Momentos afortunados de una trayectoria profesional
Buenas tardes. Es un placer estar de nuevo en la Academia de Mendrisio, en la que durante 13 años tuve la oportunidad de colaborar como profesor y es un doble placer dirigirles unas palabras sobre un libro de Aurelio Galfetti.
Debo advertirles que hablaré poco del libro, no quiero hacer un spoiler sobre su contenido y despejar el misterio que contiene, ya que lo mejor que pueden hacer es comprarlo y descubrirlo ustedes mismos.
Sin embargo, sí puedo afirmar que es un magnífico libro.
De entrada, me gusta el título: Aurelio Galfetti. Costruire lo espazio.
Sencillo, escueto, donde Franz Graf ha decidido no subrayar con la palabra arquitecto y acierta porque es más directo ir al grano con la frase “construir el espacio”, que es el arte que define la Arquitectura.
En segundo lugar, tiene unas buenas dimensiones, 24 cm de ancho x 28 de alto, un libro grande, con buena presencia, ligeramente vertical que lo hace más elegante, con un hendido de “cortesía” a pocos milímetros del lomo que permite un mejor plegado de la cubierta y aporta un detalle estético.
La tipografía de las letras creo que es la Akzidenz Grotesk, una tipografía canónica de palo seco utilizada en el Movimiento Moderno antes que apareciera la Helvética con la que tiene similitudes.
Por otra parte, es un libro que pesa poco, es manejable y hace que se pueda leer y mirar cómodamente en la cama o en el asiento de un avión o un tren.
Ha sido editado por Franz Graf, profesor de la Academia, de una manera muy precisa y cuidada en sus escritos, que ayudan a interpretar la trayectoria profesional de Aurelio Galfetti a partir de 3 obras con la presencia de croquis, planos y un conjunto de magníficas fotografías que resaltan la calidad de los edificios.
Con la advertencia una vez más para que compren el libro, podría terminar mi intervención y darles las gracias de escucharme. Pero permítanme que utilice unos minutos más, para hablar de Aurelio Galfetti y sobre lo que considero unos momentos afortunados de su trayectoria y como a partir de ellos se consolidó mi reconocimiento profesional y una amistad personal.
Primer momento en la década de los 60
Cuando recién terminados sus estudios en Zurich le encargan la construcción de la casa Rotalinti.
No sabía qué hacer y me apoyé en Le Corbusier, le había afirmado a Martin Domínguez en una entrevista para la revista Quaderns de Arquitectura de Barcelona. Y a mí, posteriormente, me había comentado que en aquellos años
de juventud seguir la obra de Le Corbusier era como seguir la Biblia, o como le comentaba a Francesca Albani en una entrevista para este libro en 2019: “Le Corbusier me ha acompañado como un amigo a lo largo de la actividad profesional”.
Debemos reconocer que Lio supo escoger bien su compañero de viaje.
Con su rotunda construcción en hormigón, la casa Rotalini, busca como posicionarse en la topografía del terreno y absorber las preexistencias del paisaje envolvente y así aparece como un objeto aislado en La Colina, dominando la ciudad e intentando una relación visual con los Castillos de Bellinzona.
Entre 1967-70. Pocos años después, en colaboración con Flora Ruchat y Ivo Trümpy construye las Piscinas de Bellinzona, uno de los primeros ejemplos en querer interpretar los vacíos urbanas como valores arquitectónicos, capaces de superar las condiciones programáticas y funcionales.
El encargo de unas piscinas y sus vestuarios, Galfetti y sus compañeros lo transforman en un proyecto singular, una pasarela pública que une todos los espacios y que a la manera de un Acueducto atraviesa el campo y une la ciudad con el Rio. En este caso la larga y estilizada estructura de la pasarela sutilmente incorporada al paisaje no pretende integrar sino acentuar las cualidades paisajísticas del lugar.
Entre 1964-1976. Continúa la colaboración con Flora Ruchat e Ivo Trümpy y construyen la Villa Ortensia al Hospital Neuropsiquiátrico de Mendrisio.
Una obra importante por el carácter social y la necesidad de cambiar los planteamientos psiquiátrico-arquitectónicos de este tipo de edificios.
