A PROPÒSIT DE… la nova “Ley de Servicios Profesionales”A PROPÓSITO DE… la nueva “Ley de Servicios Profesionales”

A PROPÒSIT DE… la nova “Ley de Servicios Profesionales”A PROPÓSITO DE… la nueva “Ley de Servicios Profesionales”

Pocs dies abans d’acomiadar l’any 2012 va sortir a la llum el “Anteproyecto de Ley de Servicios Profesionales”. Aquest avantprojecte contempla, entre d’altres propostes, la supressió de la reserva exclusiva d’activitat per arquitectes sobre la redacció i direcció d’obres d’edificis  residencials, culturals, docents i religiosos.Pocs dies abans d’acomiadar l’any 2012 va sortir a la llum el “Anteproyecto de Ley de Servicios Profesionales”. Aquest avantprojecte contempla, entre d’altres propostes, la supressió de la reserva exclusiva d’activitat per arquitectes sobre la redacció i direcció d’obres d’edificis  residencials, culturals, docents i religiosos.

Creiem que la redacció i aprovació d’aquesta llei, que implicarà canvis substancials en l’exercici de la nostra professió, hauria de ser sotmesa a debat entre tots els sectors de la professió, i amb aquest fi obrim aquest nou espai a la nostra web.

Volem començar manifestant la nostra adhesió al comunicat emès pel CSCAE del passat 30 de desembre de 2012, i el nostre suport a les seves iniciatives per modificar l’esborrany d’una llei que considerem que perjudicaria greument la nostra professió, el servei dels arquitectes a la societat, i per tant, la pròpia arquitectura.

Adjuntem també un article de Julio Touza Sacristán que trobem molt interessant: Un caballo pintado a rayas no es una cebra (L.Kahn)

¿Arquitectura sin arquitectos?
Ricardo Aroca

8/06/2013

Hace muchos años un arquitecto mayor me contaba que cuando, lleno de entusiasmo, le mostró a su cliente la fachada de su primer proyecto, este le dijo: “Enséñesela usted al vecino de enfrente que es el que la va a ver durante lo que le queda de vida” (era cuando las casas se hacían para alguien y no para vender).

En esta frase se encierra uno de los argumentos, y no precisamente el único, para una serie de disposiciones legales. La primera, de 1787, reinando Carlos III, y la última, de momento, la Ley 38/1999 de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, LOE, que establecen algo tan obvio como que:

“Las casas las hacen los arquitectos que son los que han estudiado Arquitectura” (nadie pone en duda que a los enfermos los tratan los médicos, que son los que han estudiado medicina, y aunque algunos abogados de aseguradoras sepan bastante de medicina, a nadie se le ocurre que vean enfermos y les receten).

Un edificio no concierne solo a quien lo promueve, sino que pasa a ser parte de la ciudad en la que seguirá estando presente cuando ya no viva ninguno de los que intervinieron en su construcción, contribuyendo a que la ciudad sea algo mejor o algo peor según sea el caso. Ya solo por esa circunstancia se justifica que el legislador obligue a la intervención de alguien que no solo garantice que la casa no se va a caer, sino que tenga además formación suficiente para entender que todo edificio pasa a ser una pieza de la ciudad y una parte del patrimonio edificado del país y si además puede en alguna manera ser una obra de arte, mejor para todos (otra cuestión es que acierte).

Para tomar los cientos de decisiones que afectan no solo a la seguridad de uso, sino a la calidad de vida de las personas, no basta haber aprobado unos cursos de construcción al igual que saber leer los prospectos de los medicamentos, con ser una habilidad muy estimable, no faculta (al menos de momento) para el ejercicio de la medicina.

El conocimiento del ser humano interiorizado durante años de formación es tan esencial para dar forma a los espacios que habitan las personas como lo es para ayudarlas a restablecer su salud, y la formación transversal en las distintas técnicas que concurren en la edificación permite al arquitecto garantizar la seguridad y el buen funcionamiento de un edificio y coordinar el trabajo de otros profesionales cuando su importancia o complejidad requiere la intervención de especialistas.

Podrá argumentarse que si tan necesaria es la intervención del arquitecto no es preciso protegerla por ley como hace la actualmente vigente Ley de Ordenación de la Edificación, y ello sería cierto si, como sucedía en otros tiempos, quienes promueven una edificación fueran luego a habitarla o disfrutarla. Pero hoy día lo habitual es que “el promotor” no guarde relación alguna con el edificio una vez vendido. En este contexto real, la intervención de un arquitecto es una defensa de los usuarios finales de un edificio y de la sociedad en general y garantiza que quien tomó las decisiones que afectan, no solo a su seguridad sino también a su calidad de vida, tiene inculcado como parte de su formación durante toda la carrera el hábito de pensar en ellos y en el entorno.

En las prodigiosas décadas pasadas han proliferado obras de “estrellas de la arquitectura” carísimas, pero no más que los aeropuertos sin aviones y las autopistas sin tráfico, mientras que el común de los arquitectos, manejando presupuestos ajustados, batallaba, y quiere seguir haciéndolo en el futuro, para que sus clientes promotores les dejaran hacer casas mejores en beneficio de los usuarios finales.

Ahora que han llegado las “vacas flacas” hay que dejarse de lujos y prescindir incluso de cosas necesarias, pero asegurándose que se produce un ahorro real. La intervención de arquitectos en los edificios destinados al uso de personas no es un lujo, y abrir el campo a otros profesionales no tendría la menor repercusión económica, dado que hay suficientes arquitectos para asegurar la competitividad del “mercado” sin necesidad de dar entrada a nuevos jugadores que, por otra parte, ya tienen un amplio campo de intervención, coordinada por el arquitecto, en proyectos parciales específicos de instalaciones, estructura, telecomunicación, etcétera, para lo que sí han recibido formación.

Circulan varios supuestos borradores de la Ley de Colegios y Servicios Profesionales, y en relación con alguno de sus contenidos no es ocioso advertir que una improvisación (que no ha sido, desde luego, sugerida ni mucho menos impuesta por Europa que vería con estupefacción la muestra de incultura que supone identificar arquitectura con construcción) debilitaría las garantías de la sociedad, sin otros efectos económicos, que el aluvión de pleitos para determinar cuál es la cantidad y calidad de estudios suficientes para “hacer de arquitecto sin serlo”.

Carta a Jordi Ludevid, Presidente del CSCAE

Francisco Mangado (AxA)
21/02/2013

Pamplona, 21 de febrero de 2013

Querido compañero:

Te escribo extraordinariamente preocupado por las noticias que de manera reiterada y en distintos medios de comunicación han ido apareciendo respecto a una nueva Ley de Servicios Profesionales que el Ministerio de Economía tiene previsto proponer. Al parecer en la misma se amplía la reserva relativa al diseño de edificios de uso residencial y otros usos, cuya competencia en estos momentos es exclusiva de los arquitectos, para que puedan firmar y hacerse responsables otros profesionales.

Te escribo igualmente en el convencimiento de que las reflexiones que voy a hacer a continuación poco tienen que ver con una actitud gremial, sino más bien con la convicción profunda de que es nuestra obligación defender la arquitectura, y con ello el mejor servicio que podemos dar a los ciudadanos como arquitectos y hacedores de ciudad. No me mueve pues, sino la preocupación que para mí supone el pensar que el citado Anteproyecto de Ley va a significar una extraordinaria pérdida de calidad en lo que más amo y a lo que he dedicado toda mi vida, que es la arquitectura, entendida además como servicio a la sociedad.

Quiero igualmente que entiendas esta carta como legítima preocupación de una persona que ha creado una fundación como es Arquitectura y Sociedad, precisamente con el objetivo de mejorar nuestra actividad a través de un contacto directo con aquellos a los que servimos, superando cualquier tentación endogámica que hayamos podido tener en el futuro o en el presente. Asimismo, mi condición de profesor de arquitectura durante treinta años tanto en universidades españolas como en Harvard, Yale o Lausanne, hacen que tenga que asumir esta preocupación como la que corresponde a cualquier maestro que se preocupa por el futuro de los jóvenes arquitectos, a los cuales lo único que les queda, especialmente después de ver como tienen que emigrar de manera vergonzosa de nuestro país, es una formación excelente y magnífica que hace que al menos sean aceptados como los magníficos arquitectos que son en el exterior.

