Publicat el 2 d’abril del 2014 a La Vanguardia
En este periodo se estableció la idea de la ciudad noucentista: electricidad e infraestructura, cultura y servicios sociales y una nueva idea de espacio públicoPublicado el 2 de abril de 2014 en La Vanguardia
En este periodo se estableció la idea de la ciudad noucentista: electricidad e infraestructura, cultura y servicios sociales y una nueva idea de espacio público
El urbanismo fue una de las prioridades de la Mancomunitat. Formaba parte del proyecto modernizador conceptualizado y liderado por Enric Prat de la Riba, que tenía como objetivo que cada barrio, pueblo y ciudad tuviera su escuela, su biblioteca, su teléfono y su carretera. A la muerte de Prat de la Riba en 1917, el proyecto fue encabezado justamente por un arquitecto, Josep Puig i Cadafalch, hasta que en diciembre de 1923 dejó el cargo bajo la presión de la dictadura de Primo de Rivera. La posición de Puig i Cadafalch, historiador culto y prolífico, era, como la de los políticos de la Lliga Regionalista, de élite dirigente que pretende encauzar a las masas populares.
Todo este proyecto modernizador se llevó adelante a partir de una total transformación de las infraestructuras, aprovechando las nuevas tecnologías, que aportaba en especial la electricidad, ya establecida masivamente. El mismo Puig i Cadafalch ideó una Exposición de Industrias Eléctricas, prevista para 1917, que no se realizaría hasta 1929 como Exposición Internacional y ya con el gobierno de la Mancomunitat desmantelado.
Esta transformación de las infraestructuras de caminos y puertos y ferrocarriles se reflejó en Barcelona con operaciones como la apertura de la Via Laietana, iniciada en 1908, o el comienzo de la infraestructura subterránea del metro. La urbanización de esta vía urbana se aprovechó para hacer al mismo tiempo el túnel y las estaciones del Gran Metro (1921-1924). También se construyeron gran cantidad de escuelas, las más representativas los grupos escolares que proyectó Josep Goday (1882-1936), discípulo de Puig i Cadafalch, en Barcelona, como el Baixeres, Ramon Llull, Lluís Vives, Escola del Mar o Pere Vila. Se crearon la red de bibliotecas populares (1918-1922), el Institut d’Estudis Catalans, la Biblioteca de Catalunya o la Junta de Museos, quedando establecida la idea de ciudad noucentista: electricidad e infraestructuras, cultura y servicios sociales y una nueva idea de espacio público, ajardinado y sereno, dentro de la metrópolis. Para reforzar la estructura territorial, se mejoraron los modelos de explotación agraria, creándose las granjas-escuela.
En 1915, Cambó invitó al paisajista francés Jean-Claude-Nicolas Forestier (1861-1930) a proyectar una serie de parques, siguiendo la propuesta de jardines mediterráneos que continuaría su discípulo, el arquitecto catalán Nicolau Maria Rubió i Tudurí (1891-1981). La intervención de Forestier y de Rubió i Tudurí en los jardines de Montjuïc fue una de les herencias más importantes de la Exposición de 1929 y la culminación del esfuerzo arquitectónico, urbano y paisajístico de los años 20 para convertir Barcelona en una moderna metrópolis mediterránea. La vivienda popular fue otro de los objetivos; en 1915 se creó el Institut d’Habitació Popular, que duró hasta 1918. En 1921 se aprobó en España la segunda ley de Casas Baratas y entre 1926 y 1929 se construyeron los primeros cuatro grupos, coordinados por el Instituto Municipal de la Vivienda: Milans del Bosch (hoy Bon Pastor), Eduard Aunós, Baró de Viver y Ramón Albó o Can Peguera. Lo que queda de ellas sobrevive como expresión de la propuesta urbana basada en casas en hilera, en sintonía con lo que defendía el movimiento de la ciudad-jardín. A la arquitectura de este periodo se la ha denominado Noucentista, término polémico que agrupa corrientes de la arquitectura catalana de estos años: noucentisme gaudiniano, brunelleschiano, protoracionalista, eclecticista y academicista: una superación amistosa del Modernisme, representada por Puig i Cadafalch que fue, sucesivamente, modernista y noucentista.
