“Quiero llevar las ovejas de Cayetano (el último pastor de Barcelona) hasta L’Hospitalet”. El arquitecto reivindica el agua como el primer elemento desde el que diseñar entornos urbanos
Publicado en La Vanguardia el 3 de julio de 2024
Tras cruzar el umbral de este despacho de arquitectura, lo primero que captura la mirada es la gran foto de un árbol de altura superlativa con una minúscula persona que lo contempla. Una bella imagen del fotógrafo Jordi Bernadó, que da la medida de la escala y relación entre naturaleza y condición humana, con la que afrontan en Batlleiroig su quehacer.
“No entendemos la naturaleza como un añadido sino como algo esencial de la ciudad“, afirma Enric Batlle, desde su doble vertiente de arquitecto y paisajista, quien ya tituló su tesis doctoral “El Jardín de la Metrópolis”. Recién licenciado, en 1981 creaba despacho propio en Barcelona junto al arquitecto Joan Roig. Y desde entonces, cuando abordan un nuevo trozo de urbe, en sus proyectos siempre comienzan por preguntarse: ¿Dónde ira el parque? Luego deciden el trazado de las calles y finalmente ubican los edificios.
Su manera de concebir el urbanismo y paisajimo en la ciudad pasa indefectiblemente por “la creación de itinerarios verdes conectores, para conseguir que se pueda ir caminando o en bicicleta por toda la metrópolis, hasta todos los parques y espacios verdes”. Que en Barcelona se traduce en la posibilidad de llegar hasta Collserola o el rio Llobregat. “Lo que no significa que no puedan circular coches”, puntualiza.
Hoy más que nunca reivindica lo que desde hace años practican: “El agua como el primer elemento desde el que diseñar”. Como hicieron en los años 80 en el Parque Central de Sant Cugat respetando la riera existente, desechando cubrirla con una calle y rechazando de pleno canalizar el agua de lluvia por un tubo. Actualmente es la zona más fresca de Sant Cugat de la que se benefician quienes fueron a vivir a los edificios del entorno. Lo que ellos denominan efecto -3º, para crear arterias de aire fresco. “Contra un urbanismo estático soy partidario de tejer ejes verdes que animen a caminar. Siempre que diseñamos pensamos en conectar dos lugares, que tienen que ver con crear un paisaje y con una ciudad en movimiento”. Y señala Vitoria (considerada ejemplar por su proyecto de anillo verde) como la ciudad de España donde más se camina.
“No debemos hacer ciudades impermeables, sino ciudades esponja” argumenta Batlle, cuyo despacho ha establecido 30 compromisos para combatir el cambio climático y proteger el medio ambiente. En el reciente proyecto verde para la Rotonda de Esplugues de Llobregat aplican, como una declaración de principios, los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Toda la rotonda funciona como un gran alcorque y, en caso de mucha lluvia, deviene lago. Pero lo importante es que después, lentamente, el agua ira filtrando hasta las capas freáticas y posteriormente alimentará los árboles y la vegetación. Los SUDS, recuerda Batlle, se han implementado extensamente y con éxito en París, ciudad que ha vivido en los últimos tiempos una gran renaturalización. Y también en Londres.
Ante la crisis climática, deberíamos reventar el asfalto en los lugares más adecuados, para recoger el agua de lluvia y conducirla a la tierra”
Según declara, Barcelona cuenta con un sistema de gestión del agua poco eficaz. Se canaliza el agua de lluvia, impidiendo que llegue a las capas freáticas. Pero, además, se junta con las aguas sucias y se depura un agua que era inicialmente limpia. “Si tuviésemos que hacer un urbanismo táctico, de urgencia ante la crisis climática, deberíamos reventar el asfalto en los lugares más adecuados, para recoger el agua de lluvia y conducirla a la tierra”. Pues el asfalto crea un conflicto: el agua sobre él va muy rápido y no la absorbe. De ahí la importancia de recuperar en las ciudades las rieras y cursos naturales de agua como corredores ambientales y elementos estructuradores del hábitat.