Es precisamente la injusticia que se derivaría entre las tremendas exigencias a que sometemos a nuestros estudiantes –exigencias que hace que estemos considerados entre los mejores países en cuanto a la formación de arquitectos– , y el hecho de que cualquier otro profesional pudiera firmar los proyectos de arquitectura, lo que hace todavía más grave las intenciones del Ministerio. ¿Cómo es posible que después de los esfuerzos realizados para mantener el alto nivel de formación de los arquitectos españoles, nivel que garantizaba una calidad arquitectónica envidiada en el mundo, que una ley basada sólo en falsos criterios economicistas venga a acabar con la calidad de la arquitectura y de la ciudad?

En los muchos años en los que he tenido que dar clase y trabajar fuera, ha sido el prestigio y el reconocimiento de nuestra calidad lo que ha significado un cierto grado de esperanza. Si ahora con esta ley se devalúan las competencias profesionales de los arquitectos, ello dará origen a una disminución evidente de la calidad en la formación, de la calidad en la arquitectura, en la ciudad y en el paisaje, y desde luego, a que las condiciones en las que los jóvenes arquitectos desarrollan su trabajo y su vida empeoren de manera sustancial. Los arquitectos hemos cometido ciertamente errores, pero es también claro que solamente los arquitectos tenemos la formación específica para que los proyectos de arquitectura y la realidad construida superen la simple realidad material y comercial, para transformarse en piezas de calidad.

Esgrimen los señores del Ministerio que la competencia aumentará la calidad y disminuirá los costes. Desde luego en lo que se refiere a la calidad, el resultado es seguro y no es otro que el de una disminución dramática, tal y como ha ocurrido en algunos países cercanos y que todos conocemos. Se trata de una ley que no contempla tal y como te he dicho anteriormente más que criterios economicistas muy cortos de mira. Ni siquiera es una ley que pueda justificarse en términos de economía si entendemos esta economía como la relación entre medios escasos y fines, pues así fuera, su primer objetivo sería potenciar la mejor calidad posible como objetivo éste que da sentido a la preocupación económica. Quisiera por tanto que esta carta la entiendas como un manifiesto de gran repulsa hacia las pretensiones del mencionado Anteproyecto de Ley. Y me gustaría que te sirva a ti también de apoyo para que, con coraje y decisión, como Presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, te pongas al frente de la más enérgica repulsa. Argumentos no faltan. El principal y el más importante tiene que ver con la calidad de nuestro trabajo y la calidad del servicio que prestamos.

Por supuesto, te permito que utilices esta carta para cuantas actividades públicas en contra del susodicho Anteproyecto de Ley sean necesarias.

Sin más por el momento, aprovecho la ocasión para enviarte mi más caluroso saludo.

Fdo.: Francisco Mangado. Arquitecto. Int FRIBA. Hon FAIA.

o Profesor Extraordinario de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
o Visiting Professor en la Graduate School of Design de Harvard University.
o Eero Saarinen Visiting Professor en la School of Architecture of Yale University.
o Profesor invitado en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne.

¡Resistid malditos!

José V. Vallejo (AxA)
28/01/2013

Existe una tendencia creciente en la sociedad occidental a pensar que la complejidad de la realidad se puede descomponer en diferentes estratos diferenciados, analizables por separado.

Según esa idea una casa es el sumatorio de una cimentación , una estructura portante, unos cerramientos con sus correspondientes huecos, una instalación de fontanería, saneamiento, climatización, electricidad… y para los más puestos, domótica.

¿Por qué no va a poder hacerse de la suma de los trabajos de un topógrafo, un calculista de estructura, un “perito” industrial y alguna profesión más, eso sí, todos bien coordinados por un “project manager” capaz de rellenar 10 carpetas mensuales de papeles con todo tipo de actas, conformidades, homologaciones y precios contradictorios?
Todo de acuerdo por supuesto con el CTE . Y ¡con mucho cuidado en la seguridad de la obra!

Esa es la ideologia subyacente en la nueva ley de servicios profesionales.

Y si es una casa, lo mismo unas oficinas, un teatro o incluso un templo que se suponía algo trascendente.
La realidad es que esa palabra, “Trascendencia” no tiene sentido en esta sociedad. Estamos en el mundo de lo mensurable, medible, cuantificable  y siempre convertible en dinero.

Participa de ese proceso también el mundo de la moda y por tanto lo efímero, intranscendente, pasajero y renovable. De ahí el triunfo de la ropa que dura una sola temporada y los electrodomésticos con obsolescencia programada para una sociedad en la misma condición.

Pero la Arquitectura y muchas otras cosas no pueden participar de esas pautas.

A los que vamos cumpliendo ańos nos enseñaron que la Arquitectura era un Arte con razón de necesidad, a menudo huella y  testimonio de las inquietudes de las sociedades que la construían,  y que los arquitectos deberíamos tener una actitud generalista, aglutinadora de toda la complejidad de un edificio para poder imaginarlo en la búsqueda de unos valores intangibles que al final supusieran una ayuda en la búsqueda de la felicidad del hombre.
No sabríamos los que más de estructuras, ni de instalaciones,  ni de carpintería, pero coordinando a todos podríamos hacer que la vieja luz del románico recortara un altar con su claroscuro o la nueva luz del movimiento moderno inundara sin sombras una aula. Que se sintiera una casa como el lugar de encuentro de todos los miembros de una familia con sus ancestros y su tierra de origen, que se entrara a una iglesia con la emoción de llegar a la casa de Dios, que se habitara una plaza como un lugar de encuentro y relación…

Y eso procuramos enseñar a nuestros alumnos.

Por eso tenemos asignaturas como Antropología, Estética y Composición, Análisis de Formas, Jardinería y Paisaje o todos los cursos de Proyectos Arquitectónicos.

Por eso hablamos de cosas no presupuestables  como “proceso de aproximación” “secuencias de espacios” “contraste de luces” o tantas otras cuestiones intangibles , no mensurables que se plantean en la Arquitectura y que vienen a constituir lo “esencial” de un edificio.

Cuestiones como esas, valores, ideales, fueron las que hicieron de nuestra sociedad, de Europa, de su poso cultural y su modo de vida, una referencia a imitar.
Pero esta crisis, cuya faceta económica estamos sufriendo profundamente es aun mayor en lo referente al mundo de las ideas. Como ciudadanos, ¡no sabemos que queremos ser!

En esta situación los arquitectos, a mi juicio, tenemos que analizar nuestros defectos, nuestros puntos fuertes y como encajar en las nuevas circunstancias.

Tenemos cualidades que deberíamos potenciar y dar a conocer a esta incrédula sociedad.

La capacidad de ensoñación, de imaginación de nuevas realidades que debemos considerar como un valor añadido de la profesión.

La visión generalista, aglutinadora, para plantear las cuestiones. Hoy en día es fácil encontrar un calculista que trabaje en Nueva Delhi y lo mande por mail pero no alguien que busque la esencia.

La facilidad para emocionarnos con algo. Pocas profesiones cuentan con tantos miembros capaces de presentarse a los míticos concursos de arquitectura arriesgando tiempo, dinero y energías por algo tan incierto pero en lo que creen.

