ESBOZOS DE UN TROZO DE VIDA
| JULIOL 2020
Ahora que se cumplen 50 años del nacimiento de nuestro equipo de futbol, me vienen a la memoria una serie de acontecimientos que, en aquellos momentos de principio de los años 70, tuvieron una gran importancia en nuestras vidas.
La gestación del equipo coincide en una época entre el final de nuestros estudios de Arquitectura y los inicios en la profesión y la docencia.
El recuerdo de aquellos días me hace revivir unos sucesos y reconocer unos lugares y unas personas que, sin aparente relación entre sí, influyeron en la formación del equipo.
- 1) CIRCUNSTANCIAS POLÍTICAS Y ACADÉMICAS.
Vivíamos los tiempos posteriores al mayo francés del 68. Una ola de protestas protagonizada por sectores politizados de los estudiantes universitarios sacudió el mundo intentando cambiar las cosas en unos momentos de crisis social y malestar estudiantil.
En Barcelona, un grupo de estudiantes liderados por Jordi Costa, J.M. Torres Nadal y Arturo Van Den Eyde, promovieron en la ETSAB el cambio de los viejos profesores de proyectos por jóvenes arquitectos más comprometidos con la nueva situación.
Es así como Francesc Rius, Manel Brullet, J.M. Casabella, Albert Viaplana, Rafa Cáceres, y yo mismo, conjuntamente con otros compañeros, iniciamos nuestra vida docente como profesores de proyectos en la ETSAB.
Como era natural, la relación con los estudiantes era muy estrecha y no solo vivíamos del entusiasmo por la arquitectura, sino también del interés por el futbol.
- 2) UN VIAJE A PARIS.
Aquel año, el gobierno francés convoca un gran concurso internacional de Arquitectura para la construcción del Centro Pompidou, y con Manel Brullet y J.M. Casabella decidimos presentarnos.
Para viajar a Paris aprovechamos la amistad con el cantante porteño Poni Micharvegas (que había huido de Argentina) y que necesitaba ayuda para desplazarse a la capital francesa y poder intervenir con Paco Ibáñez en unos conciertos en las universidades parisinas.
Así que alquilamos una furgoneta Ebro y con Poni, los componentes de su banda y los instrumentos musicales, emprendimos el viaje.
Paris era una fiesta. Paco Ibáñez había realizado recientemente su famoso recital en el teatro Olimpia y se había creado una atmósfera de gran efervescencia política, donde se mezclaba la izquierda libertaria, el P.C., los exiliados, intelectuales y el mundo de la canción antifranquista. Los universitarios franceses se identificaban con Paco Ibáñez, lo tenían como un símbolo de resistencia y nosotros llegamos en aquellos precisos momentos.
Resultado: no hicimos nada del concurso y pasamos una semana inmersos en aquella euforia de recitales y mítines políticos en la universidad.
Allí conocimos a Manuel Gerena, un cantaor de cante Jondo de Puebla de Cazalla, amigo de Paco y de Rafael Alberti, que se vino con nosotros de regreso a Barcelona.
Tenía que quedarse un fin de semana en mi casa, pero su estancia se prolongó 6 meses. Manuel nos introdujo en los recintos del cante Jondo de Hospitalet y Barcelona, y nosotros en las tertulias de “Les Violetes” y el PUB-TUSET.
- 3) EL PUB-TUSET Y EL PARTIDO DE FUTBOL.
Era un lugar donde se reunían diversas tertulias, desde los directores de la Escuela de Barcelona de Cine, pintores, literatos y jóvenes arquitectos que más alla de las conversaciones, bebíamos gin-tonic hasta el cierre del local.
Una de las noches, acompañado de Gerena, coincidimos con Jordi Romeu, los hermanos Vives, Santi y Lluís, Ramon Casanellas, Quim Pujol y otros compañeros que nos ofrecimos para jugar un partido de futbol contra los empleados del PUB.
El partido se jugó un sábado al mediodía en los campos de futbol de Piscinas y Deportes.
No recuerdo todo el equipo, pero sí que jugó Manuel Gerena de portero y que, aparte de los nombres citados antes, jugamos con Francesc Rius,
Manel Brullet, José Manuel Casabella, Albert Viaplana, Toni Moragas, los hermanos Brufau, Roberto y Javier, y un amigo holandés, Dan, que pasaba una temporada en Barcelona.
Tampoco recuerdo el resultado, pero sí se puede considerar que fue el primer eslabón para la creación del equipo, formado, principalmente, por estudiantes y profesores de Arquitectura y que significo el inicio de una serie de partidos que semanalmente jugábamos en Piscinas y Deportes o hacíamos bolos en otros campos de Vic o Banyoles.
Al principio nos organizaba Francesc Rius y teníamos un punto de referencia en el restaurante “Les Violetes”.
- 4) “LES VIOLETES” Y EL DISEÑO DE UNA CAMISETA SINGULAR.
Era el restaurante que había abierto Montse Ester, una de nuestras grandes amigas, que tenía además una boutique de moda, “Saltar i Parar”. Los dos locales estaban situados en el barrio de Sant Gervasio, en la calle Brusi, a 50 metros de donde yo empezaba a construir el edificio Fregoli, mi primera obra en Barcelona.
“Les Violetes” no duró mucho tiempo, pero fueron unos años en los que diversos artistas y profesionales nos encontrábamos para comer, pero también para socializar.
Allí conocimos al poeta Joan Brossa, gran amigo de Montse, que le editaba sus primeros Poemas Visuales.
Al principio utilizábamos una equipación de camisetas a rayas blancas y negras, pero con Montse decidimos hacer una nueva camiseta, que la diseñamos en los postres de una comida, en la que había diversas opiniones sobre el color y qué tipo de franjas. Brossa propuso que no tenían por qué ser todas iguales, sino que debían ser algo distintas, como si se tratara de errores. Así nació una camiseta roja con bandas de colores negros, rosas y azules, de distinta dimensión, que parecían iguales pero no lo eran.
Como estaban hechas a mano y eran únicas duraron poco. Los agarrones y los lavados poco cuidadosos no resistieron la confección delicada de las empleadas de “Saltar i Parar”.
No recuerdo que haya sobrevivido ninguna, pero quedan en la imagen de la fotografía del equipo la singularidad de unas camisetas que utilizamos contra un equipo de Vic.
Algo más tarde, Francesc Rius traspasó los poderes organizativos a Jordi Romeu, que hizo un gran trabajo de “profesionalización” del equipo, que lo ha conducido hasta nuestros días.
Yo dejé de jugar a mediados de los 80, cuando me invitaron a dar clases en las escuelas de Arquitectura de Paris, Lausanne y Mendrisio.
Debo decir que siempre he tenido una añoranza de aquellos años y sobre todo de aquellos partidos, y una gran consideración hacia unos compañeros y amigos con los que nos unían cuestiones profesionales, políticas y culturales, y por supuesto el hecho de jugar al futbol, pasarnos la pelota y si ganábamos fantástico y si perdíamos también.
Foto: Equipo que jugó en Vic a mediados de 1972