Los fondos no prevén inversión en creación de nuevos pisos de alquiler asequibles, pero sí la industrialización del sector
Publicado en La Vanguardia el 23 de Octubre de 20202 | Sílvia Angulo
A lo largo de la pandemia, la vivienda y el código postal que identifica el lugar en que ésta se ubica se han convertido en un efecto multiplicador del contagio de la Covid-19. El hacinamiento, la densidad de las ciudades o la infravivienda son enemigos de las pandemias y generadores de graves desigualdades sociales. Los fondos europeos contemplan únicamente la concesión de inversión a la rehabilitación energética del parque actual. No es una cuestión menor, y es realmente urgente ejecutar este tipo de acciones, pero no prevén ni un euro para la creación de vivienda de alquiler asequible y aquí es donde se producen las principales discrepancias con el sector inmobiliario.
Están muy de acuerdo con la reforma de viviendas y que venga respaldada por una potente inyección económica, así esta vez no se quedará en promesa. Sin embargo, señalan que en España el arrendamiento representa el 18% del mercado y el alquiler asequible entre el 2 y 3% –en Europa este porcentaje alcanza el 18%– y existe un gran déficit de pisos económicos que condena a la exclusión residencial a muchas familias.
El Gobierno central prevé poder destinar parte de las ayudas prometidas a rehabilitar medio millón de viviendas entre el 2021 y el 2023 para mejorar su eficiencia energética y reducir las emisiones de CO2a la atmósfera. Según el presidente del Instituto de Innovación Tecnológica de la Construcción (ITEC), Francisco Diéguez, de los 25 millones de pisos que hay en España solo un 5% tienen una calificación A, B o C, el resto no dispone de ella. Esto provoca un problema de contaminación muy elevado.
Diéguez apunta que los fondos deben invertirse en la mejora de la vivienda privada, ya que el número de la pública es claramente inferior, en la reformas de equipamientos como pueden ser colegios o hospitales y en la regeneración urbana, es decir a escala de barrio. Señala, por ejemplo, que no está previsto financiar proyectos de rehabilitación integral, algo que a su juicio es un error. En este sentido, explica que hay que conseguir que estos fondos tengan un efecto multiplicador en sus beneficios y que ayuden a la instalación de placas fotovoltaicas o la geotermia en los inmuebles. Con todo, recuerda que otra de las cuestiones por las que se pasará de largo es la accesibilidad de las viviendas y advierte que en España hay 1,8 millones de personas que están confinadas en casa por no poder salir a la calle, y no es por coronavirus.
La crítica
Los promotores consideran que con las nuevas normativas en Catalunya sobre vivienda la inversión pasará de largo y se concentrará en otras ciudades
Otro de los aspectos en los que puede verse beneficiado el sector es en el cambio de ecosistema económico, que supondrá la llegada de financiación para proyectos que prevean la industrialización de la construcción. Es decir, fabricar los elementos de un edificio fuera de la obra tradicional. “La edificación industrializada permite construir en horizontal, disminuir los plazos de entrega, las molestias de ruido, la seguridad… utilizar nuevos materiales. En definitiva, crear una nueva industria”. En paralelo, también permitirá la digitalización del proceso constructivo. “Hay que competir por tener las mejores viviendas y no por el precio como se ha hecho hasta ahora”, puntualiza Diéguez.
Para la economista, exdirectora de Vivienda de la Generalitat y actual directora del Observatori Metropolità de l’Habitatge (OMH), Carme Trilla, es un error que los fondos no fomenten la creación de nuevas promociones de alquiler barata que faciliten el acceso a la vivienda y ayuden a la cohesión social. Explica que en anteriores ocasiones se ha podido convencer a la Unión Europea para que financie actuaciones que incrementen el parque público de alquiler porque conocen el grave déficit que tiene España. “Es una cuestión que se debería batallar y, aunque es cierto que tenemos la ratio más elevadas de viviendas por cada 1.000 habitantes, gran parte de estos pisos son segundas residencias o se han destinado al alquiler turístico y necesitamos pisos económicos”.
Trilla comparte la urgencia de destinar fondos a la rehabilitación, pero reclama que se tengan en cuenta la renovación urbana, la reforma de edificios y su entorno urbano. Sobre la mejora del parque de viviendas existentes explica que las deficiencias están claras y que la introducción de la eficiencia energética permite ahorrar en consumo, lo que acaba repercutiendo en las economías familiares, pero pide que estas ayudas estén vinculadas a incentivar el alquiler.