Junto a eso hay que buscar alternativas profesionales diferentes a las tradicionales auspiciadas desde los colegios.
Hay que rentabilizar socialmente la enorme infraestructura de los colegios, bibliotecas, espacios culturales que tenemos.
Hay que adaptar, liberalizar,  reconvertir los colegios en “Consulting” y entrar en el mercado como cualquier ingeniería, ahora no se puede ser corporativista pero está bien visto “hacer lobby” como ellas (comparen cuántos arquitectos y cuántas ingenierías han ido a Argelia en el viaje del presidente de la semana pasada)

Y antes que nada, en cualquier caso demandar a los dirigentes políticos la coherencia entre unos planes de estudio y unas competencias que en este momento no se corresponden. Si no se quiere Arquitectos, cerremos las Escuelas de Arquitectura, demasiadas,  y preparemos especialistas. Antes de la nueva ley se preveía  que en el 2016 cada arquitecto construiría 1,4 viviendas. ¡Y las escuelas siguen abiertas! Y ahora las competencias también…

Las cosas se hacen con coherencia, fijándose unos objetivos y un camino para alcanzarlo. No legislando una ley sin pensar las causas y las consecuencias.

Arquitecto a tus zapatos

Juli Capella (AxA)
24/01/2013

Qué idílica sería una sociedad donde el farmacéutico supiese erigir rascacielos, un ingeniero aeronáutico hiciese de fiscal y un arquitecto te psicoanalizase. Pero por el momento, mejor cada uno a sus zapatos.

Se exhibe actualmente en la Pinacoteca Moderna de Munich una exposición antológica: El arquitecto, historia y presente de una profesión. Arranca en el antiguo Egipto, pasa por el Renacimiento, y nos conduce de forma fascinante por la evolución de esta profesión hasta nuestros días, justo cuando está a punto de desaparecer. Al menos en España, y gracias a una ley de presunta liberalización profesional, que se suma, cual puntilla,  a los efectos del ladrillazo.

Arquitecto viene del griego árche, dirigir, guiar, y de técton, inventar o construir. Es una profesión milenaria, según Renzo Piano, la más antigua en la Tierra, –¿no era la otra?– que siempre ha basculado entre el arte y la técnica con una gran dosis de humanismo. El arquitecto no sabe mucho de nada sino más bien un poco de todo. El chiste lo define como el que no es suficientemente macho para ser ingeniero ni lo suficientemente amanerado para ser decorador. En esa rica ambivalencia integradora es donde radica su valor, visible en las calles, y que debemos preservar.

Y no se trata de gremialismo, sin duda despreciable, sino de defensa de valores sociales. No confundamos los Colegios de Arquitectos con los arquitectos. Los Colegios profesionales agrupan sin distinción, al mejor y al más despreciable colega. No se trata de mantener estructuras de privilegio, sino por el contrario regular un espacio claro de intervención responsable y cualificada.

La exposición revela que Italia y España baten el record de arquitectos por cada 1000 habitantes. Ahora te sueles encontrar a muchos haciendo de taxista o camarero. Eso sí es liberalizar el sector. Bravo, brotes verdes.

Article publicat a El Periódico el 24 de gener de 2013

Comentari a la nova LSP

Jordi Frontons
(AxA)
14/11/2103

La incultura, decadència i possiblement demencial estratègia dels legisladors de l’Estat
Español es fa completament palesa quan menyspreen tot allò que signifiqui quelcom tan necessari per a la formació intel∙lectual com és la filosofia, literatura, pintura, música, estètica, composició i, com no, “ARQUITECTURA” en el sentit més veritable de la paraula.

L’arquitecte té un deure amb la societat que és proporcionar un entorn als ciutadans que comporti un equilibri entre la dimensió humana i el seu hàbitat.

L’enginyeria ha de complementar a l’arquitectura proporcionant‐li la tecnologia necessària, energia, aigua, etc.

Són dos camins d’aprenentatge completament diferents.

La responsabilitat del disseny de l’hàbitat conforme a una funcionalitat no renyida amb
l’estètica, i un respecte a l’entorn ha de recaure sempre en els arquitectes que han estat, i així ha de continuar, els que tenen la preparació adequada per a fer‐ho viable.

Potser hauríem de recordar que un dels màxims responsables de la crisi actual des del seu càrrec de Governador del Banc d’Espanya, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, va ésser al seu dia president del Tribunal de Defensa de la Competència, i des d’aquest càrrec ja va intentar mitjançant la Llei de Col∙legis Professionals impulsar una reforma semblant a la que actualment es pretén i que es va aconseguir frenar amb la força de la raó.

Esperem que de nou prevalgui també ara.

Carta a mi amigo Raúl, ingeniero
Ingeniería creativa

Manolo Blasco (AxA)
10/01/2013

Querido Raúl,

Hace tiempo que alguien decidió que los ingenieros y los arquitectos deberíamos estar en escuelas diferentes. Sé que de esto hace muchos, muchos años, pero aún hoy se sigue enseñando casi de un modo separado y “contrario” a los ingenieros y a los arquitectos.
La arquitectura siempre la hemos definido como ciencia y arte, como razón y corazón.
Bueno pues en la actualidad la actividad se hace más compleja, especializada y diversa. Esto significa que en teoría debemos saber cada vez más de todo. Además la normativa nos lo recuerda y nos responsabiliza solidariamente.
Hoy, hay que reconocerlo, estamos llamados a colaborar, y si eso es así, lo debemos hacer desde el inicio, en el proceso creativo y no hacerlo tras las decisiones tomadas.
Entenderás por tanto por qué he titulado este escrito como ingeniería creativa (no me estaba refiriendo a las fallas valencianas); es porque el ingeniero en su colaboración profesional debe ser un sumatorio más, un revulsivo y un ingenio al servicio de la idea.
Decíamos que el espacio es el lugar cultural en el que actuamos, estaba antes que nosotros y de algún modo no nos pertenece, de hecho somos nosotros los que pertenecemos a él, pero sin embargo lo que sí nos pertenece, es nuestro, es el tiempo.
En este parámetro está la técnica, la tecnología, el sistema, la articulación, en definitiva el ingenio en la construcción de la forma.
Para mí siempre ha sido un placer colaborar, hablar, pensar a tu lado, porque siempre aportas una visión singular en el enfoque del proyecto.
Creo que es muy importante aprender a colaborar y a trabajar junto a otros profesionales y que de esta manera surja un proyecto más vivo y a la vez más real.
No entenderé nunca el llamar a un ingeniero para que nos ratifique o corrija unas decisiones ya tomadas, lo dicho: no entiendo la yuxtaposición de pensamiento; sí la mixtificación, la mezcla y el enriquecimiento.

L’avantprojecte de modificació de la Llei d’Ordenació de l’Edificació, o la desregulació del liberalisme capitalista

David Lladó (AxA)
4/01/2013

Aquest Nadal ens porta un ”regalet” per part del govern de Mariano Rajoy. Un regal que no hem posat a la carta i que no ens fa falta, amb la gran diferència que no el podem desar a l’armari. L’avantprojecte de la llei d’Ordenació de l’Edificació és l’estocada de mort de la nostra professió, l’arquitectura, donat que planteja la possibilitat de que el enginyers puguin signar projectes d’edificació. No contents amb tenir al carrer protestant als taxistes, metges i mestres, ara també ens afegirem els arquitectes.

Cal recordar que la LOE va néixer al 1999, en el primer  mandat presidencial de José Maria Aznar (1996-2000), impulsada pel ministre de Foment Rafael Arias-Salgado, substituït posteriorment en el segon mandat de (2000-2004) per Francisco Álvarez Cascos. Un bon ministre de Foment fent lleis bones es substituït – no sigui que ho segueixi fent be – per…, no continuo.

Va ser rebuda coma aigua de maig, esperada durant molts anys i, considero humilment admetent el meu desconeixement jurídic, una de les millors lleis que s’han elaborat des de la instauració de la democràcia. Us preguntareu per què?

Doncs perquè va ser un llei que va recollir amb fidelitat el model de funcionament real del sector de la edificació, sense inventar rés, sinó reconeixent com funcionaven els diferents agents: promotors, constructors, tècnics i, fins i tot, usuaris finals. La LOE fixa de manera clara les atribucions de cada actor, les obligacions i les responsabilitats de tots ells.

Anys més tard i com a mandat de la Llei s’aprova el Codi Tècnic de la Edificació, el CTE, que és el reglament, la norma que regula els aspectes tècnics de la edificació, tant pel que fa al confort, la qualitat i/o la seguritat. El CTE recollia algunes normatives ja existents, com les estructurals o d’incendis, i en redactava d’altres de noves molt interessants, tot dins d’un únic document.

