TERRITORIO, CIUDAD Y ARQUITECTURA DESPUÉS DEL CONFINAMIENTO
2020
La trágica situación que vive el mundo (hoy especialmente nuestro entorno europeo) provocada por la pandemia del COVID-19 está transformando radicalmente todos los aspectos de la vida diaria de las personas. Trabajo, relaciones sociales, economía, educación, deporte, vivienda, son algunos de los múltiples vértices de esta crisis sin precedentes provocada por un enemigo invisible. El origen de estas transformaciones es seguramente coyuntural. La radicalidad con la que se están implantando permite sin embargo vislumbrar un impacto mayor y duradero, donde la percepción del tiempo y del espacio se ve profundamente alterada. Si con esta materia se elabora la arquitectura, queda la opción frente a la verdadera tragedia sanitaria, de adoptar una actitud proactiva desde nuestra disciplina que aproveche el siniestro empuje de este escenario distópico para vislumbrar un mundo si no mejor, sí distinto.
La ciudad es ahora un sueño con la radical desaparición de lo público: no hay ni calles, ni plazas. El territorio un anhelo, con la congelación de la movilidad. La naturaleza recupera su espacio perdido, desaparece la contaminación, la renaturalización llega sin proyecto, por la vía de la incomparecencia de la civilización. En el otro lado del espectro, la esfera privada adquiere una dimensión inesperada y la vivienda, reformulada, repensada, reutilizada, se convierte en el nuevo universo vital donde a duras penas se funden trabajo, educación y morada. Tras este fogonazo, deslumbrados, ¿cómo veremos la vivienda (incluso desde una visión de mercado), la ciudad? ¿qué oportunidades, si es que hay alguna, esconde este escenario?
La dimensión de la sacudida no solo altera nuestra relación con el exterior a través de este equilibrio entre lo público y lo privado sino también reordena muchos de nuestros paradigmas personales. El contacto con los demás, la desaparición de lo sensible sustituido implacablemente no por lo virtual sino por lo remoto, construyen un universo psicológico introspectivo donde la tecnología adquiere definitivamente un papel central como extensión del yo social que será solidario y fraternal o no será.
La casa repensada, la ciudad sin comercio, el territorio revisitado, el espacio remoto son algunos ingredientes, nimios ante la magnitud sanitaria y social de la pandemia, que se han inoculado en la vida de las personas que constituirán en el mejor de los casos nuevas materias de la acción y el pensamiento de los arquitectos.
Alberto Peñín y Carlos Ferrater
Palimpsesto Editorial
30 de Marzo de 2020