Publicat el 17 de Desembre de 2013 a La Vanguardia – VIVIR
La ‘Autobiografia de Barcelona’ contiene una novedosa aportación al conocimiento de la ciudad, con material poco difundido del Arxiu Històri. Publicado el 17 de Diciembre de 2013 en La Vanguardia – VIVIR
La ‘Autobiografia de Barcelona’ contiene una novedosa aportación al conocimiento de la ciudad, con material poco difundido del Arxiu Històri.
Es bastante sabido que el acrónimo SPQR se refiere a Senatus Populusque Romanus (el Senado y el Pueblo Romano). ¿Y SPQB? Ya no es tan sabido: Senatus Populusque Barcinonensis, el Senado y el Pueblo de Barcino, de Barcelona. Daniel Venteo explica que este acrónimo SPQB se puede apreciar en la fuente monumental de la plaza Espanya, y en algunas inscripciones en la Casa de la Ciudad, la sede del Ayuntamiento. El uso de esta sigla a lo largo de siglos habla de las raíces romanas de Barcelona, uno de los muchos aspectos de la historia de la ciudad recogidos en la Autobiografia de Barcelona.
Hay muchos más, a partir de medio millar largo de documentos del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (AHCB), una selección de escritos, inscripciones, mapas, dibujos, grabados, fotografías…. “Los protagonistas son los documentos”, resume Joaquim Borràs, archivero jefe del Ayuntamiento. “Se trata de que los documentos dialoguen entre ellos”, apunta Venteo. Para conseguir este diálogo, esta autobiografía que se presenta esta tarde en el Saló de Cent -muy bien editada por Efadós-, no es ni enciclopédica ni cronológica, se ha planteado por temas, a partir de documentos inéditos para el gran público. El resultado es una obra de divulgación asequible no ya para los lectores más exigentes, sino también para interesados o curiosos de la historia.
Cronológicamente, se podría resumir que la documentación reproducida en la Autobiografia va desde el primer privilegio de autogobierno que Jaume I concedió a Barcelona en el año 1249 (aunque no se conserva el original, sino una copia del siglo XVII) hasta el asesinato de Ernest Lluch en el 2000. Pero se ha optado por un planteamiento temático: el gobierno de la ciudad, la familia, la pobreza siempre presente, el comercio, la industrialización, las condiciones laborales, la estructura de la ciudad amurallada y después abierta, los transportes -desde la tartana hasta el metro-, cuestiones militares, los grandes acontecimientos, la prensa, los magnicidios…
El interesado o curioso de la historia se encuentra, por ejemplo, con la Gran Via A proyectada por Ildefons Cerdà como avenida que conectara el puerto con el Eixample. Es la Via Laietana actual, que abrió en canal la Barcelona de principios del siglo XX, expulsando a cientos de propietarios (con indemnización) y miles de inquilinos (sin indemnización, ni vivienda alternativa, ni nada que se le pareciera). Y se encontrará también con el proyecto original para la fachada de la Casa Consistorial, el Ayuntamiento. El dibujo del arquitecto municipal Josep Mas i Vila, de 1832, incluía dos estatuas en las hornacinas a lado y lado de la puerta que da a la plaza Sant Jaume (entonces de la Constitución). Eran estatuas dedicadas a Hércules y Minerva, personajes mitológicos que al cabo cedieron el puesto a Jaume I y a Joan Fiveller.
Los documentos mantienen, pasados los siglos, la memoria de lo bueno y de lo malo. Así, el trabajo de Venteo y del Arxiu Municipal recoge la existencia de esclavos africanos en la Barcelona del siglo XV hasta bien entrado el XIX, documentando que el capitán Ignasi Calvet participaba en la captura y transporte (ya ilegal) de esclavos a Cuba. Como deja constancia de la prostitución y el trabajo infantil. Hay una fotografía de 1900, en color sepia, de trabajadores, muchos de ellos niños, de la fábrica textil Can Janas (Can Jaumandreu, en el Poblenou, hoy centro de formación de Barcelona Activa).
La estructura de la Autobiografia de Barcelona permite saltar capítulos, seleccionar en la primera lectura para buscar más adelante lo dejado por leer atrás. Y rebuscar detalles. Impagable y sencillo es el dibujo (anónimo, quizá de un funcionario de la época) que evoca el atentado que tuvo lugar en la plaza del Rei en diciembre de 1492 contra Fernando el Católico. Joan de Canyamars aparece en el dibujo desenvainando una espada frente a Fernando de Aragón, con corona. Aparece en el capítulo de atentados y magnicidios
Urbanismo, magnicidios, trabajo infantil, bombardeos, desarrollo industrial y artístico, la vida política hasta las elecciones municipales de 1979… son sólo parte del trabajo recogido en la Autobiografia de Barcelona. Bombardeos sobre la ciudad desde el siglo XVII al XX, la anexión de los municipios vecinos, la creación de la red de autobuses, el primer metro, huelgas, las exposiciones internacional y universal. No es una historia completa de Barcelona, claro. No cabría en 400 páginas. Es “una manera singular” (dice Venteo) de descubrir la historia de la ciudad, “tocando” el lector los documentos.
