Font: Activo Arquitectos
Hace ya cuatro años desaparecieron los Baremos de Honorarios. El instrumento para eliminarlos fue la Ley Omnibus (Ley 25/2009), y la excusa fue una supuesta Directiva Europea que defendía una mayor competitividad y un mejor funcionamiento del libre mercado.Fuente: Activo Arquitectos
Hace ya cuatro años desaparecieron los Baremos de Honorarios. El instrumento para eliminarlos fue la Ley Omnibus (Ley 25/2009), y la excusa fue una supuesta Directiva Europea que defendía una mayor competitividad y un mejor funcionamiento del libre mercado.
Pero… ¿realmente estaba justificado? ¿han mejorado en algo las condiciones de acceso a los servicios de arquitectura de la sociedad? ¿ha contribuido esa desaparición a que mejore el libre mercado de servicios de arquitectura? ¿han mejorado los servicios de arquitectura gracias a ello?
Alemania mantiene sus tarifas de honorarios de arquitectura. No como un baremo orientativo sino como una tarifa obligatoria. Valga esa situación como prueba de que es posible que un Estado Miembro mantenga tarifas, orientativas u obligatorias, en determinados servicios de especial sensibilidad.
También España mantiene los aranceles en Notarías y Registros, cuando la UE ha pedido expresamente liberalizar esos dos servicios (y no el servicio de arquitectura).
ActivoArquitectos ha puesto en marcha una iniciativa para que se reabra el debate sobre los baremos de honorarios. Nuestro objetivo es que ese debate llegue al legislador.
Puedes adherirte a esa iniciativa en:
http://www.change.org/es/organizaciones/activo-arquitectos
La desaparición de baremos no mejora el acceso a los servicios de arquitectura: los baremos no son obligatorios. Tampoco aumenta la competitividad. En España todo arquitecto era libre de ofertar sus servicios por debajo de los baremos (en Alemania no).
La desaparición de los baremos supone desventajas para toda la sociedad, y no sólo para los arquitectos.
Existen desventajas instrumentales en ciertos dictámenes periciales. Existen bases de precios unitarios y descompuestos de construcción que el legislador no interpreta como un obstáculo a la competencia. Y es gracias a ello que el perito puede estimar los precios de ciertas obras con un mínimo de rigor. Sin embargo cuando en un litigio hay que evaluar todos los costes de una obra, a la hora de evaluar los honorarios asociados a las obras el perito ya no puede remitirse a valores objetivos. Esa referencia para los honorarios eran los baremos, que ya no existen. Se coloca al ciudadano en una situación de indefensión jurídica.
La administración pública ha perdido una herramienta de gran valor para poder establecer los honorarios de partida en las licitaciones públicas.
Los baremos no sólo eran un compendio orientativo sobre honorarios razonables. También asociaban esos honorarios razonables a unos servicios determinados con un alcance concreto. Permitían una cierta uniformidad en el contenido de los servicios ofertados que ahora ha desaparecido. Ahora el ciudadano se enfrenta a ofertas de contenido diferente, y no puede determinar, sin asesoramiento profesional, si los servicios que se le ofertan son los mínimos que exige la ley o si se están incluyendo servicios adicionales que exceden esos mínimos.
Cuando desde el Gobierno se fomenta una competencia basada exclusivamente en el precio, en un servicio tan sensible como la arquitectura, se está comprometiendo la calidad del servicio.
La desaparición de los baremos no ha mejorado el acceso al servicio por parte de los ciudadanos; no ha mejorado la calidad del servicio; no ha mejorado la convergencia europea; ha empeorado la seguridad jurídica y ha empeorado el funcionamiento de la administración.
Por todo ello, te pedimos que apoyes nuestra iniciativa.
Pero… ¿realmente estaba justificado? ¿han mejorado en algo las condiciones de acceso a los servicios de arquitectura de la sociedad? ¿ha contribuido esa desaparición a que mejore el libre mercado de servicios de arquitectura? ¿han mejorado los servicios de arquitectura gracias a ello?
Alemania mantiene sus tarifas de honorarios de arquitectura. No como un baremo orientativo sino como una tarifa obligatoria. Valga esa situación como prueba de que es posible que un Estado Miembro mantenga tarifas, orientativas u obligatorias, en determinados servicios de especial sensibilidad.
También España mantiene los aranceles en Notarías y Registros, cuando la UE ha pedido expresamente liberalizar esos dos servicios (y no el servicio de arquitectura).
ActivoArquitectos ha puesto en marcha una iniciativa para que se reabra el debate sobre los baremos de honorarios. Nuestro objetivo es que ese debate llegue al legislador.
Puedes adherirte a esa iniciativa en:
http://www.change.org/es/organizaciones/activo-arquitectos
La desaparición de baremos no mejora el acceso a los servicios de arquitectura: los baremos no son obligatorios. Tampoco aumenta la competitividad. En España todo arquitecto era libre de ofertar sus servicios por debajo de los baremos (en Alemania no).
La desaparición de los baremos supone desventajas para toda la sociedad, y no sólo para los arquitectos.
Existen desventajas instrumentales en ciertos dictámenes periciales. Existen bases de precios unitarios y descompuestos de construcción que el legislador no interpreta como un obstáculo a la competencia. Y es gracias a ello que el perito puede estimar los precios de ciertas obras con un mínimo de rigor. Sin embargo cuando en un litigio hay que evaluar todos los costes de una obra, a la hora de evaluar los honorarios asociados a las obras el perito ya no puede remitirse a valores objetivos. Esa referencia para los honorarios eran los baremos, que ya no existen. Se coloca al ciudadano en una situación de indefensión jurídica.
La administración pública ha perdido una herramienta de gran valor para poder establecer los honorarios de partida en las licitaciones públicas.
Los baremos no sólo eran un compendio orientativo sobre honorarios razonables. También asociaban esos honorarios razonables a unos servicios determinados con un alcance concreto. Permitían una cierta uniformidad en el contenido de los servicios ofertados que ahora ha desaparecido. Ahora el ciudadano se enfrenta a ofertas de contenido diferente, y no puede determinar, sin asesoramiento profesional, si los servicios que se le ofertan son los mínimos que exige la ley o si se están incluyendo servicios adicionales que exceden esos mínimos.
Cuando desde el Gobierno se fomenta una competencia basada exclusivamente en el precio, en un servicio tan sensible como la arquitectura, se está comprometiendo la calidad del servicio.
La desaparición de los baremos no ha mejorado el acceso al servicio por parte de los ciudadanos; no ha mejorado la calidad del servicio; no ha mejorado la convergencia europea; ha empeorado la seguridad jurídica y ha empeorado el funcionamiento de la administración.
Por todo ello, te pedimos que apoyes nuestra iniciativa.