Publicat el dijous, 5 de juny del 2014, a EL PAIS
Aunque no fácil conseguirlos, allí sigue habiendo concursos y proyectos, mientras aquí, los pocos que hay se encargan a dedoPublicat el dijous, 5 de juny del 2014, a EL PAIS
Aunque no fácil conseguirlos, allí sigue habiendo concursos y proyectos, mientras aquí, los pocos que hay se encargan a dedo
Para algunos arquitectos catalanes trabajar en Francia se ha convertido en la alternativa más próxima y lógica, ante la falta de encargos en España. Una parte del trabajo de estudios como OAB (Carlos Ferrater), Garcés-de Seta-Bonet, Serra-Vives-Cartagena, Batlle y Roig, Octavio Mestre, Pilar Calderon-Marc Folch-Pol Sarsanedas y otros se realiza en Francia. Aunque no sea fácil trabajar en un país con unas condiciones de gestión y control de los proyectos y las obras muy distinto al nuestro, allí continúan habiendo concursos y proyectos y aquí los pocos encargos que hay se hacen a dedo.
En estos días este fenómeno ha tomado más relevancia con la finalización de dos obras de los arquitectos RCR de Olot. Una, inaugurada los pasados 29 y 30 de mayo con la presencia de los presidentes de Francia, François Hollande, y de Cataluña, Artur Más, es el impresionante Museo Soulages, en Rodez, en el Aveyron. Un hecho que ha despertado una expectación y aprobación inaudita en toda Francia, en la prensa y el mundo de la cultura. Y otra, que se inaugurará oficialmente los días 14 y 15 de junio, en Nègrepelisse, cerca de Montauban, también de RCR Arquitectes, inscribiendo un Centro de Arte y Diseño, según el proyecto artístico denominado La Cuisine, pensado y coordinado por Stéphanie Sagot y Valentine Boé, dentro del castillo medieval.
En ambas destaca la gran capacidad de Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta para interpretar el lugar. En Rodez es un edificio de nueva planta, una secuencia de volúmenes que responden a los usos de las salas, el auditorio y el restaurante Bras, situados sobre un zócalo de voluntad urbana, todo realizado en acero cortén. Una obra monumental que dialoga con la catedral, el parque del Foirail y la ciudad, enriqueciendo las cualidades urbanas y creando uno de los casos de mejor simbiosis entre la obra expuesta y los espacios del museo.
RCR admiraba la obra abstracta, basada en los miles de matices del negro, de Pierre Soulages, considerado el más prestigioso artista francés vivo, y en el año 2008 consiguieron ganar el concurso internacional convocado para albergar la valiosísima donación que Pierre y Colette Soulages hicieron a su ciudad natal, y que ambos han podido disfrutar en su instalación y en la apertura a un público devoto. Durante estos días el museo ha pasado con sobresaliente la prueba de la inauguración multitudinaria, con largas colas para entrar y con su vestíbulo y las salas llenas a rebosar de visitantes y de prensa cubriendo el acontecimiento.
Que esta obra maestra en Francia sea de unos catalanes es un hecho insólito. Y hay pocos ejemplos de museos de arte contemporáneo en los que la relación entre contenedor y contenido, vía el espacio, los soportes y la iluminación natural y artificial, llegue a una sintonía tan profunda e intensa. Los efectos de la luz en las pinturas se relacionan con los múltiples reflejos en unos espacios definidos por ventanales de cristal y volúmenes de acero cortén. Esta obra de RCR, reflexiva y culta, nos remite a otras obras suyas, como la Facultad de Derecho en Girona o la casa Horizonte en Olot, y expresa influencias internacionales de Louis Kahn y Kazuyo Sejima / Ryue Nishizawa.
En Nègrepelisse la intervención se inserta completando la restitución de los grandes muros y torres del castillo, sin sobrepasarlos, definiendo una clara entrada y organizando toda la explanada de la fortificación con las actividades de los talleres, espacios para los artistas residentes, sala de exposiciones, biblioteca, auditorio y hornos de la cocina, equilibradamente situados alrededor de un patio de proporciones horizontales, que recuerda tanto los jardines Zen de Japón como los espacios abiertos de Mies van der Rohe.
De hecho, gran parte de los proyectos actuales de RCR están en Francia, entre ellos un nuevo complejo de viviendas en Burdeos, y en Bélgica, como el Crematorio de Hofheide, ya terminado, o la Mediateca Waalsekrook en Gantes, de la que acaban de empezar las obras.
Todo ello demuestra la capacidad e intensidad de la arquitectura catalana, a pesar de que el apoyo institucional que ha tenido es mucho menor del que han gozado los arquitectos españoles (es decir los de Madrid) o los andaluces. Es cierto que la Generalitat de Catalunya hoy tiene muy en cuenta a la arquitectura, a través de las consejerías de Cultura y de Territorio y Medio Ambiente, por ejemplo, con el pabellón catalán en la Bienal de Venecia de Arquitectura, cuya segunda participación se inaugura hoy mismo.
