Vinçon cierra y sus 48 trabajadores perderán el empleo. La familia Amat, propietaria del histórico comercio de artículos de diseño,
anunció el pasado viernes su decisión definitiva
Publicado el 29 de mayo de 2015 en EL PAÍS
Aunque a Fernando Amat, alma de Vinçon, le gusta definirse como botiguer, es en realidad un auténtico gurú del diseño. Y Vinçon, su cuartel general, desde que junto con su hermano Juan lo heredasen de su padre en los años 70. Lo convirtieron en la meca del buen diseño en un país mojigato y casposo. Algunos piensan que Vinçon tan solo era un tienda, con “extenso surtido de todo tipo de objetos en general”, como les gustaba definirse, y su cierre les da igual, otro comercio menos. Otros sin embargo, fans incondicionales, están muy tristes y apenados, pues pierden un lugar mítico, un destino peculiar. Yo pienso que ha sido una aventura perfecta: justo un año antes de tener que celebrar el consabido 75 aniversario, han cerrado un ciclo con dignidad. Fernando y Sergi Amat, han tomado una decisión de seny, y han evitado la degradación. Creo que podemos felicitarles por haber aupado y catapultado un negocio basado en el diseño del sentido común, con una pizca de ironía. Pero también agradecerles la generosidad por haber regalado a la ciudad unos escaparates ingeniosos, y 350 exposiciones gratuitas en la Sala Vinçon, antiguo estudio de Ramón Casas, que durante muchos años ejerció de museo del sector, por donde desfilaron Luna, Arad, Castiglioni, Starck, Maurer, Mendini, Mariscal y un sinfín de creadores. Además chapeau por decidir no redirigir su oferta al monocultivo del turista y acabar vendiendo sombreros mejicanos, camisetas del Barça y panots de Gaudí. Que a eso iban abocados. Algunos preferimos quedarnos con la vivencia de haber disfrutado de una de las tiendas más singulares del mundo, sin parangón. Y si ellos ya no ven negocio con su peculiar estilo “vendo lo que me gustaría comprar”, mejor apaga y vámonos. Sin nostalgia ni reproches a nadie. Cuando cerraron la tienda de Madrid hace algunos años dijeron humildemente “algo hemos hecho mal”. Yo ahora les digo “gracias, habéis hecho muchas cosas muy bien”. Espero sin embargo que la marca Vinçon, un hito de la cultura creativa barcelonesa proyectada internacionalmente, siga viva.