Ha representat un avanç en molts aspectes tècnics, doncs és una normativa puntera, però la seva aplicació ha suposat un encariment de la construcció d’edificis, si bé a favor de la qualitat en general. El CTE comença a aplicar-se a partir del setembre de 2006 en alguns dels seus documents bàsics i ens anys posteriors, ja en plena crisi. És a dir, en l’actualitat tenim una normativa tècnica d’un país ric aplicada en un territori en crisi i cada cop més empobrit.

Posaré un exemple molt explícit, el CTE incorpora la necessitat de ventilar els edificis, afegint noves instal.lacions per a la renovació d’aire. Segurament tots estarem d’acord en la necessitat de ventilar, però l’aplicació d’aquesta normativa ha comportat executar instal.lacions de renovació d’aire en edificis més cares que les de climatització, segurament copiant el que es fa en altres països europeus. Aquí, en la mediterrània, quan una habitació fa pudor, obrim la finestra, no engeguem un ventilador.

Ara el president Rajoy es treu del barret la modificació de la LOE, facilitant l’accés a projectar al col·lectiu d’enginyers, sense que aquests tinguin els coneixements necessaris en els corresponents programes docents de les Universitats.

Altre cop el govern legisla i regula sense tenir coneixement de com “funcionen les coses” i afavorint a un sector molt influent, el de les grans enginyeries, ubicades especialment en Madrid, molt castigat per la manca d’inversió pública en infraestructures, facilitant l’accés a un pastís que no tocaven. Més enllà del tema competencial de cada professió, algú pot entendre que un arquitecte pot dissenyar i construir sota la seva responsabilitat una línia d’alta velocitat d’un tren?. No, oi?, doncs el cas invers també és absurd.

El que cal modificar no és la Llei d’Ordenació de la Edificació, sinó el Codi Tècnic. Això és el que demana el sector des de fa temps, adaptar la normativa vigent a la realitat econòmica actual, alleugerint alguns dels seus documents, i no la desregulació dels diferents agents, de manera que ens devorem els uns als altres, facilitant “la mort” o desaparició dels més vulnerables, els despatxos d’arquitectes favor de les grans i mitges enginyeries, el lobby madrileny.

Per tant és un avantprojecte dolent ja que no identifica els problemes del sector de la construcció. El medicament al malalt proporcionarà més patiment.

Una primera aspirina al nostre sector seria redactar un document bàsic del Codi Tècnic aplicat a la Rehabilitació d’Edificis, única especialitat de la professió que encara funciona. En aquests moments l’única sortida és acollir-se a l’annex C de la part II del CTE que planteja la possibilitat d’avaluar qualitativament els edificis existents, en comptes de quantitativament. Què vol dir això?, doncs que si un edifici no presenta cap mena de problema malgrat la seva edat, doncs no cal intervenir-hi a nivell estructural pel sols fet de complir la normativa vigent.

En aquest sentit, a Catalunya tenim una norma NRE-AEOR-93 que permet avaluar els edificis segons el seu estat i realitat, simplificant la verificació analítica, facilitant i alleugerint les intervencions. Aquesta norma encara és vigent i afegeixo un document excel.lent i molt més adequada a la realitat. És a dir, no cal inventar, només cal tornar a mirar quan fèiem les coses bé.

Queda clar que actualment necessitem normatives que s’adaptin als nostres temps a la realitat. Cal doncs modificar el CTE, modificar la LOE no ho demana ningú i no serveix per rés, tret que t’ho demanin els teus “amiguets”. Modificar-la no millorarà el sector, l’empitjorarà. La liberalització només produeix que els grans es mengin als petits, ja que el mercat en aquests moments no regula rés.

La conseqüència d’una diagnosi dolenta és una llei dolenta, amb unes conseqüències terribles que afectaran directament al colelectiu d’arquitectes molt afectat per la crisi econòmica, fent que desapareixin la totalitat de despatxos, però afectarà en especial a la arquitectura.

Abans de modificar una excel.lent Llei que identifica i recull a la perfecció  el funcionament del sector, hi ha moltes iniciatives que encara es poden rescatar, millorar i potenciar, us n’avanço dues que tindrien un efecte molt positiu en el sector de l’arquitectura i la construcció a Catalunya i que depenen del nostre Govern:

La llei de Barris del 2004, promoguda pel govern de Pascual Maragall i continuada pel de José Montilla, ha estat un excel·lent instrument reformador dels barris del nostre país (no tot el que va fer “el tripartit” va ser dolent, com molt gent estigmatitza). En total, en 7 anys es van reformar 92 municipis amb una dotació no gaire gran, de menys de 150 MEUR anuals de promig. Però us preguntareu per què ha estat excel·lent?.

Es va aplicar en barris desafavorits i deprimits, millorant diferents aspectes de manera transversal i integral, com eren programes destinats a l’urbanització dels espais, equipaments i edificis, però alhora amb programes socials, d’integració i, també, de participació. Jo que n’he participat en quatre, puc assegurar que hi ha un abans i un després en el barri Congost de Granollers o en la Barriada Nova de Canovelles, per posar dos exemples que conec bé.

Però no sols això, per optar a la Llei de Barris calia participar en un concurs entre ajuntaments i presentar un pla que identifiqués els problemes del barri i redactés un seguit de programes urbanístics, arquitectònics i socials. Més de 200 municipis van redactar aquest plans però no van ser seleccionats que, malgrat ser una mala notícia, ha permès dissenyar programes d’actuació, la millor eina que té l’administració per tal de donar bona resposta als problemes dels ciutadans, acostumats a la improvisació.

El primer pla del govern de Zapatero, el famós pla E – actualment molt criticat donat que va comportar una despesa extraordinària que encara estem pagant -, va ser aplicat a Catalunya amb molt més criteri que en altres territoris, doncs molts Ajuntaments van aprofitar el pla E per finançar alguns dels seus projectes recollits en els plans de la Llei de Barris. És pot exemplificar en el municipi de Parets del Vallès – el projecte del Casc Antic el vàrem redactar nosaltres – doncs van executar alguns projectes, com la peatonalització del centre gràcies a la inversió del pla E, prèviament programat en la Llei de Barris. Diners necessaris en projectes ben programats, resultats excel·lents i trepitjables.

Rescatar la Llei de Barris, evidentment dotant-la de nous recursos – 100 MEUR a l’any no sembla gaire despesa -, i adaptant-la a nous requeriments, aprofundint en la rehabilitació d’edificis, podria ser un excel·lent dinamitzador del sector de l’arquitectura i de la construcció. Només recordar que moltes empreses constructores que tenien un bon mercat de treball en les obres d’execució de les diferents Lleis de Barris, van haver de tancar, després del pla E, per la manca d’activitat.

La tercera i darrera proposta s’emmarca en el món de les ITE. També una excel.lent iniciativa mal plantejada i mal finançada – curiosament el darrer decret del govern de José Montilla també .  Segurament tothom estarà d’acord en que els edificis passin un “examen” del seu estat i que aquest ho facin tècnics independents i qualificats, no com el que fan amb els vehicles on les revisions s’adjudiquen a empreses, no continuo.

La seva aplicació ha estat un fracàs, només un 1% dels 80.000 edificis que l’havien de passar al 2012 han entrat a la Generalitat. De la resta un 9% han passat la ITE però presenten deficiències greus, i el 90% restant no han encarregat ni l’informe per por a una despesa derivada de la inspecció.

Ara bé, saber l’estat de les edificacions és una bona iniciativa, però no disposar d’instruments de finançament de les comunitats i, per descomptat, la manca de programes de subvenció, és tenir un malalt i no donar-li medicines.

