Publicat el dimarts 15 d’abril del 2014 a El Periódico
El carril bici se desplazará al tramo central para hacerlo más seguro y se ganarán 6 nuevas plazasPublicado el martes 15 de abril de 2014 en El Periódico
El carril bici se desplazará al tramo central para hacerlo más seguro y se ganarán 6 nuevas plazas
Al tantas veces anunciado plan de reforma del Paral·lel se le puso ayer calendario. La reforma de la vía, cuyos principales cambios urbanísticos serán la creación de seis plazas en los cruces con las calles del Eixample y el traslado del carril bici al tramo central, empezará a mediados de mayo y el municipio prevé que se alargue 10 meses, anunció ayer el alcalde Trias. Fue la enésima presentación del proyecto de transformación de la hoy por hoy gris avenida para convertirla en una «vía de referencia para las personas, las artes escénicas y la gastronomía», como subraya siempre el concejal de Urbanismo, Antoni Vives.
La actuación, cuyo objetivo, en palabras del alcalde Trias, es «hacer el Paral·lel más atractivo para que genere una mayor actividad económica», prevé –además de la creación de las seis plazas y el traslado del carril bici al centro, siguiendo «el modelo de éxito» del paseo de Sant Joan»– un nuevo sistema de iluminación inteligente. Han diseñado para ello una nueva columna de «alumbrado versátil» con dos tipos de luz, la funcional y la ornamental o escénica, todo a base de lámparas led.
Y, coincidiendo con la transformación de la avenida, la Generalitat iniciará las reivindicadas obras de mejora de accesibilidad a la estación de la L-3 de Poble Sec, con la instalación de tres ascensores para comunicar andenes, vestíbulo y calle.
Las obras que se acaban de adjudicar a la empresa COPISA Constructura Pirenaica, SA por un valor de casi siete millones comprenden el tramo entre las calles de Lleida y la Ronda de Sant Pau, un ámbito de actuación de más de 70.000 metros cuadrados, donde se ganarán 8.300 metros cuadrados «de espacio de encuentro», según enfatizó ayer el alcalde de la ciudad, recién llegado de su gira americana.
A ojos de los profesionales de Raons Públiques –proyecto de participación ciudadana en la construcción del espacio público muy activo en la ciudad–, la idea sobre la que pivota la reforma, que la creación de plazas favorecerá nuevos espacios de convivencia, es tramposa. El colectivo, que trabaja con el Ayuntamiento de Barcelona en otros proyectos locales, como la urbanización de la cobertura de las vías en Sants, considera que la reforma del paseo es otro «plan escaparate», ya que lo que se pretende es crear un eje turístico que atraiga a los visitantes desde el final de la Rambla hasta la explanada de los museos de Montjuïc, sembrando el Paral·lel de nuevas terrazas.
Según apunta el colectivo, procesos de este tipo hacen encarecer el nivel de vida en los barrios, empobreciendo a las rentas más bajas, «como está pasando desde hace tiempo en los barrios del Poble Sec y Sant Antoni, en la retaguardia del plan del Paral·lel». Fenómeno conocido como gentrificación , del que se han escrito páginas y páginas sobre barrios como el Born y la Barceloneta.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Al ser preguntado sobre esta cuestión, el alcalde Trias respondió ayer que el éxito de una ciudad es que haya actividad económica e insistió en que las nuevas plazas crearán «cohesión social». «Uno de los objetivos del plan es, precisamente, que el Paral·lel pase de ser frontera a ser bisagra», añadió Vives, quien subrayó que la reforma que está a punto de empezar es solo una de las primeras concreciones de un plan de actuación más amplio para la mejora y revitalización de la avenida y que el ayuntamiento trabaja con una comisión de seguimiento formada por vecinos y entidades. «Se trata de un plan transversal que pretende acompañar la reforma urbanística de un conjunto de medidas en el ámbito de la cultura y la promoción socioeconómica que han de servir para dinamizar la avenida», apuntó el concejal.
