“La arquitectura del siglo XXI es la de las personas mayores”, afirma el arquitecto Enrique Rovira-Beleta

“La arquitectura del siglo XXI es la de las personas mayores”, afirma el arquitecto Enrique Rovira-Beleta

Señala que “España es uno de los países más accesibles del mundo pero le falta rigor”

Publicado en La Vanguardia el 2 de octubre de 2023 | SERVIMEDIA

El arquitecto Enrique Rovira-Beleta lleva 41 años sobre su silla de ruedas y otros tantos logrando que los edificios sean más accesibles. “Todos queremos ser muy mayores, no viejos, y seguir viviendo en nuestra casa por eso hay que rehabilitarlas haciendo ‘ajustes razonables’”, asegura Rovira-Beleta.

Es preciso conocer un poco su historia personal de este arquitecto, referente nacional e internacional en materia de accesibilidad, para entender su trayectoria profesional. Con tan sólo 24 años mientras realizaba el Servicio Militar, un virus le afectó la médula espinal y desde entonces es usuario de una silla de ruedas. Tales circunstancias le llevaron a dedicar su vida personal y profesional a lograr entornos accesibles para todas las personas. “Empecé a trabajar como delineante en la Dirección General de Vivienda de la Generalitat de Cataluña. Era un estudiante de tercero en silla de ruedas y claro, aquello supuso un cambio”, recuerda Rovira-Beleta en una entrevista a Servimedia.

Este hombre está acostumbrado a enfrentarse a retos y reconoce que tiene un espíritu “muy competitivo” en cualquier empresa que acomete. “Cuando me quedé en silla de ruedas, descubrí el mundo del asociacionismo y empecé a relacionarme con otras personas con discapacidad que me aconsejaron que hiciera natación para recuperarme” rememora. “Entonces tú vas y haces natación. Te gusta competir y te conviertes en campeón de Cataluña y luego en campeón de España”.

Tras haber trabajado apenas cinco años en la administración, el joven arquitecto recibió una llamada del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 y no se amilanó. Eso sí recuerda: “¡Casi me caigo de la silla! Pero yo encantado”. “Supuso entrar en contacto con la élite de la profesión. Si no eres Premio FAD, que son como los Nobel de la arquitectura, no trabajas para el Comité Olímpico”, asevera.

Rovira-Beleta comenzó a diseñar en materia de accesibilidad aplicada a la arquitectura cuando tenía 30 años y llevaba más de una década sobre su silla de ruedas. Entonces se topó con otras barreras que no eran precisamente las físicas. “En la España de los años 80 y los 90 había mucho desconocimiento sobre discapacidad”.

“Disponíamos de la extinta Ley de Integración Social del Minusválido (Lismi) de 1982 que estaba orientada hacia lo que entonces se llamaba ‘supresión de barreras arquitectónicas’, es decir, básicamente sólo contemplaba a los usuarios de las sillas de ruedas”, explica el arquitecto. “Si además haces una normativa, que era el Decreto 100/84 en Cataluña, que no tiene sanciones, tan sólo recomendaciones y si no las cumples no pasa nada, pues nadie las cumplía”, se lamenta en la actualidad.

FALTA RIGOR Y FORMACIÓN

“Estos días he tenido noticias del Consejo de Accesibilidad de la Generalitat de Cataluña y confío en que nos anuncien en breve la próxima publicación del nuevo reglamento de accesibilidad”, avanza para Servimedia Rovira-Beleta.

Este reputado arquitecto es el responsable del Área de Accesibilidad de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de Barcelona (UIC) y asegura sorprendido: “Somos la única escuela de España y de las pocas del mundo que tiene una asignatura obligatoria de accesibilidad que si no la apruebas no eres arquitecto”.

Como director del Postgrado en Accesibilidad y Diseño para Todos, Rovira-Beleta insiste en que se debe hacer “más formación en las universidades, los colegios y las instituciones”. “Faltan especialistas en accesibilidad y falta rigor”, denuncia. “No se contratan a consultorías de accesibilidad acreditadas para supervisar proyectos y obras rehabilitación de viviendas y de edificios”, se lamenta.

