‘Somos diversos y cambiantes, y la tipología de los asientos públicos de las ciudades, infinita’
Publicado el jueves 12 de noviembre de 2015 en el diario EL PERIÓDICO
Pero para sentarse. Los otros ya sabemos que son todos buenos. Incluso el banco malo. Aquí, sin embargo, se trata del concurso lanzado por el Ayuntamiento de Madrid para renovar su mobiliario urbano. Buscan encontrar un banco «para compartir». El vídeo promocional no tiene desperdicio: una pareja de turistas intentan sin éxito sentarse en un desolado banco unipersonal. La alternativa es bajar un sofá a la calle. La escena sucede frente al Reina Sofía. Justo en ese museo, hace 17 años organizamos una retrospectiva sobre el diseño industrial español. Uno de sus puntos fuertes era precisamente el mobiliario urbano, que vivía un gran auge con los ayuntamientos democráticos. Recuerdo que, en la visita, el por entonces alcalde Álvarez del Manzano prestó mucha atención a la explicación del banco Catalano (que no Banca Catalana), diseño genial de Tusquets y Clotet. Yo hablaba de sus virtudes: al ser de malla deployée es ligero y casi transparente, no se encharca si llueve, no te enfría el trasero en invierno, es fresco en verano, no quema. Y tiene una curvatura ergonómica inspirada en el banco del Parc Güell de Gaudí. Él seguía los argumentos entusiasmado y finalmente le dijo textualmente a la por entonces ministra de Cultura: «Mira, Espe, es perfecto porque no cabe una persona durmiendo», refiriéndose al carácter modular del mismo, de un metro de largo. Su objetivo era sacar de la calle a los indigentes.
Que conste que me encantan los bancos unipersonales si están bien colocados. Y los que tienen apoyabrazos, que ayudan a levantarse y ofrecen intimidad. Pero no tengo muchas esperanzas en este concurso internacional. Y ninguna fe en encontrar el banco perfecto. Somos diversos y cambiantes, y la tipología bancaria, infinita. ¡Dios nos libre de un único banco para toda la ciudad!
Pero ánimos y suerte, encontrar algo mejor está chupado.