La arquitecta jefe del Ayuntamiento, Maria Buhigas, crea un grupo de trabajo con todos los actores implicados para dar forma a un libro de estilo municipal
Publicado en La Vanguardia el 29 de noviembre de 2023
La imagen de una calle semipeatonalizada de un barrio cualquiera de Barcelona no dista mucho de las que se conservan en el sitio arqueológico de Pompeya. La base teórica en la que se sustentan es la misma, aunque las necesidades veintiún siglos después son distintas. Ahora se necesitan espacios de sombra para hacer frente a las intensas olas de calor derivadas de la emergencia climática, han aparecido carriles bici, el transporte público requiere carriles bus, los vecinos se merecen espacios de recreo… y al mismo tiempo, todo no puede tener cabida en el disputado espacio público de una ciudad especialmente densa.
Ante esa constatación, la arquitecta jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Maria Buhigas, está trabajando en el diseño de un nuevo modelo de calle, según anunció ayer en el foro Barcelona Tribuna, organizado por Amics del País, la Asociación Española de Directivos y La Vanguardia en el CaixaFòrum Macaya. Se trata de conceptualizar la calle del siglo XXI, adaptada a los nuevos tiempos, definiendo de manera clara unos estándares básicos.
“Ha llegado el momento de recuperar la categoría de los elementos que cualquier calle ha de tener”, resume Buhigas sobre ese nuevo modelo de calle que aún se desconoce cómo será pero que ya se apunta como uno de los mayores retos que tendrá por delante. Por lo pronto ha creado un grupo de trabajo para definir ese bajo continuo de la ciudad con la implicación de todos los actores involucrados, desde los que se encargan del diseño hasta el mantenimiento. Sirve como ejemplo la necesidad de sombra imperante en verano, que a la vez debe ser compatible con la creciente sequía a la que nos enfrentamos.
“La firma de autor del espacio público la debe marcar el Ayuntamiento”
La reflexión teórica resultante formará parte del libro de estilo del espacio público que Buhigas se ha comprometido a alumbrar, recuperando así el antiguo cuidado de los gobiernos socialistas que se hicieron célebres internacionalmente por mimar todos y cada uno de los elementos que ponían en las calles de la capital catalana, desde los semáforos hasta las papeleras pasando por los panots .
“La firma de autor del espacio público de Barcelona la debe poner el Ayuntamiento”, dejó claro ayer Buhigas durante una conferencia que fue un canto en defensa de la ciudad en toda regla. No solo de Barcelona, sino del concepto de ciudad como tal, ese lugar en el que vive más de la mitad de la población mundial y donde “se evidencian los retos pero también las soluciones”, según la arquitecta jefe.
“Jugaremos al Tetris para adaptar la ciudad con las piezas que ya están ahí”
Maria Buhigas evita marcarse muchos objetivos para los próximos años. Lo limita a dos, aunque muy ambiciosos: redefinir la calidad urbana –mediante lo anteriormente citado– y adaptar la ciudad construida. “Jugaremos al Tetris, adaptaremos las piezas del juego que ya están ahí y las moveremos, debemos ser hábiles para ver qué añadido podemos hacer para revitalizar una zona”, ha resumido Buhigas, que considera imprescindible adaptar el planeamiento urbanístico a las nuevas necesidades.
Esto es, superar de una vez por todas el Plan General Metropolitano (PGM) y poder apoyarse en el nuevo Plan Director Urbanístico Metropolitano (PDUM), que precisamente la arquitecta jefe conoce bien por estar implicada en su redacción durante los años que trabajó en la agencia de desarrollo urbanístico Barcelona Regional. Buhigas equipara la situación actual a nivel urbanístico “como si operásemos con instrumental de los años 70 en quirófano en lugar de con las herramientas sofisticadísimas que ya hay”.
“El mapa supera Barcelona, la Gran Via debe ser una avenida metropolitana”
La visión metropolitana de la arquitecta jefe también se deja ver en su plan de trabajo para la ciudad. Los mapas que proyectó en la pantalla iban más allá de los límites administrativos de la ciudad y abarcaban l’Hospitalet, Santa Coloma, Esplugues… La primera concreción en ese sentido puede ser la Gran Via, que ahora encara su proyecto final en la zona central de Glòries, pero está llamada a redefinirse como “una avenida metropolitana con carácter de vía cívica”.
Como parte de ese objetivo también pretende darle forma al plan de recuperación de interiores de manzana prometido por el alcalde Jaume Collboni, con la intención de ir mucho más allá. Buhigas prefiere hablar de un plan de interiores, a secas, porque contempla actuar en muchos otros lugares que no son precisamente los clásicos espacios interiores de la trama urbana del Eixample. “Hay espacios entre bloques de edificios que no tienen ninguna calidad urbana, equipamientos que no aprovechan toda su parcela…”, apuntó la arquitecta jefe, que está dispuesta a trabajar en diferentes líneas. La más fácil será la que se circunscribe a espacios de titularidad pública, pero está dispuesta también a encontrar fórmulas imaginativas que mejoren rincones desaprovechados en manos de privados.