Publicado en Metrópoli el 5 de marzo de 2024
El tranvía Blau está considerado como uno de los tranvías más antiguos de Europa. Un tranvía que, desde el año 1901, comunicaba la actual plaza Kennedy con el pie del funicular del Tibidabo. Originariamente era de color verde, pero como consecuencia de un accidente acaecido en el año 1945, se cambió de color por el actual azul que le da su nombre. Con más de 120 años realizando su trayecto, fue una iniciativa del doctor Andreu, conocido farmacéutico creador de las pastillas del Dr. Andreu, quien impulsó la urbanización a lo largo de la avenida Tibidabo para convertirla en una zona residencial. Este tranvía histórico cubría un trayecto de aproximadamente 1.200 metros con un 8% de pendiente, llegando a tener una velocidad de 13 km/h, ideal para disfrutar de un paseo por la zona alta de la ciudad.
Lamentablemente, este icónico tranvía, que cuenta con más de cien años de historia, ya no circula por la avenida Tibidabo: ha dejado de prestar servicio desde el año 2018. Una interrupción con un futuro impreciso. Desde febrero de 2018, dejó de operar debido a una remodelación prevista para la avenida, que incluye el cambio de posición de las vías. A pesar de haber transcurrido seis años desde entonces, no hay señales de que se haya empezado esta remodelación, lo que ha dejado al tranvía estacionado.
Diversos grupos municipales instan al ayuntamiento a recuperar este patrimonio histórico de la ciudad y solicitan explicaciones sobre la demora en el proceso, solicitando saber los motivos de esta tardanza. Una dilación en el tiempo inexplicable, y que comporta que este famoso tranvía, delicia de niños y mayores, esté aparcado en vía muerta.
El tranvía Blau presenta un diseño característico que lo hace único. Es un vehículo simétrico sin una parte frontal ni trasera claramente definida. Cuenta con un techo y bancos de madera, que juntamente con sus cierres laterales hechos con rejas manuales, nos transportan a aquella Barcelona de principios del siglo pasado. Al viajar en este tranvía, uno podía disfrutar de las vistas impresionantes de la ciudad, dándonos a entender aquella tranquilidad de los viejos tranvías que transitaban, hace más de 150 años, por las calles de nuestra Barcelona. El tranvía Blau no sólo ha sido una atracción turística, sino que también nos permitió apreciar las magníficas construcciones modernistas y noucentistas a lo largo de todo su trayecto. En este aspecto, es difícil imaginar el Tibidabo sin la presencia del tranvía Blau, ya que forma parte integral de su paisaje y su historia.
Una larga espera que a muchos ciudadanos les lleva a asociar nuestro entrañable tranvía con el título de la conocida obra de Tennessee Williams, “Un tranvía llamado deseo”.