En record d’Oriol Bohigas i Guardiola
Cuando estaba estudiando en la GSD de Harvard University tuve la suerte de conocer a Manuel de Solà-Morales, era el año 1963. Durante aquel tiempo como alumnos compartimos varias actividades organizadas por los estudiantes latinoamericanos y generamos una cordial amistad
Recuerdo este encuentro, porque en el año 1972 nos volvimos a encontrar en el Congreso de Arquitectura de Chile y tuve la oportunidad de conocer personalmente a Oriol Bohigas, que junto con Manuel eran los representantes de Barcelona.
Durante las actividades del Congreso se programó una visita a uno de los campamentos del MIR el movimiento revolucionario de pobladores urbanos que apoyaban el gobierno de Salvador Allende.
A las dos horas de estar en la visita, que era apasionante por el momento político que vivía Chile y donde estábamos conociendo de primera mano esta experiencia política, los encargados del autobús que nos había traído nos plantearon la vuelta a Santiago. Entonces apareció Oriol y dijo: «Ni hablar, nos quedamos porque esta experiencia es la más importante de este congreso».
Estuvimos unas cinco horas, incluso almorzamos con los vecinos que nos hablaron de sus planteos políticos y de su apoyo a la revolución.
Recuerdo que al volver al autobús había una fila de pobladores, firmes parados delante del mismo, y que habían impedido que el autobus pudiera moverse, Oriol y varios de nosotros saludamos uno por uno en agradecimiento por habernos permitido seguir con la visita y con esta experiencia inolvidable. Oriol como siempre había liderado la situación.
Esa amistad que había nacido en Chile, se mantuvo por varios años a la distancia entre Barcelona y Rosario. Durante este tiempo Oriol me mandaba regularmente la revista Arquitectura Bis una revista de opinión que ahora ya no existe, que me hacía estar informado de las últimas noticias de la arquitectura europea.
En 1976 se produce el golpe de estado en Argentina impulsado por Jorge Videla y como consecuencia del mismo me echaron de la facultad y de mi puesto en la Municipalidad de Rosario dos días después del pronunciamiento del golpe.
Viendo la situación crítica que vivíamos decidí salir de Argentina y vine a Barcelona. A mi llegada volví a encontrarme con Oriol y Manuel, quienes conociendo mi situación, no dudaron en ayudarme y me dieron un puesto de profesor en el Departamento de Urbanismo de la ETSAV.
Oriol, que era muy amigo de sus amigos, no dudó en darme esa oportunidad que me permitió ser docente hasta el año 2007, cuando me jubilé.
Recuerdo que Diane y yo nos encontramos con Oriol paseando por nuestro barrio de Gracia, junto al Centro Cívico La Sedeta. Estaba caminando y mirando al barrio y al encontrarnos nos preguntó «¿Cómo van las cosas en este barrio?» Había decidido volver a casa caminando para reconocer el estado de esta parte de la ciudad, sus calles, sus espacios públicos, un ejemplo de como su espíritu como arquitecto y urbanista, el que había reinventado Barcelona, no tenia descanso.
Yo le debo a Oriol la posibilidad de integrarme como arquitecto en Barcelona, pero también y sobretodo aprender a trabajar en la ciudad, empeñarme a hacer arquitectura que construye la ciudad, poniendo en valor la arquitectura cotidiana.
Oriol es una de esas personas que una vez que entra en tu vida, no se olvida jamás. Ahora que ya no está, más presente está.
Mario Corea
Diciembre 2021