El concejal de Arquitectura, Paisaje Urbano y Patrimonio sostiene que la cobertura de 200 metros de la ronda de Dalt será la única gran obra municipal que se acabará a lo largo de este mandato en Barcelona
Publicado el lunes 22 de mayo de 2017 en el diario LA VANGUARDIA
Daniel Mòdol Deltell (Lleida, 1972), arquitecto y urbanista, es un rara avis de la política, la voz más discordante en el gobierno de Ada Colau . En esta entrevista, este independiente integrado en el grupo socialista, autor del anterior proyecto de las Glòries, desestimado en el mandato de Xavier Trias, expresa su opinión sobre cómo debería ser la política urbanísticadel Ayuntamiento de Barcelona , una opinión no del todo coincidente con la de BComú.
La rescisión del contrato de la obra más importante de la ciudad es un hecho inédito. ¿Cómo afectará el parón a las Glòries?
¿El calendario es realista?
Hay que liquidar, rescindir el contrato y licitar. Sin consenso o un acuerdo inicial, el calendario continuará corriendo sin que se puedan reemprender las obras. Además es necesario determinar en qué estado se encuentra la infraestructura. Quien venga detrás debe tener muy claro cómo está la construcción de los túneles y estar dispuesto a asumir la responsabilidad. No hay que olvidar que la obra se ha tenido que parar en el punto más complicado.
¿Surgirán nuevas dificultades?
Sí, pero este es el riesgo desde el primer día. Trabajar en un lugar minado de cimentaciones de infraestructuras, por debajo del freático y con unos túneles que están fatal porque no tienen base no es fácil, es como abrir un melón. El primer problema será ver si los túneles de Adif están hechos un desastre.
¿Haber hecho la obra soterrada es un error?
Es un error político grave. ¿Tiene sentido gastar tres veces el presupuesto de Sarrià-Sant Gervasi para hacer un túnel que no mejora la movilidad y en crear un parque un poco mayor? Se está construyendo el metro cuadrado de parque más caro de la historia de Barcelona. En total, 120 millones de euros.
¿Se hará el segundo túnel?
Tiene sentido porque ayudaría a coser dos barrios. Otra cuestión es su coste y el momento de su ejecución. Creo que finalmente se hará. A pesar de que existen posturas contrarias a ejecutar grandes obras, en este caso, y siendo el primer túnel una realidad, creo que el beneficio para la ciudad es evidente.
¿Veremos en este mandato al tranvía circular por la Diagonal?
Es difícil que lo podamos ver en este mandato. Aún no sabemos por donde circulará, no se ha tomado una decisión. Desde el discurso de la movilidad tiene una lógica que después, en el encaje urbano y el diseño del espacio público, no está tan clara. Los vecinos de la Diagonal no esperan el tranvía, esperan la urbanización de la avenida. Además, el retraso de Glòries retrasa el debate del tranvía. Creo que hay una voluntad de la Generalitat de que el tranvía no circule por la Diagonal. No hay ningún acuerdo real entre las administraciones ni dentro del Ayuntamiento. El compromiso de la alcaldesa con este proyecto es muy alto –se comprometió a tener el proyecto ejecutivo en tres meses– pero nadie quiere regalarle este triunfo.
¿Qué obras estarán acabadas este mandato?
La mayor inversión es la de la ronda de Dalt, 15 millones de euros, aunque los socialistas pedimos 30. Será la única inversión importante del mandato: 200 metros de cobertura muy necesarios, Seguramente se hará en dos veranos. Es una obligación moral porque allí sí se está cosiendo la ciudad.
¿Ninguna más?
Las otras grandes inversiones tienen calendarios más difíciles, como la Meridiana. Aquí el debate está muy condicionado por la movilidad y es necesario profundizar más en el cambio del espacio público. Para la Meridiana lo importante es lograr un compromiso firme de verdadera transformación.
¿Se está renunciando a transformar la ciudad?
La ciudad se transforma de muchas formas, pero una a la que no hay que renunciar es a la transformación urbana. Nosotros vemos el urbanismo como motor económico que crea ocupación y mejora la vida de los barceloneses. Barcelona ha demostrado que en este terreno hay que ser valientes y tener visión de futuro. Desde los Juegos Olímpicos al 22@ tenemos muchos ejemplos. Aunque a veces las grandes cifras generen rechazo, no hay transformación ni calidad de vida sin inversión y creo que los barceloneses lo saben. Nuestro papel en el gobierno es contribuir a esta visión y sumar para que Barcelona pueda tener una estrategia global de futuro.
Se ha anunciado otro retraso de la ordenanza de terrazas. ¿Cómo está la nueva normativa?
Es el debate sobre espacio publico más interesante de la ciudad. Yo soy pro ordenaciones singulares, pro proximidad . Ayudan a territorializar el debate.
¿El gremio se queja precisamente de las no previstas?
Defiende sus intereses. Es normal que muestre su queja cuando se toca una mesa, pero nuestro trabajo es encontrar el equilibrio. Las conversaciones con los grupos municipales avanzan. Antes del verano habrá acuerdo y ya se verá cómo se plasma en una ordenanza. Queremos que antes de final de año la ordenanza sea aplicable para poner en valor el espacio público.
La supermanzana puede poner en peligro el Eixample
A diferencia de otros miembros del gobierno municipal, Daniel Mòdol no es un entusiasta de la supermanzana: “Lo que hace la supermanzana es jerarquizar el tráfico. Se ha entendido que su función es ganar espacio público, pero no es del todo cierto. Todo aquello que suponga especialización de un espacio colectivo puede restar potencial a la ciudad.
En esta cuestión, nuestro grupo tiene una postura constructiva, pero creemos que la supermanzana puede poner en peligro tramas como la del Eixample , el distrito cuyo tejido urbano es más democrático, donde todas las calles valen lo mismo. Si pones una estructura como la supermanzana, automáticamente especializas las calles y generas vías de primera y de segunda”.
“Si hiciéramos una simulación de las supermanzanas desarrolladas en toda Barcelona –añade el concejal de Arquitectura– de aquí a 30 años tendríamos una ciudad que sería toda ella como Pedralbes, una ciudad residencial, con poca accesibilidad y una movilidad muy baja, que acabaría matando la actividad económica asociada a la ciudad. Hay que reflexionar antes de seguir. Y suerte que han escogido un lugar que no está desarrollado urbanísticamente. Hay que ver cómo puede llegar la actividad a la supermanzana y si así se puede condicionar el desarrollo del 22@”.