El estudio catalán MX_SI, que hace unas semanas inauguraron el Centro Federico García Lorca en Granada, integrará el Museo del Niño de México en la capital
Publicado el miércoles 2 de diciembre de 2015 en el diario EL PAÍS
A los nuevos museos parece darles apuro ser solo museos. Puede que por eso Rem Koolhaas haya bautizado sus proyectos más recientes como Garage (en Moscú) o Factory (Fábrica). El arquitecto holandés construirá este último en Manchester tras ganar el concurso para levantar ese nuevo centro de arte británico. Hay proyectistas que, lejos de seguir la serie extravagancia-aburrimiento-extravagancia que defiende el propio arquitecto de Rotterdam, han optado por darle otra vuelta de tuerca a la tipología museística. En lugar de pasar del icono al camuflaje apuestan por la ciudad. Ese es el caso del estudio barcelonés MX_SI, que acaba de ganar, junto al despacho de Guadalajara SPRB, el concurso para levantar el nuevo Museo del Niño de la capital mexicana.
No es la primera vez que los catalanes tratan de meter la calle en el museo. Hace unas semanas inauguraron el Centro Federico García Lorca en Granada. Fue al ganar ese concurso, hace 10 años, cuando los arquitectos, de origen mexicano, decidieron fundar su estudio. Y hoy el edificio parece meter barriga, retirarse para que en la calle se forme una plaza. Con esa idea, la de sumar exposición y espacio para la gente al dotar la ciudad de un nuevo espacio público, han ganado también el concurso mexicano.
Puede que, desde nuestra propia experiencia -un país sembrado de museos sin colección y un continente tan salpicado de centros de exposición que parece que la propia vida deba ser “museificada”- tenga todo el sentido recordar que sino el mejor museo para los niños, sí la mejor escuela está en las calles de una ciudad. Y como los niños van a su museo a aprender a mirar, a aprender a divertirse y a aprender a pensar -es decir, a realizar lo que siempre hicieron en la calle- meter la ciudad en el museo cierra un ciclo algo enrevesado, aunque no exento de lógica.
“Hagamos ciudad” fue, precisamente, el lema empleado por los catalanes para anunciar el propósito activador de su proyecto. La propuesta fue elegida ganadora –entre los 171 proyectos presentados- y, de construirse tal y como ha ganado el concurso, el lema estará bien elegido y no quedará solo en buenas intenciones. Toda la planta baja del nuevo centro permanecerá abierta a la plaza urbana por la que se accederá a él. Así, como ya hicieran en el Centro Federico García Lorca de Granada, los proyectistas generarán esa nueva plaza retrasando el edificio respecto a la alineación de la calle. Con una planta baja de libre acceso público, esta vez la calle entrará realmente en el museo.
En esa planta baja quedarán instalaciones como la cafetería y la tienda del museo, además de un gran hall para encuentros ciudadanos. A partir de la primera planta, un recorrido llevará del teatro IMAX a las terrazas lúdicas y de estas a los huertos “entre los muros de hormigón de un bosque abstracto”, según la descripción de los arquitectos. La ornamentación de esos muros texturados busca evocar el detalle de los troncos de los árboles del Tule, de base rugosa y ramas más lisas. Así, con un museo que quiere ser espacio urbano y que recuerda un paisaje –no en vano los arquitectos de Guadalajara SPRB son reconocidos paisajistas- México D.F levantará su segundo Museo del Niño. El primer Papalote Museo del Niño lo terminó de construir Ricardo Legorreta en 1993. Tras ese primer edificio destinado a despertar la curiosidad por experimentar e imaginar en los niños, Iñaki Echeverría levantó el de Monterrey y Alejandro Bernadí el de Cuernavaca. Los más de 18 millones de personas que han visitado el de la capital mexicana hicieron pensar al patronato que tendría sentido inaugurar otro al este de la ciudad, en Iztapalapa. Los arquitectos tienen ahora menos de dos años para demostrar que además de imaginativo e idealista, su proyecto ganador es también realista.
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