Por qué vivir en un París falso en mitad de la China de verdad

Por qué vivir en un París falso en mitad de la China de verdad

Un paseo por los suburbios chinos que copian la arquitectura y los iconos de Occidente. Y una explicación de por qué esto existeUn paseo por los suburbios chinos que copian la arquitectura y los iconos de Occidente. Y una explicación de por qué esto existe

Publicado el lunes, 25 de agosto de 2014 en EL PAÍS

 

PAULA ARANTZAZU RUIZ | En Cenicero (La Rioja) hay una Estatua de la Libertad. En Nashville, Estados Unidos, poseen su propia réplica del Partenón ateniense. Las Vegas tiene un Coliseo, una Torre Eiffel y todo lo que se pueda construir con cartón. Pero nadie llega tan lejos a la hora de imitar la arquitectura y las construcciones más celebradas de la sociedad occidental como los suburbios de las principales ciudades de China. En ellos se extienden urbanizaciones enteras que recrean estilos del británico al nórdico o italiano. Tan desconcertante es el asunto que Bianca Bosker, periodista del Huffington Post, los ha ha recogido en el libro Original Copies: Architectural mimicry in contemporary China, el estudio más firme en nuestros tiempos de la duplitectura, la cultura de la copia y el urbanismo.

En sus páginas se cuenta cómo en 2001, el gobierno local de Shangái presentó un proyecto de expansión urbanística con el fin de dar cabida a los miles de nuevos residentes provenientes de otras regiones del país a causa del milagro económico del gigante rojo. La iniciativa, llamada One city, nine towns (traducible como Una ciudad, nueve pueblos) preveía construir alrededor de la ciudad hasta nueve suburbios satélites. Cinco de esos nueve están dedicados arquitectónicamente a distintas culturas europeas y americanas. Es el primer gran proyecto de duplitectura que conoció China, pero no el único. “Cuando vives allí es imposible no fijarse en las enormes vallas que publicitan estas promociones de estilo europeo, anunciándose como complejos al gusto británico, mediterráneo o californiano”, cuenta Bosker en un correo electrónico.

Desde entonces, la duplitectura se ha expandido como la tendencia arquitectónica predominante y la vemos en barriadas de Tianjin, que cuenta con un área que emula los rascacielos de Manhattan; de Hangzhou, donde el elegante estilo burgués parisino y la Torre Eiffel se confunden con las construcciones locales; de Huizhou, donde se alza una réplica de una antigua villa austríaca; o en Suzhou, ciudad que atesora una colección de puentes de estilo europeo además de un suburbio holandés y un distrito que recuerda al laberinto de canales venecianos. Incluso el edificio que acoge al gobierno local del distrito de Yingquan imita a la mismísima Casa Blanca estadounidense.

Cierto que el núcleo duro de la arquitectura desprecia estas construcciones por horteras. Pero Bosker sostiene que entre los ciudadanos chinos supone un símbolo de estatus residir en estas villas. “La gente invierte mucho dinero para adquirir una casa en estos suburbios”, asegura. Añade que el crecimiento de los edificios y los inmuebles plagiados se debe a la inmigración masiva hacia las zonas urbanas. “Copiar y pegar modelos arquitectónicos tomados de otros países era una manera cómoda, barata y rápida de edificar”, resume.

Sin embargo, eso no responde del todo al porqué de esa pasión por copiar la arquitectura extranjera. “Si te fijas hay un repertorio muy concreto de los edificios que se han copiado en China”, cuenta la periodista. “Puedes ver edificios de estilo británico o francés, pero no casas de tipo polacas o un barrio esloveno. Estas nuevas comunidades reproducen los estilos arquitectónicos de países asociados con el poder, la influencia cultural y la riqueza.”

E ilustra: “Durante un tiempo las promociones de estilo mediterráneo y español se encontraban entre las más demandadas pero la fiebre por ese estilo ha disminuido porque ya no son tan prestigiosas o apetecibles como las urbanizaciones de tipo británicas, por ejemplo. Es curioso, porque esta anécdota pone encima de la mesa cómo los problemas económicos españoles han afectado la percepción de la sociedad china hacia la arquitectura de vuestro país”.