La lucha de Aurelio y sus compañeros durante los 12 años del proceso proyectual, con 8 soluciones distintas, refleja el empeño de los arquitectos en abrir estos edificios, conectarlos a la naturaleza y hacerlos más luminosos.
Me conmueve comprobar como el libro, a través de los escritos de Franz Graf, documentos y fotos, nos muestra la extraordinaria calidad del edificio y nos ilustra sobre el ambiente que se crea entre los espacios interiores y exteriores, o su particular disposición en la topografía del terreno.
50 años después no ha cambiado un ápice la frescura arquitectónica que los arquitectos supieron imprimirle en aquellos momentos. El transcurrir del tiempo solo se observa si comparamos las fotografías antiguas en blanco y negro con las actuales en color, en donde lo único que cambia es la abundancia de vegetación y crecimiento de los árboles.
Segundo momento en los años 90
Cuando junto a Mario Botta planificaron y crearon una de las escuelas de Arquitectura más atractivas que existen, la Academia de Arquitectura de Mendrisio.
Estarán de acuerdo conmigo que fundar una nueva escuela no solo es una cuestión de ambición y entusiasmo, sino un empeño cultural que más allá de lo arquitectónico se proyecta como un servicio a la sociedad.
Déjenme abrir un paréntesis y dar mi testimonio de lo que es la Academia.
- – En el año 1996 Mario y Lio me hablaron por primera vez de la escuela que estaban organizando y de la posibilidad de que entrara a formar parte de ella como profesor.
- – Dos años más tarde, con la escuela funcionando y Lio Galfetti como director, me comprometí por un año, que finalmente se alargó hasta que me retiré al cumplir los 70 años.
- – Fue una extraordinaria experiencia colaborar durante casi 13 años en el desarrollo de esta nueva escuela.
- – Era fácil trabajar, a pesar de lo exigente que es enseñar en Suiza. Pocos estudiantes y grandes medios, una de las claves del éxito de la Academia. Al principio en los espacios del Turconi el viejo Hospital de Mendrisio y a partir del año 2000 en el moderno edificio del Canavée.
- – Fue un privilegio enseñar aquí. Y sobre todo, poder estar en contacto con los otros profesores, arquitectos, historiadores y humanistas de reconocida valía internacional y también quiero recordar a los asistentes o la gran cantidad de estudiantes que han formado parte de la escuela. Todos ellos, profesores, ayudantes y alumnos, llegaban aquí con la ilusión de fortalecer el funcionamiento de la Escuela, transmitir sus experiencias y aprender todo aquello que flotaba en la atmósfera de la Academia.
Transmitir y aprender, he aquí el fundamento de la enseñanza y la razón de ser de la Academia.
Así se fundó esta Escuela que quería formar arquitectos que terminaban los estudios con la capacidad de pensar, dibujar y controlar el proceso de construcción de un edificio. Y así lo confirma Franz Graf en la introducción de este libro al recoger unas palabras de Galfetti del 14 de julio de 2008 en el Aula Magna de la Academia: “Il nostro insegnamento mira a creare una figura di architetto veramente capace di progetare (….) un architetto per il quale gli aspetti etici del mestiere sono inscindibili da quelli urbanistici, qualli tecnici sono inscindibili da quelli umanistici, insomma, piu sintéticamente, una formazione de generaliste e non specialiste”
Planteamiento que Mario Botta consolida en su artículo “la necesidad del Arquitecto Generalista” como introducción al libro que los “Quaderni dell’Accademia” dedicó a este tema en el año 2013.
En el que se manifiesta un concepto de enseñanza que no solo hay que mantener, sino potenciar.
Cierro el paréntesis y quiero terminar resaltando:
Un tercer momento, cuando a principios de este siglo, Lio logra terminar la construcción de una vivienda unifamiliar en la Isla de Paros. Una casa entre muros. 40 años después de la Rotalinti.
Para mí el interés de este proyecto es el hecho de que Galfetti desarrolla un trabajo que va más allá de una cuestión profesional habitual, ya que empieza:
- – buscando el lugar
- – comprando el terreno
- – dibujando los planos
- – convenciendo a Lola, su mujer
- – discutiendo las normativas
- – dirigiendo la construcción
- – al final vivir y disfrutar de la casa.