Entre los vecinos no hay una posición común. Hay voces que cuentan los días para que el plan sea ya una realidad. Otras, en cambio, más críticas, lo ven como una maniobra «más enfocada al turista que al ciudadano». Ambos grupos, eso sí, coinciden en algo: que los esfuerzos en la avenida no descuiden las necesidades en sus barrios.
Al tantas veces anunciado plan de reforma del Paral·lel se le puso ayer calendario. La reforma de la vía, cuyos principales cambios urbanísticos serán la creación de seis plazas en los cruces con las calles del Eixample y el traslado del carril bici al tramo central, empezará a mediados de mayo y el municipio prevé que se alargue 10 meses, anunció ayer el alcalde Trias. Fue la enésima presentación del proyecto de transformación de la hoy por hoy gris avenida para convertirla en una «vía de referencia para las personas, las artes escénicas y la gastronomía», como subraya siempre el concejal de Urbanismo, Antoni Vives.
La actuación, cuyo objetivo, en palabras del alcalde Trias, es «hacer el Paral·lel más atractivo para que genere una mayor actividad económica», prevé –además de la creación de las seis plazas y el traslado del carril bici al centro, siguiendo «el modelo de éxito» del paseo de Sant Joan»– un nuevo sistema de iluminación inteligente. Han diseñado para ello una nueva columna de «alumbrado versátil» con dos tipos de luz, la funcional y la ornamental o escénica, todo a base de lámparas led.
Y, coincidiendo con la transformación de la avenida, la Generalitat iniciará las reivindicadas obras de mejora de accesibilidad a la estación de la L-3 de Poble Sec, con la instalación de tres ascensores para comunicar andenes, vestíbulo y calle.
Las obras que se acaban de adjudicar a la empresa COPISA Constructura Pirenaica, SA por un valor de casi siete millones comprenden el tramo entre las calles de Lleida y la Ronda de Sant Pau, un ámbito de actuación de más de 70.000 metros cuadrados, donde se ganarán 8.300 metros cuadrados «de espacio de encuentro», según enfatizó ayer el alcalde de la ciudad, recién llegado de su gira americana.
A ojos de los profesionales de Raons Públiques –proyecto de participación ciudadana en la construcción del espacio público muy activo en la ciudad–, la idea sobre la que pivota la reforma, que la creación de plazas favorecerá nuevos espacios de convivencia, es tramposa. El colectivo, que trabaja con el Ayuntamiento de Barcelona en otros proyectos locales, como la urbanización de la cobertura de las vías en Sants, considera que la reforma del paseo es otro «plan escaparate», ya que lo que se pretende es crear un eje turístico que atraiga a los visitantes desde el final de la Rambla hasta la explanada de los museos de Montjuïc, sembrando el Paral·lel de nuevas terrazas.
Según apunta el colectivo, procesos de este tipo hacen encarecer el nivel de vida en los barrios, empobreciendo a las rentas más bajas, «como está pasando desde hace tiempo en los barrios del Poble Sec y Sant Antoni, en la retaguardia del plan del Paral·lel». Fenómeno conocido como gentrificación , del que se han escrito páginas y páginas sobre barrios como el Born y la Barceloneta.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Al ser preguntado sobre esta cuestión, el alcalde Trias respondió ayer que el éxito de una ciudad es que haya actividad económica e insistió en que las nuevas plazas crearán «cohesión social». «Uno de los objetivos del plan es, precisamente, que el Paral·lel pase de ser frontera a ser bisagra», añadió Vives, quien subrayó que la reforma que está a punto de empezar es solo una de las primeras concreciones de un plan de actuación más amplio para la mejora y revitalización de la avenida y que el ayuntamiento trabaja con una comisión de seguimiento formada por vecinos y entidades. «Se trata de un plan transversal que pretende acompañar la reforma urbanística de un conjunto de medidas en el ámbito de la cultura y la promoción socioeconómica que han de servir para dinamizar la avenida», apuntó el concejal.
Entre los vecinos no hay una posición común. Hay voces que cuentan los días para que el plan sea ya una realidad. Otras, en cambio, más críticas, lo ven como una maniobra «más enfocada al turista que al ciudadano». Ambos grupos, eso sí, coinciden en algo: que los esfuerzos en la avenida no descuiden las necesidades en sus barrios.