En el despacho Batlleiroig hoy trabajan 150 profesionales en los ámbitos de la planificación de la ciudad, espacio púbico e infraestructuras y edificación, de modo transversal. Incluidos sus dos hijos arquitectos, participes del panel de ocho socios que componen la oficina, actualmente una de las más grandes de Barcelona y de España. Entre sus innumerables proyectos: la Recuperación medioambiental del rio Llobregat, el Parque Atlántico de la Vaguada de las Llamas de Santander, el Parque de exposiciones MEETT en Tolouse, la Recuperación paisajística y medioambiental del Depósito Controlado del Garraf, antiguo vertedero Metropolitano de Barcelona. También, la Nueva edificación del Real Club de Polo, la Sede de Médicos Sin Fronteras en Barcelona, y la Sede central de Inditex en Arteixo, A Coruña, como campus corporativo altamente sostenible. O el proyecto de Eco-distrito LaMercedes en Barcelona, equivalente a siete manzanas del Ensanche.
En el jardín desde la infancia
Enric Batlle (Barcelona 1956), ha crecido profesional y familiarmente entre plantas. Su padre fue un jardinero que operaba a tres escalas: desde su floristería en el Paseo Sant Joan, con viveros en el Maresme y construyendo jardines para el Ayuntamiento de Barcelona y clientes privados. Los mitos en la familia de Enric siempre fueron los arquitectos y el paisaje. De modo que tras licenciarse en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, curso el primer Master de Paisajismo que se impartió en Barcelona y España. Hoy es, a su vez, Director del Master de Paisajismo de la UPC.
Uno de los temas que le apasionan es el área metropolitana de Barcelona, que considera la Barcelona real, la de los más de 5 millones de habitantes, que debería guiar las futuras planificaciones. Una Barcelona, señala, que tiene el parque más grande de Europa: Collserola. Y para ilustrarlo despliega un plano de la neoyorquina isla de Manhattan sobre otro de la ciudad de Barcelona. Y expende datos: desde la punta sur de Manhattan hasta Central Park hay 6 km. Los mismos que desde el puerto de Barcelona hasta la falda de la sierra. Pero mientras el tan admirado Central Park se extiende 3,5 km2, Collserola abarca 80 km2.
Hay que trazar nuevas vías, no barreras”
La posibilidad de salir caminando de una gran ciudad es otro de los anhelos de cada vez más urbanitas. ”Hemos construido barreras -indica Batlle-. Ahora hay que trazar nuevas vías”. Su despacho ya lo ha hecho. Ahí están la Conexión peatonal Barcelona-Montcada i Reixac. O la Conexión ciclabe y ajardinada Barcelona-Esplugues de Llobregat, como atractiva alternativa a la riada de coches que salen por la Diagonal. Pequeños tesoros paisajísticos todavía por descubrir para bastantes barceloneses.
Desde esta última se enlaza con la pieza verde que es la Av. Jacinto Esteva y desemboca en Collserola, donde plantaron una mezcla de semillas con alfalfa, para que creciera vegetación sin necesidad de riego. El azar llevó hasta aquí al rebaño de ovejas de Cayetano, el último pastor de Barcelona. Sin dudarlo, el despacho Batlleiroig lo ha incorporado a su modelo de ciudad. “Ahora estamos trabajando en un proyecto para el Hospital de Sant Joan de Deu y su entorno, y hemos sabido que en Oxford tienen un programa de pastoreo terapéutico”, relata. En paralelo operan sobre otros fragmentos de área metropolitana. “Quiero llevar las ovejas de Cayetano hasta L’Hospitalet”, proclama Batlle.
Ante la pregunta ¿perteneces al grupo de arquitectos que trabajan 24/7?, declara que también descansa. Cuando va a su casa de vacaciones en Alcanar, de la que resalta el huerto y su campo de olivos, que contempla como un jardín productivo. O la piscina naturalizada, cuya agua se limpia con la propia vegetación plantada.