Cal doncs reformar el decret, obligar a que les comunitats passin les ITE, com  a mínim, estiguin els edificis amb deficiències lleus o greus, però acompanyat de bons terminis i de facilitar el finançament. La notícia de la conversió de l’Institut Català de Finances en Banc Públic, és segurament la millor notícia que m’han donat darrerament i un extraordinari instrument que pot ajudar a les empreses i ciutadans, facilitant crèdits per obres de millora que es puguin pagar a mig termini, en comptes de les odioses “derrames” en un any. Esperem que aquest nou Banc Públic serveixi per això també.

No és tant difícil, només cal escoltar a la gent que trepitja el carrer i no als que es pentinen cap enrera.

Enllaç a l’article al blog de David Lladó

Creiem que la redacció i aprovació d’aquesta llei, que implicarà canvis substancials en l’exercici de la nostra professió, hauria de ser sotmesa a debat entre tots els sectors de la professió, i amb aquest fi obrim aquest nou espai a la nostra web.

Volem començar manifestant la nostra adhesió al comunicat emès pel CSCAE del passat 30 de desembre de 2012, i el nostre suport a les seves iniciatives per modificar l’esborrany d’una llei que considerem que perjudicaria greument la nostra professió, el servei dels arquitectes a la societat, i per tant, la pròpia arquitectura.

Adjuntem també un article de Julio Touza Sacristán que trobem molt interessant: Un caballo pintado a rayas no es una cebra (L.Kahn)

¿Arquitectura sin arquitectos?
Ricardo Aroca

8/06/2013

Hace muchos años un arquitecto mayor me contaba que cuando, lleno de entusiasmo, le mostró a su cliente la fachada de su primer proyecto, este le dijo: “Enséñesela usted al vecino de enfrente que es el que la va a ver durante lo que le queda de vida” (era cuando las casas se hacían para alguien y no para vender).

En esta frase se encierra uno de los argumentos, y no precisamente el único, para una serie de disposiciones legales. La primera, de 1787, reinando Carlos III, y la última, de momento, la Ley 38/1999 de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, LOE, que establecen algo tan obvio como que:

“Las casas las hacen los arquitectos que son los que han estudiado Arquitectura” (nadie pone en duda que a los enfermos los tratan los médicos, que son los que han estudiado medicina, y aunque algunos abogados de aseguradoras sepan bastante de medicina, a nadie se le ocurre que vean enfermos y les receten).

Un edificio no concierne solo a quien lo promueve, sino que pasa a ser parte de la ciudad en la que seguirá estando presente cuando ya no viva ninguno de los que intervinieron en su construcción, contribuyendo a que la ciudad sea algo mejor o algo peor según sea el caso. Ya solo por esa circunstancia se justifica que el legislador obligue a la intervención de alguien que no solo garantice que la casa no se va a caer, sino que tenga además formación suficiente para entender que todo edificio pasa a ser una pieza de la ciudad y una parte del patrimonio edificado del país y si además puede en alguna manera ser una obra de arte, mejor para todos (otra cuestión es que acierte).

Para tomar los cientos de decisiones que afectan no solo a la seguridad de uso, sino a la calidad de vida de las personas, no basta haber aprobado unos cursos de construcción al igual que saber leer los prospectos de los medicamentos, con ser una habilidad muy estimable, no faculta (al menos de momento) para el ejercicio de la medicina.

El conocimiento del ser humano interiorizado durante años de formación es tan esencial para dar forma a los espacios que habitan las personas como lo es para ayudarlas a restablecer su salud, y la formación transversal en las distintas técnicas que concurren en la edificación permite al arquitecto garantizar la seguridad y el buen funcionamiento de un edificio y coordinar el trabajo de otros profesionales cuando su importancia o complejidad requiere la intervención de especialistas.

Podrá argumentarse que si tan necesaria es la intervención del arquitecto no es preciso protegerla por ley como hace la actualmente vigente Ley de Ordenación de la Edificación, y ello sería cierto si, como sucedía en otros tiempos, quienes promueven una edificación fueran luego a habitarla o disfrutarla. Pero hoy día lo habitual es que “el promotor” no guarde relación alguna con el edificio una vez vendido. En este contexto real, la intervención de un arquitecto es una defensa de los usuarios finales de un edificio y de la sociedad en general y garantiza que quien tomó las decisiones que afectan, no solo a su seguridad sino también a su calidad de vida, tiene inculcado como parte de su formación durante toda la carrera el hábito de pensar en ellos y en el entorno.

En las prodigiosas décadas pasadas han proliferado obras de “estrellas de la arquitectura” carísimas, pero no más que los aeropuertos sin aviones y las autopistas sin tráfico, mientras que el común de los arquitectos, manejando presupuestos ajustados, batallaba, y quiere seguir haciéndolo en el futuro, para que sus clientes promotores les dejaran hacer casas mejores en beneficio de los usuarios finales.

Ahora que han llegado las “vacas flacas” hay que dejarse de lujos y prescindir incluso de cosas necesarias, pero asegurándose que se produce un ahorro real. La intervención de arquitectos en los edificios destinados al uso de personas no es un lujo, y abrir el campo a otros profesionales no tendría la menor repercusión económica, dado que hay suficientes arquitectos para asegurar la competitividad del “mercado” sin necesidad de dar entrada a nuevos jugadores que, por otra parte, ya tienen un amplio campo de intervención, coordinada por el arquitecto, en proyectos parciales específicos de instalaciones, estructura, telecomunicación, etcétera, para lo que sí han recibido formación.

Circulan varios supuestos borradores de la Ley de Colegios y Servicios Profesionales, y en relación con alguno de sus contenidos no es ocioso advertir que una improvisación (que no ha sido, desde luego, sugerida ni mucho menos impuesta por Europa que vería con estupefacción la muestra de incultura que supone identificar arquitectura con construcción) debilitaría las garantías de la sociedad, sin otros efectos económicos, que el aluvión de pleitos para determinar cuál es la cantidad y calidad de estudios suficientes para “hacer de arquitecto sin serlo”.

Carta a Jordi Ludevid, Presidente del CSCAE

Francisco Mangado (AxA)
21/02/2013

Pamplona, 21 de febrero de 2013

Querido compañero:

Te escribo extraordinariamente preocupado por las noticias que de manera reiterada y en distintos medios de comunicación han ido apareciendo respecto a una nueva Ley de Servicios Profesionales que el Ministerio de Economía tiene previsto proponer. Al parecer en la misma se amplía la reserva relativa al diseño de edificios de uso residencial y otros usos, cuya competencia en estos momentos es exclusiva de los arquitectos, para que puedan firmar y hacerse responsables otros profesionales.

Te escribo igualmente en el convencimiento de que las reflexiones que voy a hacer a continuación poco tienen que ver con una actitud gremial, sino más bien con la convicción profunda de que es nuestra obligación defender la arquitectura, y con ello el mejor servicio que podemos dar a los ciudadanos como arquitectos y hacedores de ciudad. No me mueve pues, sino la preocupación que para mí supone el pensar que el citado Anteproyecto de Ley va a significar una extraordinaria pérdida de calidad en lo que más amo y a lo que he dedicado toda mi vida, que es la arquitectura, entendida además como servicio a la sociedad.

Quiero igualmente que entiendas esta carta como legítima preocupación de una persona que ha creado una fundación como es Arquitectura y Sociedad, precisamente con el objetivo de mejorar nuestra actividad a través de un contacto directo con aquellos a los que servimos, superando cualquier tentación endogámica que hayamos podido tener en el futuro o en el presente. Asimismo, mi condición de profesor de arquitectura durante treinta años tanto en universidades españolas como en Harvard, Yale o Lausanne, hacen que tenga que asumir esta preocupación como la que corresponde a cualquier maestro que se preocupa por el futuro de los jóvenes arquitectos, a los cuales lo único que les queda, especialmente después de ver como tienen que emigrar de manera vergonzosa de nuestro país, es una formación excelente y magnífica que hace que al menos sean aceptados como los magníficos arquitectos que son en el exterior.

