CARTA A MOISÉS GALLEGO | MÀRIUS QUINTANA

Moisés,
Empezamos compartiendo aulas en la Escuela, tú eras más veterano y ya en esos años conciliabas familia, trabajo y estudios.
También compartimos muchas noches de estudio y sobretodo de dibujar cada curva de nivel, cada árbol, cada camino, de los planos de Urbanismo que nos pedían los profesores del LUB.
Después compartimos la alegría de ir al COAC a colegiarnos juntos el mismo día. Y los viajes a Castellterçol, donde ejercíamos tú de aparejador y yo de arquitecto municipal. Y redactando el primer y único Plan General que hemos hecho.
Siempre te recordaré hablando con el alcalde, con los vecinos y los propietarios en un catalán casi perfecto, pero cambiando al castellano para explicar tus aplaudidos chistes.
En esa época también compartimos mesas de proyectos y concursos en la calle Tavern.
Pasamos unos años alejados, pero pronto nos reencontramos compartiendo aulas en la Escuela. Esta vez durante 19 años, con los alumnos y los futuros arquitectos que tanto te han admirado por tu enorme poder de transmitirles tu fuerte pasión por la Arquitectura.
Siempre decías que la Escuela te lo había dado todo y que querías devolvérselo ejerciendo la mejor docencia posible.
Tus clases de los miércoles eran las más esperadas y aplaudidas. No tenías rival, por mucho que nos esforzábamos el resto de profesores preparando las clases que nos animabas a dar.
Guardo en el mejor estante de mi biblioteca las publicaciones de tus clases junto con tu PFC encuadernado que me regalaste con dedicatoria incluida. Sabias muy bien que los buenos recuerdos es mejor guardarlos también escritos.
Estos últimos años volvimos a compartir mesas de proyectos y concursos que prolongaban nuestra devoción por la Arquitectura y nuestra amistad.
También hemos compartido aviones, coches y minibuses visitando ciudades, ruinas y obras, … mesas de Navidad, mesas de restaurantes, largas sobremesas hablando de los concursos de Arquitectura que te invitaban de jurado …
Pero lo más importante de ti es que yo no soy el único que puedo explicar todo lo compartido. Somos muchos los que podemos explicar lo mismo.
Tu generosidad en compartir tus pasiones es lo que te hace único y entrañable.
Por eso Moisés, tu ausencia será enorme, pero tu recuerdo será inmenso.
Muchas gracias Moisés. Un fuerte abrazo.
Mario.
BCN. 2.09.20.