El cuate de los cascarones

El cuate de los cascarones

Una guía repasa el fascinante legado en México del arquitecto español Félix CandelaUna guía repasa el fascinante legado en México del arquitecto español Félix Candela

Publicado el 1 de agosto de 2014 en el PAIS

ANDRÉS FERNÁNDEZ RUBIO | Sus estructuras como cáscaras de huevo, pero en hormigón y con un mínimo espesor, le dieron la fama. El talento y el afán experimentador de Félix Candela, un arquitecto madrileño formado en la España de la República y abocado a un larguísimo exilio en febrero de 1939, quedan reflejados en la Guía Candela, publicada por la editorial Arquine y obra del arquitecto mexicano Juan Ignacio del Cueto.

Candela trabajó más de 30 años en México, entre 1939 y 1971, y casi 30 en Estados Unidos, entre 1971 y 1997, fecha de su fallecimiento. Es el nombre más conocido de los 25 arquitectos españoles que se exiliaron en México (unos 50 en toda Latinoamérica), y su labor allí estuvo enfocada en las estructuras laminares de hormigón armado (llamadas cascarones por su alabeada ligereza). A veces solo, o, en la mayoría de los casos, acompañado por los mejores arquitectos mexicanos, que acudían a él en busca de soluciones estructurales, Candela dejó una serie de obras que destacan por su imaginación, eficiencia y economía.

“Candela desarrolló una tecnología constructiva de origen europeo con la que alcanzó en México, su patria de adopción, las máximas cotas de calidad y expresividad, basándose en las ventajas estructurales que aporta la forma geométrica del paraboloide hiperbólico”, explica Juan Ignacio Del Cueto.

La planta embotelladora de Bacardí se considera como una de sus obras maestras (se encuentra en Ciudad de México junto a las oficinas de la compañía ronera proyectadas por Mies van der Rohe, la única obra del arquitecto alemán en Latinoamérica). Para Del Cueto, otros logros del arquitecto son, en Ciudad de México, la iglesia de la Medalla Milagrosa, la Bolsa de Valores y el restaurante Los Manantiales (un proyecto similar a la cubierta del restaurante L’Oceanogràfic de Valencia, obra póstuma de Candela), y la parroquia de San Felipe de Jesús en Palmira, en Cuernavaca.

La Guía Candela ofrece planos numerados para seguir la ruta, fotografías y los comentarios de Del Cueto, profesor universitario que se doctoró en Barcelona con la tesis Arquitectos españoles exiliados en México. “De los 25 que llegaron a México”, dice Del Cueto, “los que mayor transcendencia habían tenido en España fueron Francisco Azorín, Bernardo Giner de los Ríos, Tomás Bilbao, Roberto Fernández Balbuena y Emili Blanch”. Y añade que en México también destacaron Félix Candela, Ovidio Botella, Óscar Coll, Jesús Martí, José Caridad, Arturo Sáenz de la Calzada, Jaime Ramonell y Enrique Segarra, entre otros.

Otra gran aportación del exilio, añade Del Cueto, “fue la generación hispano-mexicana: aquellos niños que llegaron acompañando el éxodo de sus padres y se formaron en universidades mexicanas. Ahí se cuentan Antonio Peyrí Maciá (nieto de Francesc Maciá, el primer presidente de la Generalitat de Catalunya), José Luis Benlliure, Imanol Ordorika, Juan Antonio Tonda, Gerardo Martín y otros a los que consideramos arquitectos mexicanos nacidos en España”. Nombres que regaron su talento no solo con obras importantes, concluye Del Cueto, “sino que también tuvieron un destacado papel en las universidades formando a nuevas generaciones de arquitectos”.

Foto portada: EL PAIS | Parroquia de San Felipe de Jesús en palmira, en las Lomas de Cuernavaca (Guillermo Rossell de la Lama, Manuel Larrosa y Félix Candela).

Publicado el 1 de agosto de 2014 en el PAIS

ANDRÉS FERNÁNDEZ RUBIO | Sus estructuras como cáscaras de huevo, pero en hormigón y con un mínimo espesor, le dieron la fama. El talento y el afán experimentador de Félix Candela, un arquitecto madrileño formado en la España de la República y abocado a un larguísimo exilio en febrero de 1939, quedan reflejados en la Guía Candela, publicada por la editorial Arquine y obra del arquitecto mexicano Juan Ignacio del Cueto.

Candela trabajó más de 30 años en México, entre 1939 y 1971, y casi 30 en Estados Unidos, entre 1971 y 1997, fecha de su fallecimiento. Es el nombre más conocido de los 25 arquitectos españoles que se exiliaron en México (unos 50 en toda Latinoamérica), y su labor allí estuvo enfocada en las estructuras laminares de hormigón armado (llamadas cascarones por su alabeada ligereza). A veces solo, o, en la mayoría de los casos, acompañado por los mejores arquitectos mexicanos, que acudían a él en busca de soluciones estructurales, Candela dejó una serie de obras que destacan por su imaginación, eficiencia y economía.

“Candela desarrolló una tecnología constructiva de origen europeo con la que alcanzó en México, su patria de adopción, las máximas cotas de calidad y expresividad, basándose en las ventajas estructurales que aporta la forma geométrica del paraboloide hiperbólico”, explica Juan Ignacio Del Cueto.

La planta embotelladora de Bacardí se considera como una de sus obras maestras (se encuentra en Ciudad de México junto a las oficinas de la compañía ronera proyectadas por Mies van der Rohe, la única obra del arquitecto alemán en Latinoamérica). Para Del Cueto, otros logros del arquitecto son, en Ciudad de México, la iglesia de la Medalla Milagrosa, la Bolsa de Valores y el restaurante Los Manantiales (un proyecto similar a la cubierta del restaurante L’Oceanogràfic de Valencia, obra póstuma de Candela), y la parroquia de San Felipe de Jesús en Palmira, en Cuernavaca.

La Guía Candela ofrece planos numerados para seguir la ruta, fotografías y los comentarios de Del Cueto, profesor universitario que se doctoró en Barcelona con la tesis Arquitectos españoles exiliados en México. “De los 25 que llegaron a México”, dice Del Cueto, “los que mayor transcendencia habían tenido en España fueron Francisco Azorín, Bernardo Giner de los Ríos, Tomás Bilbao, Roberto Fernández Balbuena y Emili Blanch”. Y añade que en México también destacaron Félix Candela, Ovidio Botella, Óscar Coll, Jesús Martí, José Caridad, Arturo Sáenz de la Calzada, Jaime Ramonell y Enrique Segarra, entre otros.

Otra gran aportación del exilio, añade Del Cueto, “fue la generación hispano-mexicana: aquellos niños que llegaron acompañando el éxodo de sus padres y se formaron en universidades mexicanas. Ahí se cuentan Antonio Peyrí Maciá (nieto de Francesc Maciá, el primer presidente de la Generalitat de Catalunya), José Luis Benlliure, Imanol Ordorika, Juan Antonio Tonda, Gerardo Martín y otros a los que consideramos arquitectos mexicanos nacidos en España”. Nombres que regaron su talento no solo con obras importantes, concluye Del Cueto, “sino que también tuvieron un destacado papel en las universidades formando a nuevas generaciones de arquitectos”.

Foto portada: EL PAIS | Parroquia de San Felipe de Jesús en palmira, en las Lomas de Cuernavaca (Guillermo Rossell de la Lama, Manuel Larrosa y Félix Candela).