EDUARD BLANXART PÀMIES (1915-2014)
Interiorista y diseñadorEDUARD BLANXART PÀMIES (1915-2014)
Interiorista y diseñador
Publicado el jueves, 30 de octubre de 2014 en LA VANGUARDIA
En su domicilio de Barcelona, este pasado lunes se apagó, cuando estaba apunto de cumplir los 99 años, el interiorista y diseñador Eduard Blanxart.
Egarense de nacimiento y barcelonés de adopción, Blanxart era hijo primogénito del reconocido ingeniero industrial textil Daniel Blanxart. De joven demostró inquietudes artísticas que lo llevaron a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Terrassa primero y en la Escuela Llotja de Barcelona después. Cursó técnicas de decoración en el FAD y se graduó en Artes Aplicadas. En este periodo colaboró en el taller del decorador Jaume Llongueras y se influenció de unos docentes impregnados de Noucentisme, lo que explica su formación en los clásicos y su obra posterior, con una clara raíz de la Italia renacentista que estilizó hasta fundirla con las corrientes modernas.
Movilizado durante la Guerra Civil, se le puede considerar hijo de “la generación del silencio”, aquella que vio privado de acción el entusiasmo de juventud. En 1939 empezó su actividad profesional y firmó sus primeros proyectos, instalando en 1945 su despacho en Barcelona, en la calle Roger de Llúria, desde donde atendió a una nueva clientela barcelonesa que le confió múltiples encargos, en especial la decoración integral de espacios.
Vinculado profesionalmente con el FAD, de los años cincuenta a los setenta fue muy activo en el campo del interiorismo y en el diseño de mobiliario y objetos litúrgicos. Un trabajo que compaginó con el cargo de director artístico de la Feria de Muestras de Barcelona y que él mismo ralentizó durante la década de los ochenta, jubilándose gradualmente.
Profesional de extraordinario rigor y calidad, realizó bastantes proyectos para su ciudad natal, como el monumento al conde de Egara (1945), la lámpara para la iglesia del monasterio de Montserrat (1947), el mobiliario para la catedral (c.1951) y su custodia (1946), que materializó el orfebre Joaquim Capdevila, o la notable Sala de Juntas del Acondicionamiento Egarense (1953). También diseñó piezas textiles, decoraciones para cerámicas y vitrales, y proyectó varios jardines, como el de la Villa Fancelli de Barcelona (1967)o el del Molí d’es Felanitxer en Mallorca (1974). Polivalente en diferentes disciplinas técnicas y artísticas, supo transmitirlas de forma dadivosa al as nuevas generaciones, por las que sentía especial predilección. Hasta tres generaciones pasaron por su casa. Culto, amable e inquieto, fue, en palabras de Francesc Fontbona , “un transmisor de cultura”.
Pianista notable, gran improvisador y compositor constante, desde los años cincuenta organizaba regularmente conciertos y encuentros musicales en su casa que bautizó como Hores de Música i Amistat, unas veladas culturales privadas donde músicos y cantantes interpretaban lieds y donde él mismo estrenó varias de sus composiciones. Una actividad que mantenía la normalidad catalana en unos momentos en que predominaba la impuesta uniformidad cultural. Muchos de los allí iniciados tienen, hoy, un papel activo en la vida cultural del país.
En el 2007 su ciudad le dedicó la exposición retrospectiva Eduard Blanxart, disseny i decoració entre 1939 i 1983 (Centre Cultural Caixa Terrassa), y por sus méritos profesionales y por haber dado aquella continuidad cultural cuando el país más lo necesitaba, en el 2012 recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.
Con su desaparición, Eduard Blanxart deja a su amada esposa, Teresa Granell, y un gran número de huérfanos, aquellos que lo supimos escuchar y compartimos su amistad, que para Blanxart era “uno de los mayores placeres de la vida”.
Foto extraida de LA VANGUARDIA | ISABEL FABREGAT MARÍN
Publicado el jueves, 30 de octubre de 2014 en LA VANGUARDIA
En su domicilio de Barcelona, este pasado lunes se apagó, cuando estaba apunto de cumplir los 99 años, el interiorista y diseñador Eduard Blanxart.
Egarense de nacimiento y barcelonés de adopción, Blanxart era hijo primogénito del reconocido ingeniero industrial textil Daniel Blanxart. De joven demostró inquietudes artísticas que lo llevaron a estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Terrassa primero y en la Escuela Llotja de Barcelona después. Cursó técnicas de decoración en el FAD y se graduó en Artes Aplicadas. En este periodo colaboró en el taller del decorador Jaume Llongueras y se influenció de unos docentes impregnados de Noucentisme, lo que explica su formación en los clásicos y su obra posterior, con una clara raíz de la Italia renacentista que estilizó hasta fundirla con las corrientes modernas.
Movilizado durante la Guerra Civil, se le puede considerar hijo de “la generación del silencio”, aquella que vio privado de acción el entusiasmo de juventud. En 1939 empezó su actividad profesional y firmó sus primeros proyectos, instalando en 1945 su despacho en Barcelona, en la calle Roger de Llúria, desde donde atendió a una nueva clientela barcelonesa que le confió múltiples encargos, en especial la decoración integral de espacios.
Vinculado profesionalmente con el FAD, de los años cincuenta a los setenta fue muy activo en el campo del interiorismo y en el diseño de mobiliario y objetos litúrgicos. Un trabajo que compaginó con el cargo de director artístico de la Feria de Muestras de Barcelona y que él mismo ralentizó durante la década de los ochenta, jubilándose gradualmente.
Profesional de extraordinario rigor y calidad, realizó bastantes proyectos para su ciudad natal, como el monumento al conde de Egara (1945), la lámpara para la iglesia del monasterio de Montserrat (1947), el mobiliario para la catedral (c.1951) y su custodia (1946), que materializó el orfebre Joaquim Capdevila, o la notable Sala de Juntas del Acondicionamiento Egarense (1953). También diseñó piezas textiles, decoraciones para cerámicas y vitrales, y proyectó varios jardines, como el de la Villa Fancelli de Barcelona (1967)o el del Molí d’es Felanitxer en Mallorca (1974). Polivalente en diferentes disciplinas técnicas y artísticas, supo transmitirlas de forma dadivosa al as nuevas generaciones, por las que sentía especial predilección. Hasta tres generaciones pasaron por su casa. Culto, amable e inquieto, fue, en palabras de Francesc Fontbona , “un transmisor de cultura”.
Pianista notable, gran improvisador y compositor constante, desde los años cincuenta organizaba regularmente conciertos y encuentros musicales en su casa que bautizó como Hores de Música i Amistat, unas veladas culturales privadas donde músicos y cantantes interpretaban lieds y donde él mismo estrenó varias de sus composiciones. Una actividad que mantenía la normalidad catalana en unos momentos en que predominaba la impuesta uniformidad cultural. Muchos de los allí iniciados tienen, hoy, un papel activo en la vida cultural del país.
En el 2007 su ciudad le dedicó la exposición retrospectiva Eduard Blanxart, disseny i decoració entre 1939 i 1983 (Centre Cultural Caixa Terrassa), y por sus méritos profesionales y por haber dado aquella continuidad cultural cuando el país más lo necesitaba, en el 2012 recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.
Con su desaparición, Eduard Blanxart deja a su amada esposa, Teresa Granell, y un gran número de huérfanos, aquellos que lo supimos escuchar y compartimos su amistad, que para Blanxart era “uno de los mayores placeres de la vida”.
Foto extraida de LA VANGUARDIA | ISABEL FABREGAT MARÍN