También está pendiente el prometido Museo de Arquitectura en Montjuïc, cuyos criterios deberían debatirse, ya que si lo que se va a primar es el impacto y la productividad, se pueden perder valores intelectuales, críticos, sociales, experimentales y de investigación de la arquitectura catalana, que ciertos gestores tienden a despreciar, ya que no tienen una traducción directa en poder, dinero y presencia mediática.
Para algunos arquitectos catalanes trabajar en Francia se ha convertido en la alternativa más próxima y lógica, ante la falta de encargos en España. Una parte del trabajo de estudios como OAB (Carlos Ferrater), Garcés-de Seta-Bonet, Serra-Vives-Cartagena, Batlle y Roig, Octavio Mestre, Pilar Calderon-Marc Folch-Pol Sarsanedas y otros se realiza en Francia. Aunque no sea fácil trabajar en un país con unas condiciones de gestión y control de los proyectos y las obras muy distinto al nuestro, allí continúan habiendo concursos y proyectos y aquí los pocos encargos que hay se hacen a dedo.
En estos días este fenómeno ha tomado más relevancia con la finalización de dos obras de los arquitectos RCR de Olot. Una, inaugurada los pasados 29 y 30 de mayo con la presencia de los presidentes de Francia, François Hollande, y de Cataluña, Artur Más, es el impresionante Museo Soulages, en Rodez, en el Aveyron. Un hecho que ha despertado una expectación y aprobación inaudita en toda Francia, en la prensa y el mundo de la cultura. Y otra, que se inaugurará oficialmente los días 14 y 15 de junio, en Nègrepelisse, cerca de Montauban, también de RCR Arquitectes, inscribiendo un Centro de Arte y Diseño, según el proyecto artístico denominado La Cuisine, pensado y coordinado por Stéphanie Sagot y Valentine Boé, dentro del castillo medieval.
En ambas destaca la gran capacidad de Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta para interpretar el lugar. En Rodez es un edificio de nueva planta, una secuencia de volúmenes que responden a los usos de las salas, el auditorio y el restaurante Bras, situados sobre un zócalo de voluntad urbana, todo realizado en acero cortén. Una obra monumental que dialoga con la catedral, el parque del Foirail y la ciudad, enriqueciendo las cualidades urbanas y creando uno de los casos de mejor simbiosis entre la obra expuesta y los espacios del museo.
RCR admiraba la obra abstracta, basada en los miles de matices del negro, de Pierre Soulages, considerado el más prestigioso artista francés vivo, y en el año 2008 consiguieron ganar el concurso internacional convocado para albergar la valiosísima donación que Pierre y Colette Soulages hicieron a su ciudad natal, y que ambos han podido disfrutar en su instalación y en la apertura a un público devoto. Durante estos días el museo ha pasado con sobresaliente la prueba de la inauguración multitudinaria, con largas colas para entrar y con su vestíbulo y las salas llenas a rebosar de visitantes y de prensa cubriendo el acontecimiento.
Que esta obra maestra en Francia sea de unos catalanes es un hecho insólito. Y hay pocos ejemplos de museos de arte contemporáneo en los que la relación entre contenedor y contenido, vía el espacio, los soportes y la iluminación natural y artificial, llegue a una sintonía tan profunda e intensa. Los efectos de la luz en las pinturas se relacionan con los múltiples reflejos en unos espacios definidos por ventanales de cristal y volúmenes de acero cortén. Esta obra de RCR, reflexiva y culta, nos remite a otras obras suyas, como la Facultad de Derecho en Girona o la casa Horizonte en Olot, y expresa influencias internacionales de Louis Kahn y Kazuyo Sejima / Ryue Nishizawa.
En Nègrepelisse la intervención se inserta completando la restitución de los grandes muros y torres del castillo, sin sobrepasarlos, definiendo una clara entrada y organizando toda la explanada de la fortificación con las actividades de los talleres, espacios para los artistas residentes, sala de exposiciones, biblioteca, auditorio y hornos de la cocina, equilibradamente situados alrededor de un patio de proporciones horizontales, que recuerda tanto los jardines Zen de Japón como los espacios abiertos de Mies van der Rohe.
De hecho, gran parte de los proyectos actuales de RCR están en Francia, entre ellos un nuevo complejo de viviendas en Burdeos, y en Bélgica, como el Crematorio de Hofheide, ya terminado, o la Mediateca Waalsekrook en Gantes, de la que acaban de empezar las obras.
Todo ello demuestra la capacidad e intensidad de la arquitectura catalana, a pesar de que el apoyo institucional que ha tenido es mucho menor del que han gozado los arquitectos españoles (es decir los de Madrid) o los andaluces. Es cierto que la Generalitat de Catalunya hoy tiene muy en cuenta a la arquitectura, a través de las consejerías de Cultura y de Territorio y Medio Ambiente, por ejemplo, con el pabellón catalán en la Bienal de Venecia de Arquitectura, cuya segunda participación se inaugura hoy mismo.
También está pendiente el prometido Museo de Arquitectura en Montjuïc, cuyos criterios deberían debatirse, ya que si lo que se va a primar es el impacto y la productividad, se pueden perder valores intelectuales, críticos, sociales, experimentales y de investigación de la arquitectura catalana, que ciertos gestores tienden a despreciar, ya que no tienen una traducción directa en poder, dinero y presencia mediática.