Las Drassanes acogen una exposición, organizada por AxA y la Fundación Mies van der Rohe, de excelentes proyectos arquitectónicos frente al mar o los ríos
Publicat a La Vanguardia el 8 de novembre de 2019
El Museu Marítim de Barcelona, ubicado en el venerable edificio gótico de las Drassanes, a pocos metros del mar, exhibe desde la semana pasada hasta el 12 de enero la exposición ARQUITECTURES ARRAN D’AIGUA, Architectures on the waterfront (Arquitecturas en el frente marítimo). El objetivo de esta muestra es, en palabras del geógrafo Francesc Muñoz, uno de sus comisarios, afirmar las capacidades de la arquitectura para renovar la zona costera de las ciudades, inspirándose en sus características propias.
No siempre sucede así. Muñoz ha acuñado el término urbanalización para referirse a las trasformaciones de las áreas portuarias ciudadanas. La de Baltimore, en Estados Unidos, fue un precedente claro: hubo que pasar de los usos industriales y portuarios a otros más relacionados con el ocio. Posteriormente, muchas ciudades siguieron este camino, Barcelona incluída. Algunas con más fortuna que otras. “La globalización ha tenido un efecto ecualizador, uniformizador. Se ha extendido un modelo de intervención banal y repetitivo. Hay, sin embargo una alternativa, de la mano de la buena arquitectura, capaz de escapar al dictado de la globalización y hacer hablar al lugar, recuperando su esencia”.
La exposición se basa en la colección de maquetas que la Fundació Mies Van der Rohe ha ido acumulando desde que en 1988 concedió el primer premio homónimo de arquitectura europea. Treinta de las cerca de quinientas maquetas del Mies que suelen conservarse en un almacén de Sant Andreu, se exhiben ahora en Drassanes: entre ellas, las de cuatro proyectos urbanos frente al mar que en su día merecieron el premio: el Kursaal de San Sebastián, obra de Rafael Moneo (2001); la Ópera de Oslo (2009), firmada por Snohetta, el auditorio y centro de congresos Harpa en Reykyavik (2013), de Henning Larsen Architects, y la Trés Grande Bibliotheque de París (1996), obra de Dominique Perrault.
Los criterios de la selección, según indica Iván Blasi, que comparte con Anna Sala y Francesc Muñoz el comisariado de la muestra, son “los de excelencia y también los de fijarnos en ciudades que han construido más de un edificio apreciable en su costa. Entre ellas, Rotterdam, Amsterdam o París (en su frente fluvial). Y también Barcelona, de la que se exhiben la pérgola fotovoltaica de Torres y Martínez Lapeña o la pasarela de Domingo y Ferré, o las Viviendas Illa de la Llum de Clotet y Paricio. Obras todas ellas levantadas en la zona del Fòrum y aledaños, que los comisarios presentan como respuesta al Maremagnum, una zona a su entender definida por la aglomeración y lo previsible.