Otra razón justifica la asociación de copia y estatus: en China existe otra concepción en torno a la idea de copia y de mímesis diferente a la occidental. “Mientras aquí la copia es un robo; allí es un homenaje a las grandes obras de arte y una manera de demostrar las habilidades del artista, ya que hacer una copia excelente se ve como algo admirable”, sigue Bosker. “También sirve como con toque de atención con el que la sociedad china nos dice que todo lo que hemos construido a lo largo de nuestra historia, ellos también pueden hacerlo. Aunque sea de manera bastarda.”

Según Bosker, el barrio nórdico de Luodian, uno de los suburbios de Shangai, fue el que más le impactó de todos los que ha visitado. Rodeada de una zona industrial, la ciudad era lo más parecido a un pueblo fantasma que puede haber fuera de un plató de rodaje. “Apenas había gente en la calle y, créeme, es muy difícil no ver gente en China”, exclama. “En la parte comercial del barrio, había parterres con plantas falsas, buzones también falsos, e incluso simulaban que los locales comerciales estaban a punto de abrir y que grandes marcas de lujo habían adquirido una tienda en la zona. Es obvio que pretendían hacer creer que ese suburbio iba a convertirse en un exquisito barrio residencial, pero las dos veces que estuve allí no vi ni un alma. Claro que eso fue hace unos cinco años, con lo que imagino que habrá cambiado.”

Pero esto no significa que el proyecto urbanístico haya sido un fracaso. “Muchos ven esos inmuebles como una inversión con la que especular económicamente”, dice. “Otros han gastado todos sus ahorros en comprar la casa y se han quedado sin dinero para adquirir muebles y poder entrar a vivir”, afirma. Pero muchas de estas promociones se han convertido en verdaderos barrios y la gente que vive en ellas conforma un amplio abanico de la sociedad china. “Hay comunidades de extranjeros que por razones que se me escapan prefieren vivir en simulacros de sus propios lugares de origen que en edificios locales”, asegura la periodista. “Eso merecería otro estudio a fondo.”

FOTO portada: Extraida de EL PAIS | En los suburbios de Hangzhou, China, se alzan los grandes hitos de la arquitectura parisina. Entre ellos, la Torre Eiffel / BIANCA BOSKER

Publicado el lunes, 25 de agosto de 2014 en EL PAÍS

 

PAULA ARANTZAZU RUIZ | En Cenicero (La Rioja) hay una Estatua de la Libertad. En Nashville, Estados Unidos, poseen su propia réplica del Partenón ateniense. Las Vegas tiene un Coliseo, una Torre Eiffel y todo lo que se pueda construir con cartón. Pero nadie llega tan lejos a la hora de imitar la arquitectura y las construcciones más celebradas de la sociedad occidental como los suburbios de las principales ciudades de China. En ellos se extienden urbanizaciones enteras que recrean estilos del británico al nórdico o italiano. Tan desconcertante es el asunto que Bianca Bosker, periodista del Huffington Post, los ha ha recogido en el libro Original Copies: Architectural mimicry in contemporary China, el estudio más firme en nuestros tiempos de la duplitectura, la cultura de la copia y el urbanismo.

En sus páginas se cuenta cómo en 2001, el gobierno local de Shangái presentó un proyecto de expansión urbanística con el fin de dar cabida a los miles de nuevos residentes provenientes de otras regiones del país a causa del milagro económico del gigante rojo. La iniciativa, llamada One city, nine towns (traducible como Una ciudad, nueve pueblos) preveía construir alrededor de la ciudad hasta nueve suburbios satélites. Cinco de esos nueve están dedicados arquitectónicamente a distintas culturas europeas y americanas. Es el primer gran proyecto de duplitectura que conoció China, pero no el único. “Cuando vives allí es imposible no fijarse en las enormes vallas que publicitan estas promociones de estilo europeo, anunciándose como complejos al gusto británico, mediterráneo o californiano”, cuenta Bosker en un correo electrónico.

