El Ateneu Barcelonès homenajea a Oriol Bohigas (AxA)

El Ateneu Barcelonès homenajea a Oriol Bohigas (AxA)

Rafael Moneo, Eduardo Mangada y Judit Carrera recuerdan la figura y el legado del arquitecto que transformó Barcelona

El artífice de la Barcelona que conocemos hoy es, sin duda alguna, Oriol Bohigas. El arquitecto, fallecido en noviembre, ideó la ciudad moderna, la que acogió los Juegos Olímpicos y se abrió al mar. Destacó como urbanista, pero también como ensayista, docente, político y, por encima de todo, como un “catalizador social nato, por esa sensación de que todo tenía que traducirse en algo útil para los demás”, en palabras del también arquitecto Rafael Moneo. Así lo recordó el premio Pritzker de Arquitectura en el primer gran homenaje póstumo a Bohigas, celebrado ayer en la sala que lleva su nombre del Ateneu Barcelonès, entidad que presidió entre el 2003 y el 2011.

Su paso por el Ateneu supuso “toda una revolución”, aseguró Isola Passola, actual presidenta del centro cultural y encargada de inaugurar el acto. “Su única obsesión era recuperar la modernidad de los años treinta”, declaró Passola. “No tendríamos el país que tenemos sin aquella generación que nos libró de la mediocridad franquista”.

La mesa redonda, moderada por la periodista Milagros Pérez Oliva, también la compusieron el urbanista Eduardo Mangada y la directora del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), Judit Carrera. El acto contó con conexiones vía vídeo del sociólogo Richard Sennett y el urbanista Ricky Burdett, dos pensadores que conocieron de cerca al arquitecto barcelonés.

“El rasgo de su persona que más caracterizaba a Oriol era su poderosa inteligencia”, defendió Moneo. “Hace falta ser generoso, pero también inteligente, para organizar tantas aventuras intelectuales como todas las de que Oriol formó parte”. Según este compañero de oficio, Bohigas destacó por su “condición de líder” y “consciencia de pertenecer a una sociedad”, por lo que “identificarlo con su país es muy importante”. El arquitecto también ensalzó su capacidad comunicadora, su entusiasmo, la intensidad con la que vivía y su fortaleza física, “un instrumento para potenciar su inteligencia”. 

El rasgo de su persona que más caracterizaba a Oriol era su poderosa inteligencia”

Rafael MoneoArquitecto

Una actitud en la que coincidió Eduardo Mangada, quien dijo que Bohigas fue un “impulsor desde joven”. Según el urbanista, “la arquitectura es un movimiento del proletariado que demanda una respuesta”, y el homenajeado atendió las necesidades con un estilo “polémico y prototípico”. Primero, porque “planteaba una negativa del orden para aspirar a una nueva forma de vivir más feliz” y se lamentaba “de la pérdida del carácter polémico de la cultura”. En segundo lugar, porque “no sabía la respuesta definitiva, pero iba anunciando modelos que la auguran”. “Su nombre quedará grabado en la piel de Barcelona”, sentenció Mangada.

Su nombre quedará grabado en la piel de Barcelona”

Eduardo MangadaUrbanista y político español

Por su parte, Carrera recordó que la institución que representa “responde a la voluntad de Bohigas de transformar la ciudad a través de una mirada transversal”. Así mismo, reivindicó la importancia de transmitir su legado “en un país que tantas veces tiene la tentación de empezar de cero”. Aunque el propio Bohigas afirmó que “definir la ciudad es una pedantería”, la directora del CCCB rescató de un artículo del arquitecto una explicación donde expone que la ciudad “es fundamentalmente un lugar, físico y social”.

En sus intervenciones, Sennett aseguró que el arquitecto dio una “increíble lección” por lo “atento que estaba a los movimientos particulares del espacio”, mientras que Burdett manifestó que Bohigas “creó un discurso alrededor de las ciudades europeas que es increíblemente palpable”.