¿Por qué es tan importante la Escuela de Barcelona en arquitectura?

¿Por qué es tan importante la Escuela de Barcelona en arquitectura?

Una exposición online creada por Roger Subirà para la Fundación Docomomo Ibérico recoge proyectos que denotan cómo todos ellos tenían una forma propia de entender y hacer arquitectura

Publicado en Arquitectura y Diseño el 10 de marzo de 2023 | Beatriz Fabián

Es difícil entender la eclosión de la arquitectura en la Barcelona preolímpica sin la existencia de la Escuela de Barcelona, un foro de reflexión de un grupo de arquitectos que, a pesar de trabajar sin un método ni una filosofía comunes, crearon un estilo y una forma de entender la profesión.

Barcelona, del año 1965 a mediados de la década de 1970. Un grupo de arquitectos catalanes con obras y métodos distintos mantenían una línea formal con un estilo coherente y, sobre todo, compartían amistad e inquietudes culturales como para formar, sin manifiesto de por medio, la Escuela de Barcelona. Una exposición online creada por Roger Subirà para la Fundación Docomomo Ibérico –entidad que tiene como objetivo inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno– recoge proyectos que denotan cómo todos ellos tenían una forma propia de entender y hacer arquitectura. Según afirmaba Oriol Bohigas, seguían un lenguaje constructivo racionalista, al estilo del neorrealismo arquitectónico de la escuela de Milán, reflexionaban sobre lo mediterráneo, lo tradicional y lo popular en la arquitectura, y ponían un especial interés en el diseño.

Nombres icónicos

Con Federico Correa como referente, se asocian a este grupo los nombres de Alfons MilàEstudio PER (Lluís Clotet, Pep Bonet, Cristian Cirici y Óscar Tusquets), Helio Piñón y Albert ViaplanaGabriel Mora, el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill y MBM (Oriol Bohigas, Josep Martorell y David Mackay), entre otros. Como argumenta Subirà, “a diferencia de otros movimientos de la vanguardia arquitectónica, como el GATPAC –Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea, fundado en la década de 1930–, nunca fue un grupo formal ni cerrado, ni nació en relación con un texto o manifiesto fundacional. La Escuela de Barcelona no deja de ser una invención, es decir, una lectura o interpretación, crítica y razonada de la realidad de la producción arquitectónica que se dio en Cataluña en unos determinados años”. Si no fueron escuela como tal, sin duda hicieron historia.

Edificio de viviendas en la avenida Meridiana, de Bohigas, Martorell y Mackay (1964)
Banca Catalana, de Enrique Tous y José María Fargas (1968)
Tortillería Flash Flash (1970), de Alfons Milà y Federico Correa