Publicat el dijous, 24 d’abril del 2014 a diari ABC
El arquitecto español Luis Vidal presenta su diseño de la nueva Terminal 2 de Heathrow en Londres
Publicado el jueves, 24 de abril del 2014 en el ABC
El arquitecto español Luis Vidal presenta su diseño de la nueva Terminal 2 de Heathrow en Londres
Es una pregunta con difícil respuesta: ¿Puede considerarse un aeropuerto un destino en sí mismo o siempre quedará relegado a un mero lugar de paso? Para el arquitecto español Luis Vidal la respuesta es fácil y lo ejemplifica a la perfección con el caso de Heathrow en Londres, el aeródromo de mayor tráfico internacional del mundo y tercero en número de pasajeros. La terminal 2, que acaba de diseñar y que ayer presentó a los medios de comunicación, se concibe como una auténtica obra arquitectónica que bien podría equipararse a un contemporáneo monumento urbano. Y ese es precisamente el efecto que ha buscado durante estos cinco años en los que se han fraguado sus planes.
«Las terminales del siglo XXI son catedrales del pasado porque las catedrales eran iconos de la ciudad. Todos los viajantes, cuando se aproximaban a la ciudad, tenían un icono, veían el campanario y así reconocían las ciudades», explicó el arquitecto.
Aplicado a la terminal de Heathrow, el 40 por ciento de los pasajeros sólo hará escala en ella y nunca tendrá la oportunidad de adentrarse en la capital británica, con lo cual ésa es la única imagen que recordará de Londres. Quizá ése sea el motivo que ha instado al prestigioso arquitecto, especializado en obras aeroportuarias y en hospitales, a diseñar al milímetro una nueva terminal a prueba de estrés, que pueda reducir la ansiedad del viajero ofreciendo luz natural o facilidad de orientación. Además de comodidad, el arquitecto español ha buscado la estética a través de una imponente escultura de 77 toneladas y 78 metros de largo colocada en la entrada, obra del artista británico Richard Wilson. Sus curvas entrelazadas parecen describir las piruetas de un avión de papel en el aire.
Con un presupuesto de 2.500 millones de libras (3.000 millones de euros), la llamada Terminal de la Reina ha sido además ideada con fines ecológicos, ya que reduce las emisiones de dióxido de carbono en un 40% respecto a la antigua y hoy demolida T2, gracias a las aperturas de la cubierta a la luz del norte, que ilumina sin calentar, a las telas tensadas interiores, que difunden la luz, y al sistema de climatización geotérmico que caldea y ventila las instalaciones.
Heathrow busca desesperadamente con este gran proyecto fortalecer su liderazgo como aeropuerto de referencia y evitar ser eclipsado por otros como el de Dubái. El próximo 4 de junio, a las 17.35, los pasajeros procedentes de Chicago en un vuelo de United Airlines dispondrán del honor de inaugurar la nueva Terminal 2 y juzgar si realmente han percibido ese efecto de aeropuerto como punto icono de la ciudad.
Es una pregunta con difícil respuesta: ¿Puede considerarse un aeropuerto un destino en sí mismo o siempre quedará relegado a un mero lugar de paso? Para el arquitecto español Luis Vidal la respuesta es fácil y lo ejemplifica a la perfección con el caso de Heathrow en Londres, el aeródromo de mayor tráfico internacional del mundo y tercero en número de pasajeros. La terminal 2, que acaba de diseñar y que ayer presentó a los medios de comunicación, se concibe como una auténtica obra arquitectónica que bien podría equipararse a un contemporáneo monumento urbano. Y ese es precisamente el efecto que ha buscado durante estos cinco años en los que se han fraguado sus planes.
«Las terminales del siglo XXI son catedrales del pasado porque las catedrales eran iconos de la ciudad. Todos los viajantes, cuando se aproximaban a la ciudad, tenían un icono, veían el campanario y así reconocían las ciudades», explicó el arquitecto.
Aplicado a la terminal de Heathrow, el 40 por ciento de los pasajeros sólo hará escala en ella y nunca tendrá la oportunidad de adentrarse en la capital británica, con lo cual ésa es la única imagen que recordará de Londres. Quizá ése sea el motivo que ha instado al prestigioso arquitecto, especializado en obras aeroportuarias y en hospitales, a diseñar al milímetro una nueva terminal a prueba de estrés, que pueda reducir la ansiedad del viajero ofreciendo luz natural o facilidad de orientación. Además de comodidad, el arquitecto español ha buscado la estética a través de una imponente escultura de 77 toneladas y 78 metros de largo colocada en la entrada, obra del artista británico Richard Wilson. Sus curvas entrelazadas parecen describir las piruetas de un avión de papel en el aire.
Con un presupuesto de 2.500 millones de libras (3.000 millones de euros), la llamada Terminal de la Reina ha sido además ideada con fines ecológicos, ya que reduce las emisiones de dióxido de carbono en un 40% respecto a la antigua y hoy demolida T2, gracias a las aperturas de la cubierta a la luz del norte, que ilumina sin calentar, a las telas tensadas interiores, que difunden la luz, y al sistema de climatización geotérmico que caldea y ventila las instalaciones.
Heathrow busca desesperadamente con este gran proyecto fortalecer su liderazgo como aeropuerto de referencia y evitar ser eclipsado por otros como el de Dubái. El próximo 4 de junio, a las 17.35, los pasajeros procedentes de Chicago en un vuelo de United Airlines dispondrán del honor de inaugurar la nueva Terminal 2 y juzgar si realmente han percibido ese efecto de aeropuerto como punto icono de la ciudad.