Es bastante sabido que el acrónimo SPQR se refiere a Senatus Populusque Romanus (el Senado y el Pueblo Romano). ¿Y SPQB? Ya no es tan sabido: Senatus Populusque Barcinonensis, el Senado y el Pueblo de Barcino, de Barcelona. Daniel Venteo explica que este acrónimo SPQB se puede apreciar en la fuente monumental de la plaza Espanya, y en algunas inscripciones en la Casa de la Ciudad, la sede del Ayuntamiento. El uso de esta sigla a lo largo de siglos habla de las raíces romanas de Barcelona, uno de los muchos aspectos de la historia de la ciudad recogidos en la Autobiografia de Barcelona.
Hay muchos más, a partir de medio millar largo de documentos del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (AHCB), una selección de escritos, inscripciones, mapas, dibujos, grabados, fotografías…. “Los protagonistas son los documentos”, resume Joaquim Borràs, archivero jefe del Ayuntamiento. “Se trata de que los documentos dialoguen entre ellos”, apunta Venteo. Para conseguir este diálogo, esta autobiografía que se presenta esta tarde en el Saló de Cent -muy bien editada por Efadós-, no es ni enciclopédica ni cronológica, se ha planteado por temas, a partir de documentos inéditos para el gran público. El resultado es una obra de divulgación asequible no ya para los lectores más exigentes, sino también para interesados o curiosos de la historia.
Cronológicamente, se podría resumir que la documentación reproducida en la Autobiografia va desde el primer privilegio de autogobierno que Jaume I concedió a Barcelona en el año 1249 (aunque no se conserva el original, sino una copia del siglo XVII) hasta el asesinato de Ernest Lluch en el 2000. Pero se ha optado por un planteamiento temático: el gobierno de la ciudad, la familia, la pobreza siempre presente, el comercio, la industrialización, las condiciones laborales, la estructura de la ciudad amurallada y después abierta, los transportes -desde la tartana hasta el metro-, cuestiones militares, los grandes acontecimientos, la prensa, los magnicidios…
El interesado o curioso de la historia se encuentra, por ejemplo, con la Gran Via A proyectada por Ildefons Cerdà como avenida que conectara el puerto con el Eixample. Es la Via Laietana actual, que abrió en canal la Barcelona de principios del siglo XX, expulsando a cientos de propietarios (con indemnización) y miles de inquilinos (sin indemnización, ni vivienda alternativa, ni nada que se le pareciera). Y se encontrará también con el proyecto original para la fachada de la Casa Consistorial, el Ayuntamiento. El dibujo del arquitecto municipal Josep Mas i Vila, de 1832, incluía dos estatuas en las hornacinas a lado y lado de la puerta que da a la plaza Sant Jaume (entonces de la Constitución). Eran estatuas dedicadas a Hércules y Minerva, personajes mitológicos que al cabo cedieron el puesto a Jaume I y a Joan Fiveller.
Los documentos mantienen, pasados los siglos, la memoria de lo bueno y de lo malo. Así, el trabajo de Venteo y del Arxiu Municipal recoge la existencia de esclavos africanos en la Barcelona del siglo XV hasta bien entrado el XIX, documentando que el capitán Ignasi Calvet participaba en la captura y transporte (ya ilegal) de esclavos a Cuba. Como deja constancia de la prostitución y el trabajo infantil. Hay una fotografía de 1900, en color sepia, de trabajadores, muchos de ellos niños, de la fábrica textil Can Janas (Can Jaumandreu, en el Poblenou, hoy centro de formación de Barcelona Activa).
La estructura de la Autobiografia de Barcelona permite saltar capítulos, seleccionar en la primera lectura para buscar más adelante lo dejado por leer atrás. Y rebuscar detalles. Impagable y sencillo es el dibujo (anónimo, quizá de un funcionario de la época) que evoca el atentado que tuvo lugar en la plaza del Rei en diciembre de 1492 contra Fernando el Católico. Joan de Canyamars aparece en el dibujo desenvainando una espada frente a Fernando de Aragón, con corona. Aparece en el capítulo de atentados y magnicidios
Urbanismo, magnicidios, trabajo infantil, bombardeos, desarrollo industrial y artístico, la vida política hasta las elecciones municipales de 1979… son sólo parte del trabajo recogido en la Autobiografia de Barcelona. Bombardeos sobre la ciudad desde el siglo XVII al XX, la anexión de los municipios vecinos, la creación de la red de autobuses, el primer metro, huelgas, las exposiciones internacional y universal. No es una historia completa de Barcelona, claro. No cabría en 400 páginas. Es “una manera singular” (dice Venteo) de descubrir la historia de la ciudad, “tocando” el lector los documentos.