Publicat el dimecres 16 d’abril del 2014 a La Vanguardia
Si el Grup R hubiera nacido en el año 2014, la R haría referencia sin duda a rehabilitar, reciclar o reparar. Pero cuando se fundó en 1951, en Barcelona todavía había mucho por construir. Un estudio realizado en 1949 vinculado a un concurso de vivienda económica, en el que participaron algunos de los que después formarían el grupo, analizaba la situación de la vivienda obrera. De las 54.000 necesarias durante esa década, sólo se había edificado un tercio. Y en la ciudad las barracas se cifraban en 20.000, con la autoconstrucción a la orden del día. La corriente migratoria del campo a la ciudad era incesante. Y no solo se debía a la demanda de mano de obra en la industria sino a la búsqueda de una mejor subsistencia. El estudio dibuja cómo era la vivienda del momento y el porcentaje de precariedad a cubrir: Para una familia de 3-4 personas se proponían pisos de 44m2 (45%), de 5-6 personas, 54m2 (25%) y de más de 6 miembros, 72m2 (10%). Ante el creciente aumento de población inmigrante, que en los 50 y 60 viviría la gran eclosión, el m2 pasaba a instaurarse como claro marcador de clases.
En la nueva etapa que abría la década de los 50, ya superada la autarquía de la posguerra inmediata, aparece el Grup R, que libra su particular batalla de reconquista arquitectónica. La R remite a “reintegración cultural y arquitectónica” o “recuperación del movimiento moderno”, de la modernidad perdida tras la Guerra Civil. El grupo fue fundado por los arquitectos Antoni Moragas, Josep Maria Sostres, Oriol Bohigas, Josep Maria Martorell, Joaquim Gili y Josep Pratmaso, junto a José Antonio Coderch y Manuel Josep Antonio Balcells, Francesc Bassó, Guillermo Giráldez, Pau Montguió y F ancesc Vayreda. Disuelto en 1961, durante una década compusieron un activo grupo de jóvenes dispuestos a que la arquitectura moderna se hiciera visible. Su lista de objetivos quedó porescrito: Estudio de problemas de arquitectura. Publicaciones, conferencias. Relaciones con el exterior. Propaganda de la nueva arquitectura. Técnicas. Y relación con otras artes. A algunos miembros se debe, también, la creación del premio de Arquitectura FAD en 1958 y la f undación del ADI-FAD en 1960, semilla que arraigó la disciplina del diseño en la sociedad barcelonesa.
El Grup R retomaba ese terreno que el Gatepac GATEPAC ya había labrado durante la República. Yque el franquismo desterró por incompatibilidad ideológica. Su talante agitador se producía en una Barcelona donde en aquel 1951 el Colegio de Arquitectos que aglutinaba entonces colegiados de toda Catalunya y Baleares, contabilizaba sólo 356 arquitectos, todos hombres(hoy sólo en la demarcación de Barcelona son 7.861, con un 25% de mujeres).
La exposición Motor de modernidad. Grup R muestra la obra del colectivo insertada en el momento histórico y social. Nada más entrar en la sala se oye la inconfundible voz aflautada de los nodos de la época. Sobre una gran pantalla, la proyección de imágenes gigantescas de los noticiarios que mostraban los hitos de la modernización del país, con su loa continuada a los logros del régimen. Y la arquitectura e infraestructuras como arma de propaganda política. En frente, un plano de Barcelona del 1949 y varios gráficos con el mencionado estudio socioeconómico de la vivienda obrera. Ese es el marco del Grup R. Aunque, si bien sus miembros construyeron algunos edificios de vivienda social, el grupo sobre todo representa el despegue y desarrollo económico de la ciudad de Barcelona: la facultad de derecho de Giraldez-López-Subias, el Camp Nou de Mitjans-Soteras, los comedores de la Seat de Ortiz Echague-Barbero-De la Joya. También edificios de viviendas para una clase media y m edia alta, y unifamiliares como las casas MoratieloIranzo de Sostres, reflejo de una burguesía emergente capaz de apreciar la arquitectura moderna.
La exposición incluye obras de otros arquitectos del momento con una inclinación estilística o conceptual próxima: Barba Corsini (viviendas Tavern, 34), Bonet Castellana (La Ricarda en el Prat) o Mitjans (viviendas Av. Sarrià, 130) que no pertenecieron al Grup R. Y la mezcla de obras sin previo aviso crea cierta confusión. Igual que la ubicación de los créditos y pies de foto. Más allá de dar notica del grupo como fenómeno de agitación, difusión y relación con las artes en un momento histórico determinado, en la muestra se echa en falta conocer más la particularidad arquitectónica de las obras. Para el barcelonés, no obstante, puede ser un aliciente. Y callejero en mano trazar la ruta: la editorial Gustavo Gili deBasso-Gili, en Rosselló, 89; la Casa dels Braus de Moragas, con fotos de Català-Roca (el fotógrafo oficial del grupo) en Gran Via 798-812; el Park Hotel de Morgas-Riba, en Marqués de l’Argentera, 11, la Casa de la Marina de Coderch-Valls en paseo Joan de Borbó /Almirall Cervera.