El urbanismo fue una de las prioridades de la Mancomunitat . Formaba parte del proyecto modernizador conceptualizado y liderado por Enric Prat de la Riba, que tenía como objetivo que cada barrio, pueblo y ciudad tuviera su escuela, su biblioteca, su teléfonoy sucarretera. A lamuerte de Prat de la Riba en 1917, el proyecto fue encabezado justamente por un arquitecto, Josep Puig i Cadafalch, hasta que en diciembre de 1923 dejó el cargo bajo la presión de la dictadura de Primo de Rivera. La posición de Puig i Cadafalch, historiador culto y prolífico, era, como la de los políticos de la Lliga Regionalista, de élite dirigente que pretende encauzar a las masas populares.
Todo este proyecto modernizador se llevó adelante a partir de una total transformación de las infraestructuras, aprovechando las nuevas tecnologías, que aportaba en especial la electricidad, ya establecida masivamente. El mismo Puig i Cadafalch ideó una Exposición de Industrias Eléctricas, prevista para 1917, que no se realizaría hasta 1929 como Exposición Internacional y ya con el gobierno de la Mancomunitat desmantelado.
Esta transformación de las infraestructuras de caminos y puertos y ferrocarriles se reflejó en Barcelona con operaciones como la apertura de la Via Laietana, iniciada en 1908, o el comienzo de la infraestructura subterránea del metro. La urbanización de esta vía urbana se aprovechó para hacer al mismo tiempo el túnel y las estaciones del Gran Metro (1921-1924). También se construyeron gran cantidad de escuelas, las más representativas los grupos escolares que proyectó Josep Goday (1882-1936), discípulo de Puig i Cadafalch, en Barcelona, como el Baixeres, Ramon Llull, Lluís Vives, Escola del Mar o Pere Vila. Se crearon la red de bibliotecas populares (1918-1922), el Institut d’Estudis Catalans, la Biblioteca de Catalunya o la Junta de Museos, quedando establecida la idea de ciudad noucentista: electricidad e infraestructuras, cultura y servicios sociales y una nueva idea de espacio público, ajardinadoy sereno, dentro de la metrópolis. Para reforzar la estructura territorial, se mejoraron los modelos de explotación agraria, creándose las granjas- escuela.
En 1915,Cambó invitó al paisajista francés Jean-Claude-Nicolas Forestier (1861-1930) a proyectar una serie de parques, siguiendo la propuesta de jardines mediterráneos que continuaría su discípulo, el arquitecto catalán Nicolau Maria Rubió i Tudurí (1891-1981). La intervención de Forestier y de Rubió i Tudurí en los jardines de Montjuïc fue una de les herencias más importantes de la Exposición de 1929 y la culminación del esfuerzo arquitectónico, urbano y paisajístico de los años 20 para convertir Barcelona en una moderna metrópolis mediterránea. La vivienda popular fue otro de los objetivos; en 1915 se creó el Institut d’Habitació Popular, que duró hasta 1918. En 1921 se aprobó en España la segunda ley de Casas Baratas y entre 1926 y 1929 se construyeron los primeros cuatro grupos, coordinados por el Instituto Municipal de la Vivienda: Milans del Bosch (hoy Bon Pastor), Eduard Aunós, Baró de Viver y Ramón Albó o Can Peguera. Lo que queda de ellas sobrevive como expresión de la propuesta urbana basada en casas en hilera, en sintonía con lo que defendía el movimiento de la ciudad-jardín. A la arquitectura de este periodo se la ha denominado Noucentista, término polémico que agrupa corrientes de la arquitectura catalana de estos años: noucentisme gaudiniano, brunelleschiano, protoracionalista, eclecticista y academicista: una superación amistosa del Modernisme, representada por Puig i Cadafalch que fue, sucesivamente, modernista y noucentista.