Es precisamente la injusticia que se derivaría entre las tremendas exigencias a que sometemos a nuestros estudiantes –exigencias que hace que estemos considerados entre los mejores países en cuanto a la formación de arquitectos– , y el hecho de que cualquier otro profesional pudiera firmar los proyectos de arquitectura, lo que hace todavía más grave las intenciones del Ministerio. ¿Cómo es posible que después de los esfuerzos realizados para mantener el alto nivel de formación de los arquitectos españoles, nivel que garantizaba una calidad arquitectónica envidiada en el mundo, que una ley basada sólo en falsos criterios economicistas venga a acabar con la calidad de la arquitectura y de la ciudad?

En los muchos años en los que he tenido que dar clase y trabajar fuera, ha sido el prestigio y el reconocimiento de nuestra calidad lo que ha significado un cierto grado de esperanza. Si ahora con esta ley se devalúan las competencias profesionales de los arquitectos, ello dará origen a una disminución evidente de la calidad en la formación, de la calidad en la arquitectura, en la ciudad y en el paisaje, y desde luego, a que las condiciones en las que los jóvenes arquitectos desarrollan su trabajo y su vida empeoren de manera sustancial. Los arquitectos hemos cometido ciertamente errores, pero es también claro que solamente los arquitectos tenemos la formación específica para que los proyectos de arquitectura y la realidad construida superen la simple realidad material y comercial, para transformarse en piezas de calidad.

Esgrimen los señores del Ministerio que la competencia aumentará la calidad y disminuirá los costes. Desde luego en lo que se refiere a la calidad, el resultado es seguro y no es otro que el de una disminución dramática, tal y como ha ocurrido en algunos países cercanos y que todos conocemos. Se trata de una ley que no contempla tal y como te he dicho anteriormente más que criterios economicistas muy cortos de mira. Ni siquiera es una ley que pueda justificarse en términos de economía si entendemos esta economía como la relación entre medios escasos y fines, pues así fuera, su primer objetivo sería potenciar la mejor calidad posible como objetivo éste que da sentido a la preocupación económica. Quisiera por tanto que esta carta la entiendas como un manifiesto de gran repulsa hacia las pretensiones del mencionado Anteproyecto de Ley. Y me gustaría que te sirva a ti también de apoyo para que, con coraje y decisión, como Presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, te pongas al frente de la más enérgica repulsa. Argumentos no faltan. El principal y el más importante tiene que ver con la calidad de nuestro trabajo y la calidad del servicio que prestamos.

Por supuesto, te permito que utilices esta carta para cuantas actividades públicas en contra del susodicho Anteproyecto de Ley sean necesarias.

Sin más por el momento, aprovecho la ocasión para enviarte mi más caluroso saludo.

Fdo.: Francisco Mangado. Arquitecto. Int FRIBA. Hon FAIA.

o Profesor Extraordinario de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
o Visiting Professor en la Graduate School of Design de Harvard University.
o Eero Saarinen Visiting Professor en la School of Architecture of Yale University.
o Profesor invitado en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne.

¡Resistid malditos!

José V. Vallejo (AxA)
28/01/2013

Existe una tendencia creciente en la sociedad occidental a pensar que la complejidad de la realidad se puede descomponer en diferentes estratos diferenciados, analizables por separado.

Según esa idea una casa es el sumatorio de una cimentación , una estructura portante, unos cerramientos con sus correspondientes huecos, una instalación de fontanería, saneamiento, climatización, electricidad… y para los más puestos, domótica.

¿Por qué no va a poder hacerse de la suma de los trabajos de un topógrafo, un calculista de estructura, un “perito” industrial y alguna profesión más, eso sí, todos bien coordinados por un “project manager” capaz de rellenar 10 carpetas mensuales de papeles con todo tipo de actas, conformidades, homologaciones y precios contradictorios?
Todo de acuerdo por supuesto con el CTE . Y ¡con mucho cuidado en la seguridad de la obra!

Esa es la ideologia subyacente en la nueva ley de servicios profesionales.

Y si es una casa, lo mismo unas oficinas, un teatro o incluso un templo que se suponía algo trascendente.
La realidad es que esa palabra, “Trascendencia” no tiene sentido en esta sociedad. Estamos en el mundo de lo mensurable, medible, cuantificable  y siempre convertible en dinero.

Participa de ese proceso también el mundo de la moda y por tanto lo efímero, intranscendente, pasajero y renovable. De ahí el triunfo de la ropa que dura una sola temporada y los electrodomésticos con obsolescencia programada para una sociedad en la misma condición.

Pero la Arquitectura y muchas otras cosas no pueden participar de esas pautas.

A los que vamos cumpliendo ańos nos enseñaron que la Arquitectura era un Arte con razón de necesidad, a menudo huella y  testimonio de las inquietudes de las sociedades que la construían,  y que los arquitectos deberíamos tener una actitud generalista, aglutinadora de toda la complejidad de un edificio para poder imaginarlo en la búsqueda de unos valores intangibles que al final supusieran una ayuda en la búsqueda de la felicidad del hombre.
No sabríamos los que más de estructuras, ni de instalaciones,  ni de carpintería, pero coordinando a todos podríamos hacer que la vieja luz del románico recortara un altar con su claroscuro o la nueva luz del movimiento moderno inundara sin sombras una aula. Que se sintiera una casa como el lugar de encuentro de todos los miembros de una familia con sus ancestros y su tierra de origen, que se entrara a una iglesia con la emoción de llegar a la casa de Dios, que se habitara una plaza como un lugar de encuentro y relación…

Y eso procuramos enseñar a nuestros alumnos.

Por eso tenemos asignaturas como Antropología, Estética y Composición, Análisis de Formas, Jardinería y Paisaje o todos los cursos de Proyectos Arquitectónicos.

Por eso hablamos de cosas no presupuestables  como “proceso de aproximación” “secuencias de espacios” “contraste de luces” o tantas otras cuestiones intangibles , no mensurables que se plantean en la Arquitectura y que vienen a constituir lo “esencial” de un edificio.

Cuestiones como esas, valores, ideales, fueron las que hicieron de nuestra sociedad, de Europa, de su poso cultural y su modo de vida, una referencia a imitar.
Pero esta crisis, cuya faceta económica estamos sufriendo profundamente es aun mayor en lo referente al mundo de las ideas. Como ciudadanos, ¡no sabemos que queremos ser!

En esta situación los arquitectos, a mi juicio, tenemos que analizar nuestros defectos, nuestros puntos fuertes y como encajar en las nuevas circunstancias.

Tenemos cualidades que deberíamos potenciar y dar a conocer a esta incrédula sociedad.

La capacidad de ensoñación, de imaginación de nuevas realidades que debemos considerar como un valor añadido de la profesión.

La visión generalista, aglutinadora, para plantear las cuestiones. Hoy en día es fácil encontrar un calculista que trabaje en Nueva Delhi y lo mande por mail pero no alguien que busque la esencia.

La facilidad para emocionarnos con algo. Pocas profesiones cuentan con tantos miembros capaces de presentarse a los míticos concursos de arquitectura arriesgando tiempo, dinero y energías por algo tan incierto pero en lo que creen.

Junto a eso hay que buscar alternativas profesionales diferentes a las tradicionales auspiciadas desde los colegios.
Hay que rentabilizar socialmente la enorme infraestructura de los colegios, bibliotecas, espacios culturales que tenemos.
Hay que adaptar, liberalizar,  reconvertir los colegios en “Consulting” y entrar en el mercado como cualquier ingeniería, ahora no se puede ser corporativista pero está bien visto “hacer lobby” como ellas (comparen cuántos arquitectos y cuántas ingenierías han ido a Argelia en el viaje del presidente de la semana pasada)

Y antes que nada, en cualquier caso demandar a los dirigentes políticos la coherencia entre unos planes de estudio y unas competencias que en este momento no se corresponden. Si no se quiere Arquitectos, cerremos las Escuelas de Arquitectura, demasiadas,  y preparemos especialistas. Antes de la nueva ley se preveía  que en el 2016 cada arquitecto construiría 1,4 viviendas. ¡Y las escuelas siguen abiertas! Y ahora las competencias también…

Las cosas se hacen con coherencia, fijándose unos objetivos y un camino para alcanzarlo. No legislando una ley sin pensar las causas y las consecuencias.