Para ello hay que conseguir que los establecimientos, los entornos y los destinos sean realmente accesibles, con una certificación de accesibilidad. Según Rovira-Beleta, “habría que homologar un sello de Calidad de Accesibilidad con reconocimiento internacional”. “España es uno de los países más accesibles del mundo, pero falta rigor”, sentencia. Los edificios no están preparados porque se han quedado ‘viejos’ y se tienen que rehabilitar.

ACCESIBLE PARA TODOS

“La gente se cree que esto de la accesibilidad es sólo para personas con discapacidad, que es muy caro y que lo van a usar cuatro, pero están totalmente equivocados”, asevera el arquitecto. “Todo el mundo quiere ser mayor, muy mayor. ¡Ojo! Pero no viejo. Y anciano ya ni le cuento. Todo el mundo quiere vivir en su casa, no en una residencia geriátrica. Por lo tanto, son necesarias viviendas accesibles”. “La arquitectura del siglo XXI es la de las personas mayores”, y añade, “la nueva medida es la silla de ruedas”.

“Si tú le preguntas a cualquier persona cuál es la medida estándar de una silla de ruedas muchísima gente lo desconoce. Muy pocos le dirán las dimensiones exactas y es muy importante ser consciente de esto. Se lo dice un arquitecto que va en silla, que mide 1,87 y pesa más de 110 kg”, señala el experto en arquitectura accesible”.

Rovira-Beleta insiste en los beneficios para todos de una ciudad accesible, “no sólo desde el punto de vista turístico porque la hará más atractiva y generará mayores rendimientos económicos, sino porque aporta mayor seguridad y comodidad para todos los ciudadanos”. “Si una silla de ruedas pasa por un espacio pasamos todos y si una persona con discapacidad visual ve mejor una indicación, el resto lo veremos mejor. Además, los extranjeros con los pictogramas para personas con discapacidades cognitivas entienden lo que es una paella, aunque desconozcan el idioma”.

“La accesibilidad es la arquitectura de los sentidos del ser humano”, agrega con contundencia. Va más allá de la eliminación de barreras físicas. Cada vez se tiene más en cuenta las discapacidades sensoriales, cognitivas, etc. “En los diseños se incluye la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto… Dejamos aparte el sentido del gusto para que te comas la maqueta si fuera comestible”, dice bromeando Rovira-Beleta.

Además, coyunturalmente cualquier persona puede verse en situación de discapacidad a lo largo de su vida debido a un accidente. Por otra parte, existe la tendencia de desplazarse sobre ruedas bien en patinetes, en segway o en triciclo. “Barcelona, que es una de las ciudades más accesibles del mundo, está llena de patinetes y bicicletas. Esta es sin duda la década de la accesibilidad”, afirma.

La máxima de este experto en accesibilidad es modificar los espacios haciendo ‘los ajustes razonables’. “A veces pese a la normativa no se pueden implementar determinadas modificaciones porque no hay espacio suficiente y tienes que hacer inventos. Estos son ‘los ajustes razonables’ para hacer ese vivienda o espacio accesible. Tienes que adaptarte a las circunstancias”, relata.

La accesibilidad cuando está bien hecha pasa desapercibida y todo el mundo la usa. Entonces se habla de una accesibilidad integrada. “Tú puedes colocar una barra en el baño, un asidero para facilitar el traslado al inodoro a una persona con discapacidad motórica, pero si le cuelgas una toalla, mucha gente se va a creer que es el toallero. Eso es accesibilidad desapercibida y claro que es posible”, señala. “No quiero tercer sexo. Yo no tengo un tercer sexo. ¿Qué es esto de aseos para hombres para mujeres y para personas con discapacidad. ¿Por qué tengo entrar al baño de señoras?”, manifiesta con cierto enfado.

Rovira-Beleta habla de una arquitectura de los sentidos donde debería primar el sentido común porque la condición de accesibilidad de un espacio hace la vida más fácil a ‘todos’.