Perspectivas de lujo | Llàtzer Moix

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La exposición ‘Correa & Milá, en perspectiva’, refleja la distancia temporal y generacional con la que los jóvenes comisarios Aureli Mora y Omar Ornaque (AxA) analizan ahora su legado

Publicado en La Vanguardia el 2 de abril de 2023

Cada época tiene sus vigencias, también en el ámbito de la arquitectura. Hoy parece propio de inconscientes proyectar sin atender a los requerimientos de la emergencia climática. Y son a menudo las obras sensibles a esta urgencia las que merecen mayor reconocimiento. Pero para arquitectos como Federico Correa y Alfonso Milá, que empezaron a ejercer en los años cincuenta, en un estrato social barcelonés acomodado, la prioridad era otra: escapar de la grisura franquista, desarrollar un lenguaje moderno, optimista y, en especial, lograr otro tipo de confort para sus clientes.

El año que viene se cumplirán cien años del nacimiento de ambos arquitectos. Pero el ­COAC ya está celebrando la efeméride con una exposición muy recomendable, cuyo título, Correa & Milá, en perspectiva, refleja la distancia temporal y generacional con la que los jóvenes comisarios analizan ahora su legado y, también, la extraordinaria calidad de las perspectivas dibujadas por Correa.

En un presente en el que gran parte del dibujo que exige cualquier obra lo hacen las máquinas (y la disciplina, otrora básica para un arquitecto, retrocede), el dibujo de Correa, su método proyectual basado en la perspectiva, su gusto por una paleta de lápices de colores de ecos pop y su sofisticación hedonista constituyen una brillante, admirable y evocadora rareza.

Esta exposición es recomendable porque, además de dibujos luminosos, reúne alrededor de cuatro centenares de piezas –muebles, lámparas, planos, fotos, etcétera– que contribuyen a explicar por qué Correa y Milá actuaron como lo hicieron y qué desafíos encararon. Por ejemplo, la falta de mobiliario satisfactorio, lo que les llevó a diseñar piezas ya clásicas, hoy todavía en producción, muchas con la colaboración de Miguel Milá. O su relación con el maestro Coderch de Sentmenat. O la posibilidad de intervenir en un lugar tan característico como Cadaqués, donde firmaron medio centenar de proyectos, en tiempos de segundas residencias, sin destruirlo y, además, definiendo una pauta de intervención donde la arquitectura moderna engrana con la vernácula. O el modo en que sus clientes, para los que proyectaron un universo envidiable, preferían la arquitectura de calidad a la espectacular. O sus escenarios para el ocio de la gauche divine, o sus torres en Diagonal, o sus obras públicas… Otra época.