Arquitecto a tus zapatos

Juli Capella (AxA)
24/01/2013

Qué idílica sería una sociedad donde el farmacéutico supiese erigir rascacielos, un ingeniero aeronáutico hiciese de fiscal y un arquitecto te psicoanalizase. Pero por el momento, mejor cada uno a sus zapatos.

Se exhibe actualmente en la Pinacoteca Moderna de Munich una exposición antológica: El arquitecto, historia y presente de una profesión. Arranca en el antiguo Egipto, pasa por el Renacimiento, y nos conduce de forma fascinante por la evolución de esta profesión hasta nuestros días, justo cuando está a punto de desaparecer. Al menos en España, y gracias a una ley de presunta liberalización profesional, que se suma, cual puntilla,  a los efectos del ladrillazo.

Arquitecto viene del griego árche, dirigir, guiar, y de técton, inventar o construir. Es una profesión milenaria, según Renzo Piano, la más antigua en la Tierra, –¿no era la otra?– que siempre ha basculado entre el arte y la técnica con una gran dosis de humanismo. El arquitecto no sabe mucho de nada sino más bien un poco de todo. El chiste lo define como el que no es suficientemente macho para ser ingeniero ni lo suficientemente amanerado para ser decorador. En esa rica ambivalencia integradora es donde radica su valor, visible en las calles, y que debemos preservar.

Y no se trata de gremialismo, sin duda despreciable, sino de defensa de valores sociales. No confundamos los Colegios de Arquitectos con los arquitectos. Los Colegios profesionales agrupan sin distinción, al mejor y al más despreciable colega. No se trata de mantener estructuras de privilegio, sino por el contrario regular un espacio claro de intervención responsable y cualificada.

La exposición revela que Italia y España baten el record de arquitectos por cada 1000 habitantes. Ahora te sueles encontrar a muchos haciendo de taxista o camarero. Eso sí es liberalizar el sector. Bravo, brotes verdes.

Article publicat a El Periódico el 24 de gener de 2013

Comentari a la nova LSP

Jordi Frontons
(AxA)
14/11/2103

La incultura, decadència i possiblement demencial estratègia dels legisladors de l’Estat
Español es fa completament palesa quan menyspreen tot allò que signifiqui quelcom tan necessari per a la formació intel∙lectual com és la filosofia, literatura, pintura, música, estètica, composició i, com no, “ARQUITECTURA” en el sentit més veritable de la paraula.

L’arquitecte té un deure amb la societat que és proporcionar un entorn als ciutadans que comporti un equilibri entre la dimensió humana i el seu hàbitat.

L’enginyeria ha de complementar a l’arquitectura proporcionant‐li la tecnologia necessària, energia, aigua, etc.

Són dos camins d’aprenentatge completament diferents.

La responsabilitat del disseny de l’hàbitat conforme a una funcionalitat no renyida amb
l’estètica, i un respecte a l’entorn ha de recaure sempre en els arquitectes que han estat, i així ha de continuar, els que tenen la preparació adequada per a fer‐ho viable.

Potser hauríem de recordar que un dels màxims responsables de la crisi actual des del seu càrrec de Governador del Banc d’Espanya, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, va ésser al seu dia president del Tribunal de Defensa de la Competència, i des d’aquest càrrec ja va intentar mitjançant la Llei de Col∙legis Professionals impulsar una reforma semblant a la que actualment es pretén i que es va aconseguir frenar amb la força de la raó.

Esperem que de nou prevalgui també ara.

Carta a mi amigo Raúl, ingeniero
Ingeniería creativa

Manolo Blasco (AxA)
10/01/2013

Querido Raúl,

Hace tiempo que alguien decidió que los ingenieros y los arquitectos deberíamos estar en escuelas diferentes. Sé que de esto hace muchos, muchos años, pero aún hoy se sigue enseñando casi de un modo separado y “contrario” a los ingenieros y a los arquitectos.
La arquitectura siempre la hemos definido como ciencia y arte, como razón y corazón.
Bueno pues en la actualidad la actividad se hace más compleja, especializada y diversa. Esto significa que en teoría debemos saber cada vez más de todo. Además la normativa nos lo recuerda y nos responsabiliza solidariamente.
Hoy, hay que reconocerlo, estamos llamados a colaborar, y si eso es así, lo debemos hacer desde el inicio, en el proceso creativo y no hacerlo tras las decisiones tomadas.
Entenderás por tanto por qué he titulado este escrito como ingeniería creativa (no me estaba refiriendo a las fallas valencianas); es porque el ingeniero en su colaboración profesional debe ser un sumatorio más, un revulsivo y un ingenio al servicio de la idea.
Decíamos que el espacio es el lugar cultural en el que actuamos, estaba antes que nosotros y de algún modo no nos pertenece, de hecho somos nosotros los que pertenecemos a él, pero sin embargo lo que sí nos pertenece, es nuestro, es el tiempo.
En este parámetro está la técnica, la tecnología, el sistema, la articulación, en definitiva el ingenio en la construcción de la forma.
Para mí siempre ha sido un placer colaborar, hablar, pensar a tu lado, porque siempre aportas una visión singular en el enfoque del proyecto.
Creo que es muy importante aprender a colaborar y a trabajar junto a otros profesionales y que de esta manera surja un proyecto más vivo y a la vez más real.
No entenderé nunca el llamar a un ingeniero para que nos ratifique o corrija unas decisiones ya tomadas, lo dicho: no entiendo la yuxtaposición de pensamiento; sí la mixtificación, la mezcla y el enriquecimiento.

L’avantprojecte de modificació de la Llei d’Ordenació de l’Edificació, o la desregulació del liberalisme capitalista

David Lladó (AxA)
4/01/2013

Aquest Nadal ens porta un ”regalet” per part del govern de Mariano Rajoy. Un regal que no hem posat a la carta i que no ens fa falta, amb la gran diferència que no el podem desar a l’armari. L’avantprojecte de la llei d’Ordenació de l’Edificació és l’estocada de mort de la nostra professió, l’arquitectura, donat que planteja la possibilitat de que el enginyers puguin signar projectes d’edificació. No contents amb tenir al carrer protestant als taxistes, metges i mestres, ara també ens afegirem els arquitectes.

Cal recordar que la LOE va néixer al 1999, en el primer  mandat presidencial de José Maria Aznar (1996-2000), impulsada pel ministre de Foment Rafael Arias-Salgado, substituït posteriorment en el segon mandat de (2000-2004) per Francisco Álvarez Cascos. Un bon ministre de Foment fent lleis bones es substituït – no sigui que ho segueixi fent be – per…, no continuo.

Va ser rebuda coma aigua de maig, esperada durant molts anys i, considero humilment admetent el meu desconeixement jurídic, una de les millors lleis que s’han elaborat des de la instauració de la democràcia. Us preguntareu per què?

Doncs perquè va ser un llei que va recollir amb fidelitat el model de funcionament real del sector de la edificació, sense inventar rés, sinó reconeixent com funcionaven els diferents agents: promotors, constructors, tècnics i, fins i tot, usuaris finals. La LOE fixa de manera clara les atribucions de cada actor, les obligacions i les responsabilitats de tots ells.

Anys més tard i com a mandat de la Llei s’aprova el Codi Tècnic de la Edificació, el CTE, que és el reglament, la norma que regula els aspectes tècnics de la edificació, tant pel que fa al confort, la qualitat i/o la seguritat. El CTE recollia algunes normatives ja existents, com les estructurals o d’incendis, i en redactava d’altres de noves molt interessants, tot dins d’un únic document.

Ha representat un avanç en molts aspectes tècnics, doncs és una normativa puntera, però la seva aplicació ha suposat un encariment de la construcció d’edificis, si bé a favor de la qualitat en general. El CTE comença a aplicar-se a partir del setembre de 2006 en alguns dels seus documents bàsics i ens anys posteriors, ja en plena crisi. És a dir, en l’actualitat tenim una normativa tècnica d’un país ric aplicada en un territori en crisi i cada cop més empobrit.

