Volver a ser una capital del diseño no será fácil pero hay que empezar a creer en el valor de la disciplina
Publicado en La Vanguardia el 8 de julio de 2019
Estimada alcaldesa,
Como ya habíamos hecho en años anteriores, nos servimos de este espacio de opinión mensual para felicitar al nuevo equipo municipal y desearle muchos éxitos durante la legislatura que ahora comienza. Queremos aprovechar la oportunidad para compartir algunas consideraciones que nos parecen importantes de cara al futuro.No se trata de hacer una lista de todos aquellos asuntos pendientes que, en nuestra opinión, habría que afrontar con decisión y urgencia en la ciudad(hay muchos pero preferimos tratarlos por separado y dedicarles todo el espacio que merecen en próximos artículos).Lo que nos gustaría transmitir al nuevo gobierno de la ciudad es una inquietud. Para decirlo brevemente y sin rodeos lo que nos preocupa desde hace tiempo es la sensación, cada vez más evidente, de que Barcelona ha perdido su capitalidad en el ámbito del diseño y la arquitectura. No queremos que se nos malentienda ni que esta carta abierta se pueda leer como un lamento de añoranza nostálgica por los tiempos pasados. Somos perfectamente conscientes de que la realidad de la ciudad, del país y del mundo en su conjunto es radicalmente distinta a la de hace sólo unos años y que la adaptación a esta nueva realidad no es sencilla ni responde a una receta unívoca. Los retos que hay que afrontar, por otra parte, son también nuevos y, en muchos casos, rabiosamente urgentes. Ser una capital del diseño, en definitiva, no significa lo mismo en la actualidad que a mediados de la década de los ochenta o hace diez años.No se trata por lo tanto de repetir antiguos planteamientos o estrategias conocidas porque con toda probabilidad, no tendrán los efectos deseados. En resumen, volver a ser una capital del diseño no será fácil.Ahora bien,hay una cosa que está clara:hay que empezar por creer de manera inequívoca en el valor de esta disciplina y su capacidad de transformación en el ámbito social, cultural y económico. En este sentido es fundamental que el diseño pase a formar parte de esta constelación de conceptos tan habitual en los informes,dossieres y discursos institucionales como son la creatividad, la innovación, la nueva economía o la emprendeduría. Hay que entender, además, que el diseño no es una palabra más dentro de esta lista sino que se inscribe encada uno de estos conceptos y los hace posibles.No nos cansaremos de decirlo: el diseño (el buen diseño) no consiste en hacer las cosas más bonitas o elegantes sino en un conjunto de prácticas que se orientan hacia la obtención de soluciones específicas para problemas concretos. Así, cualquier problema que tenga que afrontar la ciudad en el futuro tendrá que involucrar el diseño de una manera u otra. Finalmente, para que Barcelona pueda volver a ser una capital del diseño es imprescindible que la administración (sobre todo la municipal) invierta recursos, tiempo y esfuerzos. También es clave que este apoyo decidido a los profesionales y las instituciones dedicadas al diseño se acompañe de valentía y confianza. Por parte del FAD, y si desde el Ayuntamiento cree en los agentes del diseño, podrá contar con todo nuestro apoyo para afrontar el reto que planteamos .