llena de éxitos. Y es que ni la epidemia de tifus del año 1914, ni las sequías de los años 40 y 50, o del más reciente 2008 impidieron que se mantuviera el suministro de agua en la ciudad. Más de 150 años trabajando codo con codo por un mismo proyecto: hacer de Barcelona una gran ciudad.