ARQUITECTURES ESCRITES |Jaume de Oleza (AXA)

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LA RAZÓN CÚBICA: LA ARQUITECTURA DEL CONOCIMIENTO

2020

Desde la antigüedad ha existido una preocupación por entender el mundo que nos rodea y consecuentemente también, por establecer ciertos ideales de belleza a modo de cánones que permitieran definir precisamente estos ideales para que fueran compartidos por todos. Unos modelos que venían dados por la observación y el estudio minucioso de los elementos que de una forma natural se encontraban en la propia naturaleza. Más adelante con el tiempo, se adoptaron ciertos arquetipos basados en el estudio antropomórfico del cuerpo humano, en donde la geometría y la matemática ayudaban a dibujar los principios necesarios para su interpretación. En este aspecto, los matemáticos contribuyeron a dotar de la racionalidad necesaria para la comprensión de todo aquello que el ser humano tenía a su alrededor. En definitiva, para dar una respuesta científica y racional del mundo que le rodeaba. Ya en la Grecia antigua esta inquietud se vio plasmada por discernir ciertas teorías que pudieran ayudar al hombre para poder estructurar y construir las bases del conocimiento. Las matemáticas fueron la base para entender mejor la geometría, así como para establecer el potencial que podían atribuirse a ciertos números y a sus propiedades. Una herramienta, las matemáticas, que en cierta medida podían contribuir al conocimiento del universo.

Los números y sus propiedades escondían cierto tipo de misterio que gracias a sus combinaciones y series permitían desvelar el origen del cosmos. Los pitagóricos escribían sus teorías en volúmenes con estructuras cúbicas.  Fijando el cubo como si fuera una estructura geométrica que conformaba a partir del número 6, un conjunto de 216 versos. Una creencia compartida por Vitrubio, que de esta forma entendía que la mente humana conseguía una estabilidad memorística más eficiente. Vitrubio así como Pitágoras escribían sus tratados según estos criterios matemáticos. Compartiendo de este modo la creencia de la interacción entre matemática y mente.

Uno de los conceptos numéricos más extendidosfuela llamada La Razón Cúbica.  Una estructura en forma de cubo que aparece al multiplicar el número 6 al cubo, obteniendo con su multiplicación como resultado el número 216. El número 6 desde la antigüedad ha representado el símbolo de la creación, era el número perfecto. En la Grecia antigua se consideró este número como aquello que explicaba la naturaleza, el número perfecto con el que a través de su construcción residía el conocimiento absoluto, y que gracias a sus múltiplos, era el responsable de la generación del cosmos. El cubo del número 6 era el contenedor de todas las cosas creadas, y matemáticamente tenía la propiedad especifica de que es la suma de sus divisores, (1+2+3). Lógicamente era perfecto.

Unas consideraciones que no solo fueron aplicadas a las matemáticas, a la geometría y a la arquitectura, sino de una manera mucho más amplia, a la teoría del conocimiento. Ya en el año 27 antes de Cristo, el mismo Vitrubio en su libro “Los Diez Libros de Arquitectura“, proyecta todo su tratado en base a la Razón Cúbica para que de esta forma el lector no tuviera ningún obstáculo para su total comprensión. La razón Cúbica escapaba al simple hecho matemático para convertirse en la arquitectura del conocimiento.

En arquitectura, uno de los ejemplos más significativos viene determinado por el interés de un importante general y político romano llamado Marco Agripa, que en el año 15 antes de Cristo, no dudó en aplicar la Razón Cúbica en el proyecto urbanístico y la disposición de las construcciones para la ciudad de Augusto. Una inquietud que tuvo este general para establecer un proceso que dotaba de más eficacia en la correcta disposición de los edificios de la ciudad. Un desarrollo urbanístico que intentaba alcanzar la perfección. Otro ejemplo muy conocido fue el encargo del emperador de la antigua Roma, Adriano, al arquitecto Apolodoro de Damasco para realizar la construcción del Panteón de Roma, allí por el año 118 después de Cristo. Una bonita construcción muy bien conservada en la actualidad, en la que la cúpula está construida sobre un cilindro de radio 21,6 mts. (El cubo de 6).

Además encontramos el número 6 en multitud de escenarios de toda índole, como son por decir algunos:

El número seis es el número atómico del carbono.

El carbono terrestre, (la base de la vida) está conformado por 6 protones y por 6 electrones.

El hombre fue creado el sexto día de la creación.

La estrella de David tiene 6 vértices.

La guitarra española tiene 6 cuerdas.

Normalmente son seis los agujeros de una herradura.

Los lados de un panal son seis.

Las piezas diferentes del ajedrez son seis.

Los Premios Nobeles tienen seis categorías.

Un cubo tiene seis caras.

Al conocimiento no racional le llamamos sexto sentido.

El radio de un círculo se divide en seis partes.

La geometría Euclidiana, se divide en seis posiciones, delante, detrás, arriba, abajo, derecha, izquierda.

etc. etc.

El convencimiento de que los números y las matemáticas podían ser los generadores de todo lo existente, llevaron a la creencia de que algunos números poseían ciertos atributos y capacidades que iban más allá de lo explicable. Bajo esta consideración, la Razón Cúbica, así como las proporciones y múltiplos que puedan establecerse en base al número 6, fueron una constante de aplicación a lo largo de la historia en ámbitos como el arte, la literatura, la arquitectura y un largo etc… Sin embargo en la actualidad no se encuentran ejemplos de su uso. Posiblemente la razón de ser podría venir determinada por la maldición que representa el número 666, (tres seis), mal llamado el número de la bestia. Una interpretación casi bien diabólica, y definida de esta forma por la deducción de la lectura que se ha hecho del último versículo del capítulo 13 del Apocalipsis de la Biblia.  El significado del número 666 y sobre todo la explicación que de este versículo dio la Biblia, es el responsable de su asociación con el mal o con la figura del diablo. Un razonamiento bíblico que aun apartándose de la realidad ha contribuido a la maldición de este número. No olvidemos tambiénque posiblemente la Biblia no pretendía predecir el futuro apocalíptico del mundo, tal cual describe este versículo, sino atacar al imperio romano en sus creencias más profundas. Una cultura romana que era excesivamente sensible por lo que representaba el significado numerológico. Una idea del cosmos y de la naturaleza entroncada con la adoración y la mistificación de los números, y que, gracias a ellos, dibujaban el simbolismo de la perfección, de la responsabilidad y del equilibrio. En definitiva alejándose de las creencias religiosas cristianas. Qué duda cabe que como es natural, al apartarse de la religión fueron históricamente condenados.