Roldán/Berengué (AxA) optaron, tras rehabilitar cuidadosamente los elementos originales, poner lo que de hecho es un nuevo edificio en el interior del preexistente
Publicat a La Vanguardia el 4 de gener de 2020
El recinto de Fabra i Coats cerró en el 2005 su última instalación industrial. Y, pocos años después, emprendió el proceso de transformación. Desde entonces ha dado nueva vida a sus viejas naves, en origen complejos textiles, como fábricas de creación y escuelas.Ahora acaba de entrar en la dimensión residencial con la entrega, el pasado 9 de diciembre, de las llaves de 46 viviendas sociales de 50 metros cuadrados, ubicadas en su nave G, de 100 metros de longitud, antiguo almacén de materias primas de Fabra i Coats.
Todo el recinto está protegido, y no se permitía alterar los edificios de ladrillo rojo ni sus estructuras metálicas. De manera que Roldán/Berengué, los autores de las 46 viviendas, optaron tras rehabilitar cuidadosamente los elementos originales y poner lo que de hecho es un nuevo edificio en el interior del preexistente. Cuadrar el programa residencial dentro del perímetro de la nave industrial ha obligado a los autores a una paciente labor de encajeyajuste. La acumulación de viviendas podría haber producido un volumen macizo, asfixiante. No ha sido así. Este riesgo se ha sorteado creando una gran plaza central, a partirde la cual se asciende por distintos tramos de escalera (que sobre planta trazan una diagonal quebrada), hacia los pasillos, paralelos a la fachada, en los que se alinean las entradas de las viviendas.Este espacio comunitario que da aire y luz a la obra, diluye en parte la potencial sensación de claustrofobia y es probablemente el mayor acierto del proyecto.
Los citados espacios comunes son algo más luminosos que los interiores de las viviendas, de planta rectangular y alargada, dividida longitudinalmente en una zona de dormitorios y otra de estar. Por lo demás, la obra presenta varias ventajas. Por ejemplo: el espacio intersticial entre el viejo y el nuevo edificio actúa como amortiguador térmico en invierno y en verano; la construcción de las viviendas en seco, con estructura de madera asentada sobre forjados preexistentes, permitiría su eventual desmontaje; la combinación del ladrillo, la madera y el blanco de los espacios comunes, que da calidez al conjunto; y, en general, el modo en que se engranan historia y contemporaneidad, sin renunciar a una ni a otra.
En el extremo oeste de esta nave, y ocupando una quinta parte de su superficie, el Ayuntamiento encargó a Roldán/Berengué un local para la Colla Castellera Jove de Barcelona. Básicamente, una sala de ensayos, marcada por una estructura exenta (y con sorpresas) que permite al cap de colla supervisar y corregir cómodamente, desde diversas alturas, la construcción de los tramos del castell. Es decir, una interesante incursión en una tipología arquitectónica de escasa tradición que remata esta nueva intervención en Fabra i Coats.