El no-modelo de Barcelona

El no-modelo de Barcelona

Las políticas urbanísticas dividen a los arquitectos jefe de los alcaldes Clos, Hereu, Trias y Colau, en el debate organizado por AxA

Publicado en La Vanguardia el 19 de abril de 2023 | Oscar Muñoz | Foto Xavier Cervera

A poco más de un mes de las elecciones, cuatro arquitectos jefe del Ayuntamiento de Barcelona –Josep Antoni Acebillo (1999-2006), en la etapa de Joan Clos; Oriol Clos (2006-2011), con Jordi Hereu; Vicente Guallart (2011-2015), durante la alcaldía de Xavier Trias; y Xavier Matilla, desde el 2019, con Ada Colau– debatieron ayer sobre las políticas urbanísticas. En la sesión, organizada por Arquitectes per l’Arquitectura, en el marco del Año Domènech i Montaner, celebrada en el recinto modernista de Sant Pau y moderada por el periodista Llàtzer Moix, hubo pocos puntos de encuentro. De un modo u otro, todos aceptaron que no se puede hablar de un modelo de la capital catalana, aunque abogaron por que el Consistorio fruto del 28-M consensúe las prioridades para los próximos años.

La defensa de lo que se está haciendo correspondió a Matilla, que recordó los elementos, a su juicio, claves que motivan la transformación urbanística en curso. Son, detalló “la crisis climática, ambiental, que tiene que ver con la salud, y los nuevos retos de la ciudad multiescalar, como siendo de carácter global se articula en una escala local, de proximidad”. Las supermanzanas y los ejes verdes del Eixample responden a ambas cuestiones. Así, censuró que “el vehículo privado, que es el principal emisor de contaminación atmosférica y acústica, ocupe más del 60% del espacio cuando sólo representa el 20% de la movilidad y reivindicó el transporte público, desplazarse a pie y en bicicleta. No ir por esta senda, advirtió, “nos hará más pobres”. Y recordó que lo que se hace en Barcelona, de un modo u otro, se da en centenares de ciudades de todo el mundo.

Josep Acebillo, Oriol Clos, Vicente Guallart y Xavier Matilla abogan por un pacto político sobre urbanismo tras el 28-M

Para Guallart, el papel motor de la ecología no ha llegado como debería. “Lo que se hace es de baja intensidad y hace falta algo más estructural”, expuso. Para Barcelona, Collserola debe ser, desde su punto de vista, el principal punto de partida para “renaturalizar la ciudad y, en concreto, la ronda de Dalt, “el lugar adecuado para comenzar esta transformación”, una idea que ya planteó en su etapa en el Ayuntamiento. “Tenemos que mantener la poca industria que nos queda”, agregó, y apostó por combinarla con vivienda, como cuando había talleres por doquier. Al que fue arquitecto jefe de Trias le gustan las supermanzanas. El problema, dijo, es que en gran medida lo que se ahora se está haciendo es otra cosa. Aunque, dicho esto, afirmó que también los ejes verdes son de su agrado. Y, en concreto, el de Consell de Cent lo ve como una réplica, en horizontal, de Enric Granados.

Fue Clos quien cuestionó el uso de la palabra modelo. Y sus tres colegas no se lo discutieron. “Me parece equivocada, no sabemos que es”, dijo, muy crítico con el actual Ayuntamiento. Las dos crisis que afectan a Barcelona son, enfatizó, “la ambiental y la de la vivienda”. Las respuestas que se dan muestran, a su juicio, “confusión, desconcierto” e incluso “poca solvencia”. Discutir sobre Consell de Cent “nos despista”, avisó, porque es una obra que ya se está haciendo y hubiese tenido sentido debatirla antes. Eso sí, apuntó que “las calles no son para los coches ni para hacer parques, son un poco de todo”. Abogó por reducir el espacio del vehículo privado, pero hasta cierto punto. Por ejemplo, limitando a tres número de carriles incluyendo los de aparcamiento. Y apuntó algunas ubicaciones para la construcción de nuevas viviendas a gran escala: la plataforma del Fòrum, los edificios militares de la parte baja de la Rambla, el cuartel del Bruc, cerca del puerto..

“No hablaré de Consell de Cent –advirtió Acebillo–; está en los tribunales, he puesto una demanda penal porque hay actividad delictiva”. Para el arquitecto jefe de Joan Clos, hay “un diagnóstico equivocado” porque, entre otras razones, en el mundo hay un boom demográfico, las ciudades concentran cada vez más gente y precisan de más movimiento. Por tanto, alertó, “es casi esperpéntico oír que en la sociedad urbana del futuro la movilidad disminuirá”. Poner en el centro la bicicleta es, a su juicio, excluyente, porque deja fuera a muchos barceloneses mayores. En este sentido, auguró que pronto proliferarán otros vehículos “mecánicos personalizados” como lo han hecho los patinetes, que reclamarán su espacio. Así, prosiguió, “lo peor que podemos hacer es quitar carriles”. También quiso destacar algunas contradicciones del actual gobierno: “Estos señores defensores de la ecología –señaló– han hecho un túnel en Glòries que acaba contra dirección y no tiene salida a la Diagonal porque por allí irá un tranvía”. En cuanto a la vivienda aseguró que “sí que hay suelo, como en la Sagrera, donde podrían hacerse 15.000 o 20.000, o en la Zona Franca, con un gran potencial”. Y al final citó un informe de la Universidad de Harvard sobre “la gentrificación forzada para obtener réditos electorales”, con ejemplos en Boston y en Detroit. “No comparo nada –aclaró–. Sólo es un aviso para navegantes”.