Posaré un exemple molt explícit, el CTE incorpora la necessitat de ventilar els edificis, afegint noves instal.lacions per a la renovació d’aire. Segurament tots estarem d’acord en la necessitat de ventilar, però l’aplicació d’aquesta normativa ha comportat executar instal.lacions de renovació d’aire en edificis més cares que les de climatització, segurament copiant el que es fa en altres països europeus. Aquí, en la mediterrània, quan una habitació fa pudor, obrim la finestra, no engeguem un ventilador.

Ara el president Rajoy es treu del barret la modificació de la LOE, facilitant l’accés a projectar al col·lectiu d’enginyers, sense que aquests tinguin els coneixements necessaris en els corresponents programes docents de les Universitats.

Altre cop el govern legisla i regula sense tenir coneixement de com “funcionen les coses” i afavorint a un sector molt influent, el de les grans enginyeries, ubicades especialment en Madrid, molt castigat per la manca d’inversió pública en infraestructures, facilitant l’accés a un pastís que no tocaven. Més enllà del tema competencial de cada professió, algú pot entendre que un arquitecte pot dissenyar i construir sota la seva responsabilitat una línia d’alta velocitat d’un tren?. No, oi?, doncs el cas invers també és absurd.

El que cal modificar no és la Llei d’Ordenació de la Edificació, sinó el Codi Tècnic. Això és el que demana el sector des de fa temps, adaptar la normativa vigent a la realitat econòmica actual, alleugerint alguns dels seus documents, i no la desregulació dels diferents agents, de manera que ens devorem els uns als altres, facilitant “la mort” o desaparició dels més vulnerables, els despatxos d’arquitectes favor de les grans i mitges enginyeries, el lobby madrileny.

Per tant és un avantprojecte dolent ja que no identifica els problemes del sector de la construcció. El medicament al malalt proporcionarà més patiment.

Una primera aspirina al nostre sector seria redactar un document bàsic del Codi Tècnic aplicat a la Rehabilitació d’Edificis, única especialitat de la professió que encara funciona. En aquests moments l’única sortida és acollir-se a l’annex C de la part II del CTE que planteja la possibilitat d’avaluar qualitativament els edificis existents, en comptes de quantitativament. Què vol dir això?, doncs que si un edifici no presenta cap mena de problema malgrat la seva edat, doncs no cal intervenir-hi a nivell estructural pel sols fet de complir la normativa vigent.

En aquest sentit, a Catalunya tenim una norma NRE-AEOR-93 que permet avaluar els edificis segons el seu estat i realitat, simplificant la verificació analítica, facilitant i alleugerint les intervencions. Aquesta norma encara és vigent i afegeixo un document excel.lent i molt més adequada a la realitat. És a dir, no cal inventar, només cal tornar a mirar quan fèiem les coses bé.

Queda clar que actualment necessitem normatives que s’adaptin als nostres temps a la realitat. Cal doncs modificar el CTE, modificar la LOE no ho demana ningú i no serveix per rés, tret que t’ho demanin els teus “amiguets”. Modificar-la no millorarà el sector, l’empitjorarà. La liberalització només produeix que els grans es mengin als petits, ja que el mercat en aquests moments no regula rés.

La conseqüència d’una diagnosi dolenta és una llei dolenta, amb unes conseqüències terribles que afectaran directament al colelectiu d’arquitectes molt afectat per la crisi econòmica, fent que desapareixin la totalitat de despatxos, però afectarà en especial a la arquitectura.

Abans de modificar una excel.lent Llei que identifica i recull a la perfecció  el funcionament del sector, hi ha moltes iniciatives que encara es poden rescatar, millorar i potenciar, us n’avanço dues que tindrien un efecte molt positiu en el sector de l’arquitectura i la construcció a Catalunya i que depenen del nostre Govern:

La llei de Barris del 2004, promoguda pel govern de Pascual Maragall i continuada pel de José Montilla, ha estat un excel·lent instrument reformador dels barris del nostre país (no tot el que va fer “el tripartit” va ser dolent, com molt gent estigmatitza). En total, en 7 anys es van reformar 92 municipis amb una dotació no gaire gran, de menys de 150 MEUR anuals de promig. Però us preguntareu per què ha estat excel·lent?.

Es va aplicar en barris desafavorits i deprimits, millorant diferents aspectes de manera transversal i integral, com eren programes destinats a l’urbanització dels espais, equipaments i edificis, però alhora amb programes socials, d’integració i, també, de participació. Jo que n’he participat en quatre, puc assegurar que hi ha un abans i un després en el barri Congost de Granollers o en la Barriada Nova de Canovelles, per posar dos exemples que conec bé.

Però no sols això, per optar a la Llei de Barris calia participar en un concurs entre ajuntaments i presentar un pla que identifiqués els problemes del barri i redactés un seguit de programes urbanístics, arquitectònics i socials. Més de 200 municipis van redactar aquest plans però no van ser seleccionats que, malgrat ser una mala notícia, ha permès dissenyar programes d’actuació, la millor eina que té l’administració per tal de donar bona resposta als problemes dels ciutadans, acostumats a la improvisació.

El primer pla del govern de Zapatero, el famós pla E – actualment molt criticat donat que va comportar una despesa extraordinària que encara estem pagant -, va ser aplicat a Catalunya amb molt més criteri que en altres territoris, doncs molts Ajuntaments van aprofitar el pla E per finançar alguns dels seus projectes recollits en els plans de la Llei de Barris. És pot exemplificar en el municipi de Parets del Vallès – el projecte del Casc Antic el vàrem redactar nosaltres – doncs van executar alguns projectes, com la peatonalització del centre gràcies a la inversió del pla E, prèviament programat en la Llei de Barris. Diners necessaris en projectes ben programats, resultats excel·lents i trepitjables.

Rescatar la Llei de Barris, evidentment dotant-la de nous recursos – 100 MEUR a l’any no sembla gaire despesa -, i adaptant-la a nous requeriments, aprofundint en la rehabilitació d’edificis, podria ser un excel·lent dinamitzador del sector de l’arquitectura i de la construcció. Només recordar que moltes empreses constructores que tenien un bon mercat de treball en les obres d’execució de les diferents Lleis de Barris, van haver de tancar, després del pla E, per la manca d’activitat.

La tercera i darrera proposta s’emmarca en el món de les ITE. També una excel.lent iniciativa mal plantejada i mal finançada – curiosament el darrer decret del govern de José Montilla també .  Segurament tothom estarà d’acord en que els edificis passin un “examen” del seu estat i que aquest ho facin tècnics independents i qualificats, no com el que fan amb els vehicles on les revisions s’adjudiquen a empreses, no continuo.

La seva aplicació ha estat un fracàs, només un 1% dels 80.000 edificis que l’havien de passar al 2012 han entrat a la Generalitat. De la resta un 9% han passat la ITE però presenten deficiències greus, i el 90% restant no han encarregat ni l’informe per por a una despesa derivada de la inspecció.

Ara bé, saber l’estat de les edificacions és una bona iniciativa, però no disposar d’instruments de finançament de les comunitats i, per descomptat, la manca de programes de subvenció, és tenir un malalt i no donar-li medicines.

Cal doncs reformar el decret, obligar a que les comunitats passin les ITE, com  a mínim, estiguin els edificis amb deficiències lleus o greus, però acompanyat de bons terminis i de facilitar el finançament. La notícia de la conversió de l’Institut Català de Finances en Banc Públic, és segurament la millor notícia que m’han donat darrerament i un extraordinari instrument que pot ajudar a les empreses i ciutadans, facilitant crèdits per obres de millora que es puguin pagar a mig termini, en comptes de les odioses “derrames” en un any. Esperem que aquest nou Banc Públic serveixi per això també.

No és tant difícil, només cal escoltar a la gent que trepitja el carrer i no als que es pentinen cap enrera.

Enllaç a l’article al blog de David Lladó