Desde entonces, la duplitectura se ha expandido como la tendencia arquitectónica predominante y la vemos en barriadas de Tianjin, que cuenta con un área que emula los rascacielos de Manhattan; de Hangzhou, donde el elegante estilo burgués parisino y la Torre Eiffel se confunden con las construcciones locales; de Huizhou, donde se alza una réplica de una antigua villa austríaca; o en Suzhou, ciudad que atesora una colección de puentes de estilo europeo además de un suburbio holandés y un distrito que recuerda al laberinto de canales venecianos. Incluso el edificio que acoge al gobierno local del distrito de Yingquan imita a la mismísima Casa Blanca estadounidense.

Cierto que el núcleo duro de la arquitectura desprecia estas construcciones por horteras. Pero Bosker sostiene que entre los ciudadanos chinos supone un símbolo de estatus residir en estas villas. “La gente invierte mucho dinero para adquirir una casa en estos suburbios”, asegura. Añade que el crecimiento de los edificios y los inmuebles plagiados se debe a la inmigración masiva hacia las zonas urbanas. “Copiar y pegar modelos arquitectónicos tomados de otros países era una manera cómoda, barata y rápida de edificar”, resume.

Sin embargo, eso no responde del todo al porqué de esa pasión por copiar la arquitectura extranjera. “Si te fijas hay un repertorio muy concreto de los edificios que se han copiado en China”, cuenta la periodista. “Puedes ver edificios de estilo británico o francés, pero no casas de tipo polacas o un barrio esloveno. Estas nuevas comunidades reproducen los estilos arquitectónicos de países asociados con el poder, la influencia cultural y la riqueza.”

E ilustra: “Durante un tiempo las promociones de estilo mediterráneo y español se encontraban entre las más demandadas pero la fiebre por ese estilo ha disminuido porque ya no son tan prestigiosas o apetecibles como las urbanizaciones de tipo británicas, por ejemplo. Es curioso, porque esta anécdota pone encima de la mesa cómo los problemas económicos españoles han afectado la percepción de la sociedad china hacia la arquitectura de vuestro país”.

Otra razón justifica la asociación de copia y estatus: en China existe otra concepción en torno a la idea de copia y de mímesis diferente a la occidental. “Mientras aquí la copia es un robo; allí es un homenaje a las grandes obras de arte y una manera de demostrar las habilidades del artista, ya que hacer una copia excelente se ve como algo admirable”, sigue Bosker. “También sirve como con toque de atención con el que la sociedad china nos dice que todo lo que hemos construido a lo largo de nuestra historia, ellos también pueden hacerlo. Aunque sea de manera bastarda.”

Según Bosker, el barrio nórdico de Luodian, uno de los suburbios de Shangai, fue el que más le impactó de todos los que ha visitado. Rodeada de una zona industrial, la ciudad era lo más parecido a un pueblo fantasma que puede haber fuera de un plató de rodaje. “Apenas había gente en la calle y, créeme, es muy difícil no ver gente en China”, exclama. “En la parte comercial del barrio, había parterres con plantas falsas, buzones también falsos, e incluso simulaban que los locales comerciales estaban a punto de abrir y que grandes marcas de lujo habían adquirido una tienda en la zona. Es obvio que pretendían hacer creer que ese suburbio iba a convertirse en un exquisito barrio residencial, pero las dos veces que estuve allí no vi ni un alma. Claro que eso fue hace unos cinco años, con lo que imagino que habrá cambiado.”

Pero esto no significa que el proyecto urbanístico haya sido un fracaso. “Muchos ven esos inmuebles como una inversión con la que especular económicamente”, dice. “Otros han gastado todos sus ahorros en comprar la casa y se han quedado sin dinero para adquirir muebles y poder entrar a vivir”, afirma. Pero muchas de estas promociones se han convertido en verdaderos barrios y la gente que vive en ellas conforma un amplio abanico de la sociedad china. “Hay comunidades de extranjeros que por razones que se me escapan prefieren vivir en simulacros de sus propios lugares de origen que en edificios locales”, asegura la periodista. “Eso merecería otro estudio a fondo.”

FOTO portada: Extraida de EL PAIS | En los suburbios de Hangzhou, China, se alzan los grandes hitos de la arquitectura parisina. Entre ellos, la Torre Eiffel / BIANCA BOSKER