El empresario debe pagar 6,7 millones a los artistas por borrar las obras de 5 Pointz.
Publicat el dimecres 14 de febrer de 2018 a La Vanguardia| Francesc Peirón
Hubo una crónica, en un diario neoyorquino, que el 19 de noviembre del 2013 empezó de esta guisa: “Ni Banksy pudo salvar esta Meca del grafiti”.
Se ha de entender. El elusivo y misterioso artista británico gozaba en ese momento de un punto álgido de popularidad en la Gran Manzana. Había disfrutado, durante octubre, “de un mes de residencia”, de ir pintando aquí y allá, en todos los distritos, jugando al gato y al ratón con la policía.
Tal vez por pura coincidencia, pero a las dos semanas de concluir su estancia, y con la misma nocturnidad de Banksy, los propietarios de los almacenes abandonados sobre los que surgió 5 Pointz, en Long Island City (Queens), desplegaron sus brigadas de limpieza. Borraron una huella de dos décadas, la llamada tierra prometida de cualquier grafitero.
Bajo la atenta vigilancia de los uniformados de la ley y el orden, los operarios convirtieron en fachadas blancas todo aquel despliegue de fantasía, de arte en estado puro que desde los noventa se había ido acumulando en esas paredes, que había atraído a artistas de todo el planeta y había sido objeto de documentales, reportajes, artículos y punto de encuentro para los turistas y sus fotos.
Fue el paso previo, de cara a evitarse litigios y reclamaciones, a la actuación de la gran bola de la demolición. Aprovechado el tirón especulativo, era el momento de edificar viviendas de lujo.
Algo más de cuatro años después, en la eternidad se escuchan las carcajadas de Jean-Michel Basquiat o Keith Haring, pioneros en el arte de las pintadas en Nueva York, en especial en los vagones de metro, en aquella “época salvaje” de finales de los setenta y los ochenta. Sus sucesores han logrado una victoria frente al vigoroso poder del ladrillo en la ciudad de los rascacielos.
El juez federal Frederick Block, del tribunal de Brooklyn, ha impuesto al promotor inmobiliario Jerry Wolkoff el pago de una indemnización de 6,7 millones de dólares a 21 grafiteros a los que destruyó su trabajo.
Resolvió que esos grafitos, por lo general de condición transitoria, tenían suficiente valor artístico para ser protegidos por la ley.
Wolkoff defendió en el juicio que esas eran sus propiedades y que, por tanto, podían disponer de las mismas. Sus letrados argumentaron que los artistas sabían de antemano que aquello era una cesión temporal y que el complejo estaba destinado a pisos.
La vista oral se desarrolló el pasado noviembre. El jurado decidió que el propietario vulneró la normativa al borrar lo que uno de los abogados demandantes calificó del “museo del aerosol al aire libre más grande del mundo”.
En su veredicto concluyeron que el promotor violó la Visual Artists Rights Act (VARA), la norma de protección de los derechos de los artistas visuales que se utiliza para acorazar “las expresiones púbicas de relevancia creadas en la propiedad de otro”.
Sin embargo, el juez Block no pareció estar por la labor a la hora de imponer su sentencia. Alteró el veredicto para acogerlo como una mera recomendación respecto a las pinturas de 5 Pointz, una extraordinaria atracción cuando se viajaba en la línea 7 de metro.
En otro giro inesperado, el magistrado decidió este lunes mantener la decisión del jurado.
No sólo eso. Otorgó a los reclamantes la compensación por el mayor daño posible. En su resolución elevó hasta 45 las piezas que, entre decenas de murales destrozados, tenían la suficiente consideración para ser preservados. En cambio, el jurado halló que sólo 36 cumplían los requisitos establecidos en la VARA.
La sentencia y la cuantía de la indemnización suponen una victoria para los artistas y para el grafiti como obra a proteger.
El juez indicó al propietario que la multa habría sido inferior de haber esperado a los permisos de demolición, que no llegaron hasta transcurridos diez meses de su acción nocturna. El mismo magistrado advirtió a los artistas en el 2013 de que debían respetar la ley de la propiedad privada.
Por cierto: Banksy, cuya obra neoyorquina trataron de vandalizar sus rivales locales, apeló a preservar 5 Pointz. En vano.