“a medida que los individuos ….. cambian de hábito ….reciben influencias que cambian poco a poco las proporciones de sus partes … sus facultades y hasta su misma organización”
Jean Baptiste Lamarck (1744-1829)
El profesor Tremendo Curriculum se despertó apoyado en su mesa de trabajo. Se había quedado dormido sobre un papel en blanco donde debía plasmar sus nuevas ideas, las líneas de investigación para el año que empezaba. Tenía un dolor de cabeza notable. Desde hace un tiempo notaba un extraño bulto en el temporal izquierdo. Se había dormido porque no se le ocurría nada. Increíblemente el famoso investigador estaba seco.
Inquieto se volvió hacia el montoncillo de artículos a publicar. La especialista Indexación Garantías se los había dejado listos para enviar. ¡Qué chica más maja! Calculó rápidamente los puntos que eso suponía. Elucubró sobre la contabilidad de los favores recibidos y ahora debidos. Sonrió ante el número de créditos que se le iban a conceder. Entró en el software en el que se contabilizan sus “puntos” como investigador y sonrió. Una oleada de placer recorrió su mente reconociendo la facilidad con la que se movía en esa laberíntica trama inquisitorial que tantas dificultades le había planteado al inicio. Cuando todavía pensaba que esa no era ni la mejor ni la única manera de evaluar su trabajo. El bulto en el temporal se activó y pareció crecer mientras calculaba.
Se volvió hacia el papel en blanco para retomar la orientación de los proyectos de futuro, para intentar de nuevo activar su reconocida creatividad. Nada, estaba seco. El dolor de cabeza se cambió al lado derecho. Es curioso, tenía la sensación de que ese temporal se deprimía. ¡Dios mío! ¿Es que no se le iba a ocurrir nada que impulsase la línea de investigación que le había hecho famoso unos años atrás?
Sus colaboradores le esperaban para la reunión del grupo de investigación. Todos ellos necesitaban esas ideas que debían alimentar sus curriculums. Por cierto que Trilero Investigador estaba pidiendo otro sexenio. Se le estaba acercando peligrosamente en los puntos. No había problema, tenía recursos. Dulcemente, suavemente se activó el hemisferio izquierdo. Ya no dolía, era agradable recordar que solo tenía que llamar a Creatividad Gestoría para solucionar el problema.
No eran malos sus chicos. Quizás un poco demasiado ambiciosos y focalizados en la evaluación cuantitativa. Sobre todo esa chica del este, Suma Puntos. No tenía pudor. Pero bueno, mientras siguiese colocándole en todos sus trabajos como coautor… Aunque a veces eran insignificantes… todo suma, señorita Suma.
En su grupo de investigación, Gang, también había algún miembro prácticamente inútil. Pero no podía expulsar al pobre Aceptado Incompetente. Demasiadas historias en común. Por suerte se le había ocurrido una solución brillante. La universidad acababa de aprobar el reconocimiento como investigación de las horas de gestión. Menos mal, eso cerraba el circulo virtuoso: tenemos que hacer mucha gestión para permanecer a flote en este mundo investigador, por lo tanto es lógico que se reconozca esa dedicación administrativa como creativa. Y ése es el futuro de mi inefable Aceptado.
Sus ojos se volvieron hacia su lectura abandonada hace unos meses. Sí, aquello de Lamarck: la función crea el órgano. No recordaba muy bien porqué lo estaba leyendo, pero sintió que le había afectado. Apartó de su mente esos pensamientos negativos. Se encontraba bien. No sentía ninguna necesidad de reflexionar. ¡Qué raro! Su temporal derecho parecía hundido.