Promotor, arquitecto y usuario, difícil y empeñada tarea. No hay excusas, todo lo bueno y lo malo tienen la misma mano.
Si el proceso proyectual y la construcción de la casa son atractivos, no los es menos la manera en que Lio explica y transmite pedagógicamente aquel proceso.
Es una lección magistral en la que a través de dibujos hechos en la pizarra nos va desgranando los episodios y los acontecimientos de la búsqueda de un lugar. Así comprendemos como a la manera de un caballero cruzado que parte de Camelot en busca del Grial, Lio sale de Bellinzona, atraviesa el sur de Europa y viaja por el mediterráneo en la búsqueda de un lugar donde construir una casa para las vacaciones.
Al fin llega a Paros, una de las islas griegas de las Cícladas, situada en el centro del mar Egeo, y allí encuentra el lugar adecuado que culmina sus ansias de:
- – disfrutar del mar y su inmensidad
- – la tierra donde arralarse
- – las vistas de lo próximo y lo lejano
- – el sol y su movimiento vital de nacimiento y ocaso
Todas estas cuestiones están explicadas en esta serie de dibujos que desde la sutileza y la sobriedad Lio es capaz de transmitir sus ideas de una manera directa sin necesitar enchufar ningún aparato eléctrico.
Es evidente que el dibujo a mano como medio de expresión es un recurso de comunicación tan antiguo como la humanidad y origen de todas las artes.
Su futuro debería estar asegurado como medio de educación y en nuestra profesión no puede caer en desuso a pesar de la proliferación de los métodos informáticos.
Los arquitectos debemos seguir dibujando a mano y al mismo tiempo utilizar los métodos más sofisticados de representación. No pueden ser excluyentes.
No quiero dar más detalles de la casa, ni de su construcción porqué supongo que ustedes la conocerán a través de las múltiples presentaciones que Lio ha dado. Concretamente en mi taller de proyectos era una explicación que le pedía cada año por su valor pedagógico.
Pero si les mostraré unas fotografías que tuve ocasión de hacer cuando el verano del 2003 tuve la oportunidad de visitar Paros.
En ellas intenté reflejar las ideas y los conceptos que Galfetti había buscado.
- – La interpretación del entrono
- – La voluntad de pasar despreciada (La casa no es la blanca que aparece en primer término, sino la que hay detrás. ¿Es una casa o un corral de cabras?)
- – La identificación con la materialidad del lugar
- – La búsqueda de una horizontal del terreno, metáfora del reposo
- – La aproximación, como recorrido arquitectónico Lecorbusieriano.
- – El descubrimiento de la casa, de lo domestico
- – La flexibilidad interior y la transversalidad
- – La relación con la tierra – montaña
- – Las vistas y la inmensidad del mar
- – El ocaso
Todas ellas son fotos que intentan entender la arquitectura, antes que su perfección fotográfica.
Por último, esta imagen de la casa en su excepcional lugar y la manera de hacerla, me recuerdan, salvando las circunstancias de lugar y de tiempo, la vivienda que en 1937 Curzio Malaparte construyó en Punta Masullo de la Isla de Capri.
“Una casa come me” la había bautizado Malaparte y se planteaba como manifiesto que refleja quien la habita.
Las dos están arraigadas al terreno sobre paisajes espectaculares y las dos establecen un dialogo entre el edificio, el medio natural y el infinito.
Quiero terminar con una frase de Lio:
“El oficio del arquitecto consiste esencialmente en hacer el proyecto para la construcción del espacio vital del hombre. Hacer, proyecto, construcción, espacio y hombre son cinco palabras que, reunidas, podrían ocupar toda la vida de un arquitecto, como me ha pasado a mí.”
Enhorabuena Lio por el libro.
Enhorabuena a Franz y a todos los colaboradores que lo habéis hecho posible.
Y por último, gracias Lio por tus momentos afortunados y por todo lo demás.
Esteve Bonell, Mendrisio 1 de desembre de 2021