En estos mismos términos se expresa el presidente de la Associació de Promotors i Constructors de Catalunya (APCE), Lluís Marsà, quien dice que lo ideal sería que se pudiera financiar el parque de vivienda de alquiler asequible y lamenta que no se destine parte de los fondos a este fin. Con todo, señala que la rehabilitación puede ayudar al sector de la construcción, que apenas había remontado desde la anterior recesión económico. Sin embargo, Marsà opina que Catalunya, y más concretamente Barcelona, verá pasar de largo muchas de las ayudas a la rehabilitación a causa de las “restrictivas” normativas, aprobadas por la Generalitat y el Ayuntamiento. Hace referencia al decreto de medidas urgentes para el acceso a la vivienda y la ley de regulación de los alquileres. “La norma fija el mismo precio para un piso degradado que por uno recién reformado”. En este sentido, critica que se “perderá una oportunidad histórica y los fondos se irán a otras ciudades” porque los propietarios no querrán rehabilitar sus viviendas por la congelación de los precios del arriendo.
La eficiencia
Los expertos abogan por competir para disponer de mejores viviendas y no por el precio, tal y como se ha hecho hasta ahora
El arquitecto Vicente Guallart, que ha ganado un concurso para diseñar viviendas de la era postCovid en la zona de Xiong’an, cerca de Beijing, critica que cada vez que estemos en crisis se piense en la rehabilitación. Su idea es la de conseguir que los edificios y barrios enteros generen energía y funcionen en red, lo que permitiría vender el excedente a otros bloques o destinarlo a cargar vehículos eléctricos…
Otra de las prácticas que Guallart considera que podría financiar la UE sería el uso de la madera en la construcción de edificios ecológicos de economía circular, que producen menos emisiones contaminantes que uno de hormigón. Para ello, propone destinar parte de la superficie boscosa para crear una industria de paneles contralaminados de madera (sus siglas en inglés son CLT). Señala, por ejemplo, que el nuevo barrio que Google pretende crear en Toronto tiene inmuebles de 18 plantas de este material de madera y tiene una base industrial para poder producirlos. Por último, Guallart apuesta por añadir a edificios ya construidos terrazas y espacios comunitarios para, en casos de crisis, crear espacios de esparcimiento en los que disfrutar de energía pasiva o la climatización de sistemas naturales. “Aunque para ello –puntualiza– deberíamos modificar muchas normativas”.
Iniciativa de los arquitectos para la vivienda existente
La decana del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, Assumpció Puig, explica que han presentado una propuesta al misterio de Transporte y Agenda Urbana para crear el Libro del Edificio Existente. Puig explica que actualmente las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE) se ocupan sobre todo de los diagnósticos estructurales de los inmuebles, pero es necesario conocer cómo está el parque residencial desde un punto de vista integral y energético, aportar las soluciones y también cuantificar el coste de las mismas.
En este sentido, se ofrece como colegio profesional, junto a los de ingenieros y aparejadores, para crear oficinas de asesoramiento a las comunidades de vecinos para actuar en este sentido, pero para ello es necesario que la administración decida actuar. Este diagnóstico, a su juicio, permitirá canalizar la inversión a aquellos edificios y barrios que lo necesiten. “Tenemos que volver a dar vida a los edificios en la ciudad ya construida o en los polígonos, alcanzando los retos de sostenibilidad marcados para la agenda 2030 para tener viviendas saludables, confortables y que respeten el medio ambiente”, sostiene.
La decana considera que las rehabilitaciones que se puedan llevar a cabo deben ir más allá de instalar placas fotovoltaicas y actuar de manera total en el edificio. También reclama reducir el IVA del 21 al 10% para fomentar las rehabilitaciones y apostar por políticas que se llevan a cabo en el Reino Unido, donde el IRPF por esta actividad es cero, o en Italia, que permite desgravar el 100% del coste de las reformas. Assumpció Puig reconoce que la rehabilitación puede ser también un revulsivo laboral. De hecho, el colegio reclama desde hace años una decidida apuesta por este sector. Sin embargo, apunta que es necesario pensar en la reforma de equipamientos y en la creación de vivienda asequible para determinados colectivos como los jóvenes, tras las políticas erráticas aplicadas en estos últimos años.