Si el Grup R hubiera nacido en el año 2014, la R haría referencia sin duda a rehabilitar, reciclar o reparar. Pero cuando se fundó en 1951, en Barcelona todavía había mucho por construir. Un estudio realizado en 1949 vinculado a un concurso de vivienda económica, en el que participaron algunos de los que después formarían el grupo, analizaba la situación de la vivienda obrera. De las 54.000 necesarias durante esa década, sólo se había edificado un tercio. Y en la ciudad las barracas se cifraban en 20.000, con la autoconstrucción a la orden del día. La corriente migratoria del campo a la ciudad era incesante. Y no solo se debía a la demanda de mano de obra en la industria sino a la búsqueda de una mejor subsistencia. El estudio dibuja cómo era la vivienda del momento y el porcentaje de precariedad a cubrir: Para una familia de 3-4 personas se proponían pisos de 44m2 (45%), de 5-6 personas, 54m2 (25%) y de más de 6 miembros, 72m2 (10%). Ante el creciente aumento de población inmigrante, que en los 50 y 60 viviría la gran eclosión, el m2 pasaba a instaurarse como claro marcador de clases.
En la nueva etapa que abría la década de los 50, ya superada la autarquía de la posguerra inmediata, aparece el Grup R, que libra su particular batalla de reconquista arquitectónica. La R remite a “reintegración cultural y arquitectónica” o “recuperación del movimiento moderno”, de la modernidad perdida tras la Guerra Civil. El grupo fue fundado por los arquitectos Antoni Moragas, Josep Maria Sostres, Oriol Bohigas, Josep Maria Martorell, Joaquim Gili y Josep Pratmaso, junto a José Antonio Coderch y Manuel Josep Antonio Balcells, Francesc Bassó, Guillermo Giráldez, Pau Montguió y F ancesc Vayreda. Disuelto en 1961, durante una década compusieron un activo grupo de jóvenes dispuestos a que la arquitectura moderna se hiciera visible. Su lista de objetivos quedó por escrito: Estudio de problemas de arquitectura. Publicaciones, conferencias. Relaciones con el exterior. Propaganda de la nueva arquitectura. Técnicas. Y relación con otras artes. A algunos miembros se debe, también, la creación del premio de Arquitectura FAD en 1958 y la f undación del ADI-FAD en 1960, semilla que arraigó la disciplina del diseño en la sociedad barcelonesa.
El Grup R retomaba ese terreno que el Gatepac GATEPAC ya había labrado durante la República. Y que el franquismo desterró por incompatibilidad ideológica. Su talante agitador se producía en una Barcelona donde en aquel 1951 el Colegio de Arquitectos que aglutinaba entonces colegiados de toda Catalunya y Baleares, contabilizaba sólo 356 arquitectos, todos hombres(hoy sólo en la demarcación de Barcelona son 7.861, con un 25% de mujeres).
La exposición Motor de modernidad. Grup R muestra la obra del colectivo insertada en el momento histórico y social. Nada más entrar en la sala se oye la inconfundible voz aflautada de los nodos de la época. Sobre una gran pantalla, la proyección de imágenes gigantescas de los noticiarios que mostraban los hitos de la modernización del país, con su loa continuada a los logros del régimen. Y la arquitectura e infraestructuras como arma de propaganda política. En frente, un plano de Barcelona del 1949 y varios gráficos con el mencionado estudio socioeconómico de la vivienda obrera. Ese es el marco del Grup R. Aunque, si bien sus miembros construyeron algunos edificios de vivienda social, el grupo sobre todo representa el despegue y desarrollo económico de la ciudad de Barcelona: la facultad de derecho de Giraldez-López-Subias, el Camp Nou de Mitjans-Soteras, los comedores de la Seat de Ortiz Echague-Barbero-De la Joya. También edificios de viviendas para una clase media y m edia alta, y unifamiliares como las casas MoratieloIranzo de Sostres, reflejo de una burguesía emergente capaz de apreciar la arquitectura moderna.
La exposición incluye obras de otros arquitectos del momento con una inclinación estilística o conceptual próxima: Barba Corsini (viviendas Tavern, 34), Bonet Castellana (La Ricarda en el Prat) o Mitjans (viviendas Av. Sarrià, 130) que no pertenecieron al Grup R. Y la mezcla de obras sin previo aviso crea cierta confusión. Igual que la ubicación de los créditos y pies de foto. Más allá de dar notica del grupo como fenómeno de agitación, difusión y relación con las artes en un momento histórico determinado, en la muestra se echa en falta conocer más la particularidad arquitectónica de las obras. Para el barcelonés, no obstante, puede ser un aliciente. Y callejero en mano trazar la ruta: la editorial Gustavo Gili deBasso-Gili, en Rosselló, 89; la Casa dels Braus de Moragas, con fotos de Català-Roca (el fotógrafo oficial del grupo) en Gran Via 798-812; el Park Hotel de Morgas-Riba, en Marqués de l’Argentera, 11, la Casa de la Marina de Coderch-Valls en paseo Joan de Borbó /Almirall Cervera.