Aportó nuevas maneras y formas de hacer arquitectura a partir de las realidades culturales y sociales
Publicat a La Vanguardia el 15 de gener de 2022
La muerte de Ricardo Bofill ha sido una gran sorpresa, sobre todo después de haber compartido su entusiasmo en la concesión del reciente Doctorado Honoris Causa de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Con el desaparece uno de los arquitectos más importante de los últimos 50 años, tanto a nivel local como internacional. Para los jóvenes arquitectos de la década de los 60, su figura significo un gran estímulo para el futuro de la arquitectura.
Después de los grandes maestros, Jose Antonio Coderch, Federico Correa y Oriol Bohigas, aportó nuevas maneras y formas de hacer arquitectura a partir de las realidades culturales y sociales que emergieron en aquellos momentos.
En el año 1964, como estudiante de arquitectura, tuve la oportunidad de entrar a trabajar y aprender en su estudio de la calle Nicaragua, cuando Ricardo estaba finalizando uno de sus proyectos iniciales más interesante, el barrio Gaudí de Reus, un gran proyecto de vivienda social en donde la yuxtaposición y repetición de módulos básicos y la mezcla de espacios públicos y privados permitían diversas tipologías de viviendas.
Aún guardo en la memoria los primeros trabajos que desarrollé en el Taller, dibujando la vegetación y como mediante los “malditos Rotring’s” punteaba la sombra de los árboles que envolvían el conjunto residencial.
El Barrio Gaudí fue el primer eslabón de una serie de grandes proyectos de vivienda que culminarían con la construcción del emblemático y monumental Walden 7 en San Just.
Colaborar durante dos años en el estudio de Ricardo Bofill fue fundamental en mis inicios como arquitecto. Por un lado poder trabajar en nuevas soluciones de viviendas que iban más allá de los rígidos bloques de viviendas sociales que colonizaban las afueras de las ciudades europeas.
Y por otro lado estar en un ambiente en donde las experiencias arquitectónicas venían acompañadas por el mundo de los profesionales de la literatura, la filosofía, el cine o la pintura, a los que Ricardo había abierto las puertas del Taller y era así como José Agustín Goytisolo, Xavier Rubert de Ventós, Manuel Vázquez Montalbán, Xavier Corberó, Serena Vergano y otros amigos aportaban sus conocimientos y compartían las críticas a los proyectos que salían del Taller.
Sin lugar a dudas Ricardo Bofill ha marcado una época, con su desaparición y la reciente de Oriol Bohigas el mundo de la arquitectura ha perdido dos de sus más influyentes protagonistas.